(La Nación) - Voló 1000 km y cayó en el mar de Japón; analizan una respuesta militar
SEÚL.- En una nueva escalada en la crisis internacional con el régimen comunista y en abierto desafío a la comunidad internacional, Corea del Norte lanzó ayer otro misil balístico intercontinental, que recorrió 1000 km antes de caer en el mar de Japón.
El Pentágono fue el primero en informar sobre esta prueba de poderío norcoreano, pocas semanas después de que Pyongyang efectuara con éxito el primer disparo de un proyectil intercontinental capaz de alcanzar territorio estadounidense.
El lanzamiento tuvo lugar sobre las 14.45 GMT de ayer, indicó el vocero del Pentágono, capitán de navío Jeff Davis. "El misil fue lanzado desde Mup'yong-ni y tuvo una trayectoria de unos 1000 kilómetros antes de hundirse en el mar de Japón. Estamos trabajando con nuestros socios para entregar una evaluación más detallada", añadió.
Las fuerzas armadas de Corea del Sur y el primer ministro japonés, Shinzo Abe, también confirmaron el lanzamiento. En Seúl y Tokio, los gobiernos convocaron reuniones de sus consejos de seguridad nacional.
Militares norteamericanos y Corea del Sur habían advertido en los últimos días que Corea del Norte parecía prepararse para otra prueba de misiles, probablemente un misil balístico intercontinental (ICBM, por sus siglas en inglés), o un vector de rango intermedio.
En este contexto, Estados Unidos y Corea del Sur analizaban ayer "opciones de respuesta militar". El general Joe Dunford, jefe del estado mayor conjunto estadounidense, y el almirante Harry Harris, responsable del mando estadounidense en el Pacífico, hablaron con el general Lee Sun Jin, jefe del estado mayor conjunto surcoreano.
"Los tres jefes analizaron diversas opciones de respuesta militar", informó la oficina de Dunford en un comunicado.
Mientras tanto, militares estadounidenses se preparaban ayer para realizar otra prueba de un sistema de intercepción de misiles en Alaska, que podría realizarse hoy. La prueba del sistema de Defensa de Aérea de Alta Altitud Terminal (Thaad por sus siglas en inglés) estaba programada antes de conocerse el lanzamiento norcoreano de ayer.
Pyongyang provocó alarma mundial el 4 de julio cuando probó su primer ICBM, que según expertos podría llegar a Alaska. El líder norcoreano, Kim Jong-un, que personalmente supervisó ese lanzamiento en el día de la independencia de Estados Unidos, lo describió como un regalo a los "bastardos estadounidenses". Aquel disparo levantó tensiones en la región, enfrentando a Washington, Tokio y Seúl contra China, el último gran aliado de Pyongyang.
Después de la prueba, Estados Unidos presionó a la Organización de las Naciones Unidas para que adoptara medidas más duras contra Pyongyang.
En total, la ONU ha impuesto seis paquetes de sanciones a Corea del Norte desde que probó por primera vez un dispositivo atómico en 2006, pero dos resoluciones aprobadas el año pasado endurecieron significativamente estas medidas.
Hasta ahora, la estrategia de Estados Unidos, tanto del gobierno de Donald Trump como del de Barack Obama, no ha dado frutos.
A pesar de un fortalecimiento de las sanciones internacionales y la presión de la ONU sobre China, el principal aliado de Corea del Norte, el régimen de Kim ha continuado con sus programas militares balísticos y nucleares.
Esta semana, sin embargo, la embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Nikki Haley, informó avances en las conversaciones con China sobre la imposición de nuevas sanciones a Corea del Norte, definidas por ella como "muy serias".
Un días después del lanzamiento del misil intercontinental, Haley había dicho al Consejo de Seguridad que esperaba presentar en unos días nuevas medidas, como recortar el suministro de petróleo, prohibir la entrada de trabajadores de Corea del Norte así como la imposición de nuevas restricciones aéreas y marítimas a Pyongyang.
Agencias AFP, AP y Reuters
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