El presidente argentino arribará cerca de la medianoche a Brasilia y horas más tarde protagonizará con Bolsonaro una vertiginosa agenda de trabajo que abordará la flexibilidad del Mercosur, la crisis en Venezuela, el comercio bilateral y la cooperación en seguridad, defensa y prevención de delitos trasnacionales.
Mauricio Macri y Jair Bolsonaro tienen la oportunidad de iniciar una nueva secuencia geopolítica en las relaciones diplomáticas entre Argentina y Brasil. No coinciden en todos los asuntos claves de la agenda global, pero asumen que ambos países pueden funcionar como bloque regional frente al inestable y complejo equilibrio del orden mundial.
En este sentido, los presidentes de Argentina y Brasil deberán tener la suficiente ductilidad diplomática para abrir un vía común que permita aggiornar al Mercosur, proponer una hoja de ruta para la crisis de Venezuela y establecer ciertas normas tarifarias que beneficien por igual a los dos socios más importantes del Mercosur.
Macri volará desde Chubut a Brasilia con una importante comitiva que integran Jorge Faurie, Dante Sica, Nicolás Dujovne, Patricia Bullrich, Germán Garavano y Jorge Aguad, y los secretarios Fulvio Pompeo, Horacio Reyser y Marisa Bircher. El presidente argentino hace un fuerte gesto político con el volumen de su delegación, y Bolsonaro no se ha quedado atrás: Macri es el primer mandatario que recibirá desde su llegada al Palacio del Planalto.
La diplomacia brasileña dispuso una agenda bilateral que permite descubrir los intereses geopolíticos del ex oficial del Ejército que ahora es jefe de Estado. A media mañana del miércoles, el canciller brasileño Ernesto Araújo se encontrará con Faurie en el Palacio Itamaraty. Aguad, Bullrich, Garavano y Pompeo serán recibidos por el general Fernando Azevedo, ministro de Defensa; Sergio Moro, ministro de Justicia, y el general Augusto Heleno, jefe de Gabinete de Seguridad Institucional. Mientras que Dujovne, Sica, Reyser y Bircher viajarán hasta las oficinas de Pablo Guedes, el ministro de Economía de Bolsonaro.
Cada una de estas reuniones bilaterales durará cerca de una hora y su importancia está en el factor humano. En cuarenta y cinco minutos es imposible mejorar la comunicación diplomática entre Buenos Aires y Brasilia, pero el contacto visual, el intercambio de ideas y el tiempo en común contribuye a promover las relaciones diplomáticas.
Faurie dialogará sobre el Mercosur y su eventual flexibilidad política y económica, mientras que Bullrich, Garavano, Aguad y Pompeo abordarán la porosidad de las fronteras comunes, la prevención de operaciones de narcotráfico y lavado que afectan a ambos estados y la cooperación judicial para reprimir actos de corrupción pública. A su turno, en el despacho del ministro Guedes, Dujovne, Sica, Reyser y Bircher plantearán sus perspectivas sobre el comercio exterior bilateral, la política común de aranceles y la posibilidad cerrar el acuerdo Mercosur-Unión Europea durante 2019.
Cuando estas tres audiencias terminen, todos los ministros y secretarios brasileños y argentinos serán trasladados al Palacio del Planalto, adonde Macri será recibido por Bolsonaro. Habrá una revisión de tropas, se izarán las banderas de Argentina y Brasil, se cantarán los himnos patrios y los fotógrafos cumplirán con los retratos oficiales. Después Macri y Bolsonaro, Faurie, Pompeo y el embajador argentino Carlos Magariños, y los ministros Araújo, Guedes y Heleno tomarán un ascensor hasta la Sala de Audiencias del Planalto para protagonizar la reunión más importante de la Cumbre de Brasilia.
Macri tiene la ventaja de sus tres años en la Casa Rosada y puede describir a Bolsonaro cómo el ejercicio del poder es una ciencia inexacta que causa zozobras personales, afecta el aparato digestivo y transforma la sonrisa presidencial en un hábito al borde de la extinción. El presidente está en condiciones de contar sus relaciones personales y diplomáticas con Donald Trump y Xi Jinping y avanzar en su perspectiva respecto a la crisis institucional que conmociona a Venezuela. Macri también desea hablar del Mercosur y su escasa flexibilidad para moverse en el actual sistema internacional.
Bolsonaro no tiene experiencia en audiencias bilaterales. Sin embargo, ciertos voceros del Planalto explicaron a Infobae que el presidente brasileño llega con mucha expectativa al encuentro con Macri. Aún no se definió si ambos mandatarios tendrán una reunión a solas, pero no debería sorprender que ese cónclave ocurra antes que terminé la jornada de trabajo en Brasilia.
Cuando den las 13, y tras la reunión ampliada de las dos delegaciones, los presidentes tienen previsto leer ante los medios una declaración consensuada y después almorzar junto a sus ministros, secretarios y voceros. Será el final de una jornada que puede quedar en la historia de América Latina. Todo dependerá de Macri y Bolsonaro.
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