En los próximos días el Presidente Macri dará a conocer cambios en el accionar de las FFAA, más enfocadas a la racionalidad administrativa que a modificaciones de fondo.
Luego de jornadas de tensión en la relación del poder político con la comunidad militar por motivos estrictamente salariales, que fueron superados luego de intensas conversaciones que tuvieron como protagonistas al Presidente de la Nación, al Ministro de Defensa Oscar Aguad y al Jefe del Estado Mayor Conjunto de las FFAA Teniente General VGM Bari del Valle Sosa, todo está listo para el anuncio de la primera etapa en la reformulación de las estructuras castrenses.
Si bien es cierto que desde hace meses el gobierno dejó trascender que trabajaba en un ambicioso plan de reformas profundas en las tres fuerzas armadas, lo que de momento está en condiciones de implementarse no alcanzará la magnitud de lo previsto puertas adentro y afuera de los cuarteles.
Los casi cien mil millones de pesos de presupuesto militar previstos para el corriente año, tal como viene ocurriendo desde hace varias décadas, escasamente alcanzan para el pago de salarios al personal militar y civil de las fuerzas, los gastos por servicios públicos, el racionamiento y el mantenimiento de estructuras edilicias. Muy poco es lo que queda en caja para el sostenimiento de los medios de combate, la compra de municiones y las operaciones militares en el terreno. Las horas de vuelo, la operación de la flota de mar y las salidas al terreno de los efectivos del Ejército, viene en franco descenso año tras año.
A modo de ejemplo, un oficial almirante que pasa a retiro con 40 años de servicio, llega a acumular un promedio de 100.000 millas navegadas, una cantidad equivalente a lo que la propia Armada exige a un oficial de la Marina Mercante para egresar de la escuela que lo forma como tal.
En este contexto, la reforma que se anunciará busca basicamente dos objetivos. Por un lado reasignar funciones a los distintos componentes de Tierra, Mar y Aire, de tal suerte de empeñar los recursos en tareas concretas que no solo contribuyan a reforzar la seguridad interior, sino que además eleven la moral de la tropa, ya que muchos oficiales y suboficiales jóvenes terminan abandonando las instituciones por falta de incentivo económico y profesional. Por el otro, racionalizar los gastos administrativos de funcionamiento, procediendo al cierre de unidades militares merced al reagrupamiento de personal aún de distintas fuerzas en destinos comunes.
Terrorismo y Narcotráfico
En plena etapa de formulación de las reformas prestas a poner en vigor, el gobierno ensayó el anuncio de una franca asignación de funciones directas en el área de seguridad al personal militar. El terrorismo y el narcotráfico fueron esgrimidas, entonces, como objetivos más que apetecibles para ser combatidos con el instrumento militar de la Nación.
Pero así planteado el tema, se generaron críticas en todo el arco político y social del país e incluso entre los mismos uniformados. La idea fue entonces reformulada, como también lo fue la que abonaba la idea de transferir personal militar a las fuerzas de seguridad de modo permanente.
Ante esta realidad, el empeñamiento militar en la seguridad interior, respetará los preceptos actualmente en vigencia, que limitan la participación castrense al apoyo logístico a las fuerzas de seguridad, sin entrar en ningún caso en contacto directo con bandas de delincuentes terroristas o narcotraficantes.
Con el casi inmediato despliegue de tropas de Ejército y Fuerza Aérea a la frontera norte, se liberarán a unos 1000 gendarmes para ser replegados a los núcleos urbanos más calientes. De mantenerse este criterio no será necesaria la reforma del llamado "Decreto Garre" (727/06) el cual limitó severamente el accionar de las FFAA.
Un aspecto importante de la nueva doctrina militar, será la asignación de recursos y personal especialmente entrenado, para la detección, seguimiento y prevención de las amenazas cibernéticas a los sistemas de seguridad nacional, defensa, energía, transportes y comunicaciones. Ya funciona en el ámbito del Estado Mayor Conjunto un comando específico para esta tarea, el que será reformulado y potenciado. Asimismo todas las represas y usinas del sistema interconectado de generación eléctrica serán controladas por el ejército, liberando recursos humanos de la Gendarmería Nacional, para el combate de la inseguridad urbana.
Fusión de unidades
En un marco de operatividad conjunta, unidades militares de las tres fuerzas serán reagrupadas generando racionalidad administrativa y fusión de funciones, no obstante quedó plenamente descartada la fusión de la Prefectura Naval con la Armada Argentina, de la misma manera la fuerza de seguridad marítima seguirá desplegada en las 200 millas marinas y en todos los ríos del país. Asimismo, y en virtud de haberse puesto en funcionamiento por parte la Prefectura Naval, un novedoso sistema de control del mar, no se descarta que se redefina el rol de la Armada en el control de la pesca ilegal, como así también las funciones de búsqueda y salvamento en accidentes marítimos. También está decidida la eliminación del Tribunal Administrativo de la Navegación que funciona en la esfera de la Armada, por carecer de sentido su funcionamiento.
Uno de los aspectos que más resquemores suscita entre los militares, es la decisión del poder político de producir una fuerte poda en la gran cantidad de inmuebles sub ocupados o destinados exclusivamente para vivienda de personal superior militar, al que por el cargo que ocupa, la fuerza a la que pertenece le asigna vivienda, personal de servicio y otros beneficios. Los temores al respecto radican en que sería deseable que el producido de estas ventas, se reinvierta en cada fuerza, pero la práctica indica que cada vez que esto ha sucedido, los fondos van a rentas generales y se diluyen en el gasto global del Estado. El Ministerio de Defensa ya tiene una lista detallada de los inmuebles afectados al patrimonio de la Marina el Ejército y la Aeronáutica y están valorizando los mismos.
Están en estudio medidas de incentivo para la permanencia del personal militar que por su especialidad, es tentado por la actividad comercial privada para abandonar las filas militares y migrar al área civil con tareas afines a su profesión.
Los más requeridos en la actualidad son los pilotos militares, que pueden quintuplicar sus ingresos mensuales volando en aerolíneas comerciales. En menor medida, los marinos del escalafón superficie tienen en la propia Armada abiertas las puertas para realizar cursos sin cargo y obtener sus habilitaciones como marinos mercantes. Mientras que para los primeros se considera la posibilidad de ampliar el tiempo mínimo obligatorio en servicio, para los segundos, el ministerio de Transporte tiene listo un proyecto de reglamento que limita severamente las transferencias de personal.
Queda pendiente también, el anuncio del plan de modernización de las fuerzas armadas, la adquisición de material de combate, y el retorno del país a las operaciones conjuntas con otros países de la región, lo que por ahora y en virtud de las restricciones en el gasto público, parecen medidas muy difíciles de implementar.
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