martes, 1 de julio de 2008

Gélida realidad pesquera

Un país, una región o una provincia y hasta un municipio pueden consolidar o incrementar los niveles de inversión directa de capitales nacionales o extranjeros aplicando determinadas políticas de atracción, tarea que resulta más sencilla cuando se poseen ventajas comparativas naturales.

La decisión de establecer un clima propicio para los negocios que permita la permanencia de las empresas ya radicadas o que se asienten nuevas debe contemplar la creación de un escenario de seguridad jurídica y previsibilidad que despeje cualquier duda sobre la conveniencia de invertir.
El gobierno de Chubut ha venido dando sobradas muestras de su interés por promover, tanto dentro como fuera del país, las riquezas naturales de su geografía y las buenas posibilidades de inversión que ofrece la provincia. Sin embargo, en estos días los chubutenses recibieron versiones, rumores o trascendidos sobre la posibilidad de que algunas empresas pesqueras patagónicas cambien de manos.

Sin duda se encontrará más de un posible comprador interesado en invertir en alguna de las empresas pesqueras más importantes de la Argentina en términos de cantidad de barcos y de permisos de pesca merluceros y de langostino, excelente inserción en los mercados internacionales, alta calidad de sus productos, posibilidades de incorporación de valor agregado, generación de empleo genuino, sanas económica y financieramente y radicadas en una de las regiones que más atraen por sus aguas libres de contaminación y la singularidad de sus recursos pesqueros.

Sin embargo, en el crítico escenario actual de la pesca, el gobernador Mario Das Neves deberá seguir batallando para revertir algunas condiciones objetivas que atentan contra la posibilidad que cualquiera de las ventas que se concreten, lo hagan de manera no traumática. En la tarea encontrará el acompañamiento seguro de los propios empresarios pesqueros, algunos posibles vendedores y otros esperanzados en cambiar esta gélida realidad.

También deberían apoyarlo los diversos sindicatos que participan del negocio de la pesca, garantizando una productividad laboral alta y calidad de la oferta de trabajo, factores que son tenidos en cuenta a la hora de decidir inversiones.

Las ventajas para hacer de Chubut y también de la Patagonia un buen destino para invertir son muchas y conocidas. Particularmente para incentivar las inversiones en pesca se debería poner el mayor esfuerzo en:
• Suprimir los derechos de exportación, verdaderos impuestos a los que se los llama “retenciones” que en el caso de la pesca no pueden justificarse con el argumento de una imposición por “beneficios extraordinarios” de ninguna clase.
• Restablecer los reintegros y los reembolsos por puertos patagónicos que reconocían la implacable verdad de los mayores costos de producción de la Patagonia.
• Cumplir en forma integral la Ley Federal de Pesca 24.922, promulgada el 6 de enero 1998, especialmente su artículo 27 y proceder al inmediato otorgamiento de las Cuotas Individuales de Captura a que obliga dicha ley en lugar de los “cupos” y las actuales “autorizaciones de captura”.
• Recuperar totalmente el Convenio de Administración Conjunta del Golfo de San Jorge que se extinguió inesperadamente, en 2005, después de 17 años de ininterrumpida vigencia, lo que causó a las pesqueras chubutenses y santacruceñas daños económicos de los que aún no se han recuperado. Hoy en día funciona otro Convenio que para empresas con tanto empleo, representa un 50% menos de pesca posible en Santa Cruz, en relación con lo vigente en los 17 años anteriores.
• Acordar y respetar un plan integral de recuperación de la merluza común, mejorando todo el sistema de controles para evitar que se superen las Capturas Máximas Permisibles.
• Establecer un sistema que otorgue racionalidad a la imposición de sanciones y multas para evitar que aparezcan multas por supuestas irregularidades cometidas 4 ó 5 años atrás.
• Rediseñar las características y requisitos para la asignación de licencias de pesca provinciales, que hoy siguen siendo provisionales, precarias, anuales y sujetas a inversiones reales en plantas en tierra y a empleos en relación de dependencia “para siempre” con imposibilidad real de rentabilidad independiente de la pesca de langostino.
• Erradicar de la Patagonia un ausentismo endémico del personal de elaboración de pescado en tierra, en algunos casos superior al 25%, con condiciones de trabajo que obligan prácticamente al pago de 100 sueldos, cuando trabajan un promedio de 75 personas.
• Combatir la competencia desleal de aquellas empresas pesqueras que pueden mantener miles de trabajadores en situación irregular.
• Determinar la situación de ilegalidad de una parte de la flota pesquera de merluza que no tiene permiso para pescar ese recurso.

La experiencia internacional exhibe muchos ejemplos de países que han logrado con esfuerzo y coherencia diseñar políticas integrales que cambiaron el rumbo de una actividad y transformaron una realidad para construir un futuro mejor. No parece imposible y estamos convencidos que valdrá la pena.

Fuente: PESCA & PUERTOS