La agencia cultural llevaba años de fricciones con la Casa Blanca desde que aceptó a Palestina como Estado miembro; el gobierno de Netanyahu dijo que también planea abandonar el organismo.
Trump, ayer, junto Kirstjen Nielsen, nueva funcionaria en seguridad. Foto: LA NACION
WASHINGTON.- En un golpe al multilateralismo, el gobierno de Donald Trump decidió retirar a Estados Unidos de la Unesco, la agencia cultural de las Naciones Unidas, a la que acusó de tener un persistente "sesgo contra Israel", un aliado histórico y estratégico. Israel también dijo que planea abandonar la organización, que había desatado un fuerte malestar en Tel Aviv y Washington y había abierto una batalla diplomática al aceptar a Palestina como miembro pleno, seis años atrás.
"Es una pérdida para la Unesco. Es una pérdida para la familia de las Naciones Unidas. Es una pérdida para el multilateralismo", respondió la directora de la Unesco, la búlgara Irina Bokova, en un extenso comunicado difundido pocos minutos después del anuncio.
La retirada llega justo cuando la Unesco elige a un nuevo director general para suceder a Bokova, un puesto por el que pujan Francia, Qatar -enfrentado con Estados Unidos y las potencias árabes- y Egipto.
El Departamento de Estado dijo que la decisión no había sido tomada a la ligera y que reflejaba las "preocupaciones" en Washington por la situación financiera de la organización, la necesidad de una "reforma estructural" y "la persistencia de un sesgo en contra de Israel".
La Unesco y Estados Unidos habían comenzado a distanciarse en octubre de 2011, cuando Washington cortó el envío de fondos por una enmienda que le prohíbe al gobierno federal financiar a cualquier agencia de las Naciones Unidas que acepte a Palestina como Estado miembro.
El gobierno de Barack Obama intentó eliminar el veto, pero fracasó por la oposición republicana en el Congreso. La sequía de fondos sepultó a la Unesco en la peor crisis financiera de su historia. Washington aportaba casi uno de cada cuatro dólares que gastaba la organización.
La historia ya había mostrado otros cortocircuitos. Estados Unidos abandonó la Unesco en 1984, cuando Ronald Reagan, de una manera similar a Trump, la acusó de realizar una mala gestión financiera y de mantener un sesgo antiestadounidense. En 2003, George W. Bush revirtió esa decisión. La relación empeoró con la llegada a la Casa Blanca de Trump, un mandatario de instintos nacionalistas que ha criticado a las Naciones Unidas y la arquitectura multilateral.
El divorcio terminó de sellarse hace meses. Nikki Haley, embajadora de Estados Unidos ante las Naciones Unidas, había criticado con dureza la declaración de la Unesco, en julio pasado, de la ciudad vieja de Hebrón, en Cisjordania, como "patrimonio mundial palestino". Esa movida precipitó la salida. El centro espiritual de Hebrón es, como otros sitios históricos, un motivo de disputa: para los judíos es la "tumba de los patriarcas"; para los musulmanes, la "mezquita de Abraham".
La decisión había enfurecido al gobierno de Benjamin Netanyahu, encerrado desde hace años en una batalla diplomática con la Unesco, a la que había acusado de ser un brazo político y no una organización dedicada a la preservación de la cultura y la historia. Desde Nueva York, el gobierno israelí se mostró envalentonado por la decisión de Trump.
"Entramos en una nueva era en las Naciones Unidas, la era en que cuando se discrimine a Israel, habrá que asumir las consecuencias", señaló el embajador de Tel Aviv ante el organismo, Danny Danon.
Con todo, Estados Unidos expresó su deseo de continuar ligado a la organización cultural como un "Estado observador". El Departamento de Estado dijo que aspira a contribuir "con los puntos de vista, perspectivas y conocimientos de los Estados Unidos sobre algunos de los temas importantes que la organización ha emprendido, incluida la protección del patrimonio mundial, la defensa de las libertades de prensa y la promoción de la colaboración y la educación científica", indica el comunicado del Departamento de Estado.
"La universalidad es esencial para la misión de la Unesco, para construir la paz y la seguridad internacionales frente al odio y la violencia, con la defensa de los derechos humanos y de la dignidad humana", agregó Bokova.
La decisión llegó en un momento delicado: la Unesco elige a su nuevo director para reemplazar a Bokova, para muchos, una aliada del presidente ruso, Vladimir Putin. Bokova era la candidata mujer favorita para presidir las Naciones Unidas, pero perdió la elección frente al actual secretario general, António Guterres.
Tras dos días de votación secreta, los 58 países miembros del consejo ejecutivo sólo consiguieron designar a uno de los dos finalistas a suceder a Bokova, el qatarí Hamad bin Abdulaziz Al-Kawari. El otro lugar lo disputan la francesa Audrey Azoulay y el egipcio Moushira Khattab.
El adiós al multilateralismo
- Donald Trump nunca se mostró satisfecho con la participación de su país en los organismos y acuerdos multilaterales; ya se retiró de algunos y anunció su deseo de dejar otros
- En enero firmó una orden ejecutiva para retirarse del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP)
- En junio informó que su país se retirará del Acuerdo de París sobre el cambio climático
- Hoy anunciará cuál será la estrategia de la Casa Blanca sobre el acuerdo con Irán por su programa nuclear
- También amenazó con retirarse de la OTAN y el Nafta
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