lunes, 10 de enero de 2011

Los costos por la falta de previsión y la improvisación

Editorial del Diario Clarín
La política de imprevisión e improvisación que se practica en las más diversas áreas de gobierno está teniendo crecientes costos de diverso tipo para la sociedad, como lo demuestran los casos de la energía, la emisión de moneda y la inseguridad.
Desde hace años se advierte que la oferta energética es insuficiente para abastecer la demanda y que para lograr ese propósito ha sido necesario importar combustible a costos elevados para los privados y para el Estado, así como restringir las exportaciones. En ambos casos implicó una considerable pérdida de divisas.

Las dificultades energéticas se deben a que la rentabilidad en la explotación petrolera y gasífera y en la distribución de electricidad no es suficiente como para incentivar las inversiones privadas necesarias para aumentar la oferta. Por otra parte, el Estado no compensó la falta de inversiones privadas con las propias. La principal causa de la insuficiencia de rentabilidad privada es el atraso tarifario eléctrico y en los precios de los combustibles.

A pesar de esta evidencia el Gobierno decidió y sigue manteniendo este esquema, con el argumento de que no quiere perjudicar a los consumidores. Sin embargo, ese perjuicio se manifiesta de diversas formas: directamente, con la escasez de combustible y energía que en numerosas oportunidades ha afectado a los consumidores domiciliarios y a las empresas, en este caso, con las consiguientes pérdidas de producción y de empleo y de aumentos de costos. Indirectamente se hace presente en las citadas erogaciones estatales y privadas de combustibles caros y por la pérdida de divisas.

Ante los cortes de energía de las últimas semanas, el Gobierno ha ratificado la política descripta, lo cual asegura la reiteración de los costos directos e indirectos apuntados.

Otra escasez anunciada es la de billetes y monedas. Cuando comenzaron a manifestarse los primeros síntomas de este problema, a fines de 2010, el Gobierno y el Banco Central sostuvieron que no existía y que el abastecimiento era suficiente. Sin embargo, se vio obligado a encargar de urgencia la impresión de billetes en Brasil y, aún así, no se pudo evitar la extensión de los casos de falta de billetes y monedas que está afectando a miles de personas y empresas en varios puntos del país.

El primer y el segundo caso aparecen unidos en el transporte ferroviario. La falta de monedas para dar el vuelto, llevó a los trabajadores de líneas de ferrocarril a suspender la venta de boletos, causando perjuicios a las empresas. Para solucionar el problema se propuso ajustar las tarifas de forma de reducir el uso de monedas, pero el Gobierno anunció que no autorizará una medida que podría verse como un aumento.

Queda finalmente el tema de la inseguridad. Negó su existencia por años, por lo cual no adoptó políticas destinadas a su tratamiento. Pero, ante la violenta ocupación de espacios públicos, el Gobierno lo asumió y envió gendarmes a la provincia de Buenos Aires. Sin embargo, poco tiempo después se supo que esto implicaría el retiro de efectivos destinados a custodiar el ferrocarril, lo cual dejaría desprotegidos a trabajadores y usuarios del servicio.

Si el problema de la inseguridad hubiera sido admitido hace años y se hubieran reforzado las fuerzas de seguridad y las políticas en la materia, se hubieran evitado delitos, destrucción de bienes públicos y privados y, lo que es más importante, la muerte de ciudadanos inocentes.

La falta de previsión y la improvisación en energía, emisión de billetes y seguridad, están teniendo costos privados y para el Estado. El atraso tarifario desalienta inversiones privadas, lo cual reduce la oferta de energía. Esto se cubre con importación de combustible y restricciones a su exportación. La insuficiente impresión de moneda, a pesar de las señales de escasez, hizo que esta última se agrave.

Comentario:
¿Quienes son los responsables de estas situaciones?. Parece que nadie se carga la "cruz" en su hombro.
Acaso no tienen cabeza...Afortunadamente, la soja sigue creciendo...
Pobre pais...

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