martes, 27 de mayo de 2008

Piratería: un negocio millonario

La principal razón por la que se compra un producto pirata es porque es más barato que el original. En las calles de Bogotá, como en cualquier otra ciudad de Latinoamérica, es posible conseguir cualquier programa de computación por menos de US$5. Claro está que por ese precio la versión es una copia falsificada. Pero, según me dice Pedro Torres, un vendedor callejero de un populoso barrio de Bogotá, "eso es lo que menos le importa a la gente".

Mientras Pedro hace una venta, aprovecho para preguntarle a Camilo, de 25 años, quien observa con desconfianza ambas caras de un CD, si no se enfrenta al dilema ético de comprar o no comprar una copia falsificada del software.
"Si no lo compro aquí, no lo puedo comprar", expresa sin remordimientos Camilo, y agrega que "la piratería es consecuencia de los problemas económicos del país y no de la gente".

"Si tuviera el poder adquisitivo para comprar el original no me molestaría en venir hasta aquí para comprar una copia que no sé si va a funcionar o qué problemas me va a traer", asegura.

Según datos del Tercer Congreso Mundial sobre la Lucha contra la Falsificación y la Piratería, este mercado representa 8% del comercio mundial y significa un costo de unos US$100 mil millones de dólares al año para el comercio legal.

La historia se repite por igual en casi todos los rincones del planeta, donde millones de carteras, zapatos, prendas de vestir, el último CD que salió al mercado, la película de estreno, medicinas y un sinfín de productos falsificados se venden como pan caliente en el mercado negro y a un precio muy por debajo del original. Sin importar qué producto sea, cuántas horas de trabajo le haya tomado al que lo inventó y fabricó, y haciendo caso omiso a las leyes de "copyright" y patentes, el negocio de la piratería y la falsificación mueve millones al año en los mercados mundiales.

Según datos divulgados en el Tercer Congreso Mundial sobre la Lucha contra la Falsificación y la Piratería, celebrado recientemente en Ginebra, Suiza, este mercado representa 8% del comercio mundial y significa un costo de unos US$100.000 millones de dólares al año para el comercio legal. Los cigarrillos, los CDs, los DVDs, los textiles, juguetes y alimentos son, en ese orden, los productos más falsificados del mundo, según datos del Congreso estadounidense.

De acuerdo a cálculos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 25% de las medicinas que se consumen en los países en desarrollo son falsificadas. Por el bajo precio que se paga por un producto pirata no se puede esperar mucha calidad.
El combate de la falsificación y la piratería se ha convertido en una tarea ardua debido a que cada día se hace más difícil distinguir el producto falsificado del original.

Eso se debe fundamentalmente a los avances de la globalización y la tecnología, que han facilitado la tarea a los falsificadores. De los millones de contendedores que hay en movimiento en el mundo, apenas 3% pueden ser controlados, asegura la Organización Mundial de Aduanas (OMA), debido al fuerte volumen del comercio y la falta de recursos. Durante el congreso en Ginebra, países como China y Rusia estuvieron entre las naciones más señaladas por producir millones de productos falsificados al año.

Según datos de la Unión Europea, más de 80% de los productos confiscados en sus aduanas provienen de China. El país asiático es, según acusa Suiza, el productor número uno de piezas falsas de relojería. La Cámara de Comercio de Estados Unidos dice que China es responsable de más de 65% de las pérdidas de las firmas estadounidenses debido a derechos intelectuales robados.

La Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OECD) calcula que la piratería y la falsificación destruyen más de 200.000 puestos de trabajo en Europa y Estados Unidos. Pero como todas las cosas, el fenómeno tiene dos caras. En China, este comercio genera 40 millones de puestos de trabajo y representa entre 15% y 30% de la producción total del país.

Esto hace mucho más difícil la tarea de combatir este fenómeno que se ha transformado en un "crimen organizado", por lo que las naciones que participaron del Tercer Congreso Mundial sobre la Lucha contra la Falsificación y la Piratería recomiendan que se le dé el mismo apoyo que se le da al combate del terrorismo y la droga.

La OMA propone crear un grupo de trabajo formado por especialistas y agentes de aduanas capaces de identificar la falsificación de productos a nivel mundial. La propuesta incluye además la creación de una figura jurídica, por la cual el sector privado pueda solicitar la intervención de un organismo o ente regulador al detectar que han falsificado sus productos o ideas.

Pero lo más importante, dice la OMA, es crear conciencia social a nivel mundial. Es por eso que, la próxima vez, antes de comprar una película "pirateada" o cualquier otro producto falsificado, mejor piénselo dos veces.

Fuente: Mariana Martínez (BBC Mundo).