Hace más de un año, desde el rulo de la autopista 9 de Julio, cayeron kilos y kilos de limones y rollos de acero y planchas de aluminio, todo en un lapso de dos semanas. De milagro, y pese a que por debajo, en San Juan y 9 de Julio, cruzan miles de autos y peatones, no hubo heridos. Después de esta "lluvia" de cargamentos, el Gobierno porteño prohibió el tránsito pesado por este brazo que conecta la autopista 25 de Mayo con la 9 de Julio Sur, pero los camiones continúan pasando, tal como lo denunció Clarín el martes.
Ahora el Gobierno porteño anunció que el 2 de junio se llevará a cabo la apertura de los sobres con las ofertas para la construcción de una malla de protección que impediría la caída de objetos y mercaderías. Se trata de una suerte de pantalla de 160 metros de largo por casi 5 metros de alto que estará sujeta a las paredes de la curva por costillas metálicas, dispuestas cada dos metros. Desde el área de Seguridad Urbana consideran que será suficiente para sostener y contener las cargas que puedan desprenderse de los vehículos.
Tanto desde el Gobierno porteño, como desde AUSA -la empresa pública que administra las autopistas de la Ciudad-, coincidieron en que la caída de la mercadería estuvo potenciada por las altas velocidades de los camiones y al hecho de que las cargas estaban mal estibadas. Para que a la vista no quede como un muro de metal, esta prevista la colocación de luces de colores, tipo leds. Y toda la obra demandará tres meses de trabajos, según informó la Comuna. Aunque no pudieron precisar qué día comenzarán las tareas, ni cuál será el presupuesto o el peso que soportará la estructura. Pese a que después de la caída de los cargamentos se colocaron reductores de velocidad y altura, carteles con advertencias y hasta una guardia de agentes de control de tránsito que duró poco, los camiones continuaron utilizando el rulo.
El rulo de la autopista fue inaugurado en noviembre de 2007 y primero fue habilitado solo para el tránsito liviano. En enero de 2008 se autorizó la circulación de tránsito pesado y pocos meses después se dio el primer incidente, el de la caída de limones. En ese momento Clarín habló con José María Larocca, presidente de ATEC, la empresa que realizó la ingeniería del proyecto, quien consideró: "el tramo no tiene problemas estructurales, son modelos que se repiten en todas las autopistas del mundo. Pero si existe una incompatibilidad entre velocidad y carga, son un cóctel explosivo". Después de la caída de los rollos de acero y de las planchas metálicas, finalmente la Ciudad clausuró el rulo y le encargó un estudio a la Facultad de Ingeniería de la UBA para resolver el problema.
Fuente: Clarín.com
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