La dirigente K será embajadora en ese país. Y reflota una alianza que generó tensión con Gran Bretaña.
El Presidente Alberto Fernández con Alicia Castro, a principios de mes en la Casa Rosada.
Alicia Castro quiere "refundar" las relaciones con Rusia, adonde pronto viajará como embajadora de la Argentina. Es un cargo político que le llegó por sus lazos con la vicepresidenta Cristina Kirchner. En esa "refundación", Castro acaba de proponer una alianza con los rusos en el Atlántico Sur, que incluya a la Antártida, a las Islas Malvinas y a las otras islas en disputa de soberanía con el Reino Unido. Una estrategia que ya se buscó en el pasado y no funcionó.
"Espero refundar la relación con Rusia, prácticamente congelada durante los años de Mauricio Macri. Recuerdo como ejemplo un video ridículo donde el ex presidente le hablaba a Vladimir Putin de fútbol. Hay todo por hacer, es una relación que tiene una potencialidad extraordinaria en términos políticos, de diplomacia parlamentaria y cultural”, empezó diciendo Castro extenso reportaje con Página 12 sobre el fin de semana.
Ex azafata, ex militante de su gremio, ex embajadora en Venezuela y en Gran Bretaña durante el kirchnerismo, Castro recordó que Rusia es un socio estratégico que brega por un mundo multipolar; y en ese tren dijo que quería trabajar para que la Argentina se integre al grupo de los BRICS (Brasil, India, China y Sudáfrica), lo que parece más difícil ahora por el empequeñecido tamaño de la economía nacional.
Y hablando de los sectores en los que buscan socios los rusos (intervenir con vagones, locomotoras y helicópteros en las producciones de gas y petróleo, y el sector nuclear pacífico), contó: "Particularmente me interesa la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur donde Rusia podría cooperar en establecer un polo logístico antártico. Podría cooperar con el puerto, en una zona geoestratégica. Rusia es muy consciente de las potencialidades del Mar Argentino y de la Antártida".
Poco después de que Castro definiera sus objetivos, el embajador ruso en Argentina, Dmitry Feoktistov, viajó el viernes último a Ushuaia para recibir a unos veleros rusos que llegaron al puerto. Estuvo en el monumento a los caídos en la guerra por Malvinas de 1982, de esa ciudad. Y manifestándose "conmovido" sentenció: "La hora del colonialismo paso y los ingleses deben devolver las Islas a la Argentina".
No es la primera vez que un funcionario ruso se solidariza con la Argentina en el histórico reclamo nacional por Malvinas. El punto es que Moscú tiene una estrategia propia detrás de ello y es la de comparar la situación de Malvinas con la de Crimea, el territorio pro ruso que reclama Ucrania desde que Moscú la anexó a Rusia en 2014. Eso les costó a Moscú duras sanciones de Europa y Estados Unidos.
En su momento, bajo el gobierno de Cristina Kirchner, diversos funcionarios rusos comparaban las Malvinas y Crimea, cuando en realidad la situación no es la misma.
Rusia y Gran Bretaña son históricamente rivales, pero además los rusos coquetearon fuertemente con la Argentina al ofrecer vender aviones y otros equipos militares para que se patrulle el Atlántico Sur. Ello no sólo nunca avanzó sino que crispó los ánimos castrenses en Londres en un contexto de fuertes tensiones con la administración de Cristina, que envió a Castro de embajadora.
Los británicos impusieron a la Argentina en 2012 un embargo de armamento y equipos que continuó el de 1982.
La ahora designada embajadora en Moscú realizó su reportaje con Página 12 poco después de verse a solas con el presidente Alberto Fernández. Pero en Cancillería no cayó bien su autonomía al declarar también, por ejemplo, que el gobierno de Jair Bolsonaro era fruto de un "golpe de Estado" y que Brasil integra el grupo de países al "servicio de los Estados Unidos".
Por cierto, hoy, la alianza que se está conversando para el Atlántico Sur es con Latinoamérica, junto a Brasil y Uruguay, incluyendo a los chilenos cuyos reclamos en la Antártida coinciden con los de Argentina y Gran Bretaña
Al fin..., Una buena idea geoestrategica. Nuestro país debe si o si, apuntar a la multipolaridad del contexto mundial actual. Depender de occidente cuando la principal hipótesis de conflicto actual y futura es el mismo occidente es un error.
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