La flota española que pesca en la zona puede perder participación.
Trabajadores descargan pescado de un barco en Puerto Stanley, en las islas Malvinas.
La pesca del calamar patagónico en los caladeros norte y sur de Malvinas concluyó con la captura anual de aproximadamente 85 mil toneladas de Loligo con destino preferencial a la Unión Europea. Penguin News resalta que la temporada 2019 ha sido la de mejor rendimiento desde 1995 e informa que en la primera campaña del año, la zafra obtuvo más de 51 mil toneladas, 10 mil más que en el 2018. Más de medio centenar de barcos extranjeros operan en la captura del calamar loligo en las aguas circundantes al archipiélago.
La flota española que tiene el casi monopolio para la captura del calamar de Malvinas, está compuesta por 24 grandes arrastreros congeladores, la mayoría con base en Montevideo, y 19 de capital mixto español británico, con bandera isleña. Media docena de buques adicionales de última generación se encuentran en construcción en astilleros de Galicia para las islas. Dos nuevos barcos de altura se han sumado en el 2019. Un conjunto de aproximadamente 12 barcos españoles que pescan habitualmente en el Atlántico Norte (NAFO) se preparan, por inseguridad jurídica y falta de cuota, para hacerlo en el 2020 en Malvinas.
Un informe científico técnico de la UE ha señalado que España tras el Brexit y hasta tanto se negocie un acuerdo de pesca entre la UE y el Reino Unido, enfrenta el riesgo de perder la mitad de los ingresos pesqueros en Malvinas. También advierte que ese cálculo podría ser eventualmente mayor y hacer poco competitivo la pesca española en ese espacio marítimo a partir de la temporada 2021. Sobre esa base, la Cooperativa de Armadores de Vigo (ARVI) ha planteado la necesidad de recurrir a caladeros alternativos y en particular a una mayor asociación con Argentina en el marco del Memorándum de Entendimiento del 2018 y del acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea.
La reciente visita del Presidente de la Junta de Galicia a Buenos Aires obedecería en gran medida a ese propósito.
Era hora que los armadores españoles empezaran a pensar más en Argentina que en el Reino Unido para la pesca en el Atlántico Sur. En la zona económica facturan desde hace una década por más de 700 millones de dólares anuales. Los datos científicos destacan proyecciones sustentables de volúmenes de captura que podrían multiplicar los réditos pesqueros actuales en particular si se encaran estrategias conjuntas de gran altura en espacios marítimos más amplios.
En ese contexto, llegó el momento de acelerar la exploración de fórmulas con España que permita ampliar los márgenes de ventajas pesqueras mutuas incrementando la productividad pesquera industrial con mayor valor agregado, reforzando la colaboración en el Atlántico sudoccidental, incluso de investigación científica, y, simultáneamente, dando respuesta diplomática a comportamientos cuestionables por la falta de respeto de algunas empresas españolas a la ley 26383, por el abanderamiento de buques de sociedades españolas radicadas en Malvinas, la compra de licencias ilegítimas como por la indiscriminada pesca ilegal en la milla 201.
Para algunos, en los negocios no hay bandera. Nuestra "madre patria" afanando pesca en un mar reclamado por Argentina, los uruguayos, los traidores olvidados, dando puertos. Después sus gobiernos, o al menos algunos, se llenan la boca de hermandad latinoamericana y otras yerbas. Puras palabrerías que pierden sentido real a la hora de hacer "negocios".
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