La revista estadounidense The National Interest recuerda en un artículo publicado este martes que, durante la Guerra Fría, EE.UU. y la antigua Unión Soviética lidiaban por el liderazgo mundial, aunque esta rivalidad quedara solo manifestada en guerras por procuración, a través de terceros países.
Ambas potencias estaban obsesionadas por saber qué forma tomaría una guerra directa. Sin embargo, con el fin de la Guerra Fría en 1991, se redujo la posibilidad de un conflicto entre Rusia y EE.UU. Sus enormes arsenales nucleares hacen además más improbable la guerra.
Sin embargo, los estrategas estadounidenses y rusos siguen evaluando la posibilidad de una guerra. Según el artículo, elaborado por el experto en temas militares Zachary Keck, en esa eventualidad hay cinco armas de las que dispone el Ejército estadounidense a las que a los rusos no le gustaría enfrentarse.
Submarinos con misiles balísticos de clase Ohio
El núcleo de la disuasión estratégica de EE.UU. es el submarino de misiles balísticos de clase Ohio, también denominado Trident, de propulsión nuclear y armado con ese tipo de proyectiles.
El equipamiento militar de este sumergible consiste en 24 misiles balísticos Trident II con 12.000 kilómetros de alcance cada uno. La Armada estadounidense tiene 18 submarinos de esta clase, que brindan “la capacidad de ataque nuclear más duradera y perdurable”.
Bombarderos furtivos B-2
Este tipo de bombarderos estratégicos forma parte de cualquier plan en una guerra con Rusia, puesto que su “mezcla revolucionaria de tecnologías de reducción de visibilidad con una alta eficacia aerodinámica y una gran carga útil da al B-2 importantes ventajas sobre otros bombarderos existentes”, como el B-52, subraya el texto.
Cazas F-22 Raptor
Según el medio estadounidense, el avión de caza de quinta generación F-22 Raptor reforzaría la primera línea de la batalla en la hipotética guerra con EE.UU. La aeronave “combina la tecnología furtiva con la supersónica; es bimotor, extremadamente maniobrable y de largo alcance”.
Escudo antimisiles
La gran mayoría de las armas nucleares de Rusia está montada sobre misiles balísticos, sobre todo de tipo tierra-tierra. Según The National Interest, es por esta razón que los sistemas de defensa antimisiles estadounidenses, como el Aegis Ashore, entre otros, se han convertido en una perspectiva desgarradora para el Kremlin.
Los aliados de EE.UU.
Por último, el artículo destaca a los aliados de EE.UU., como la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), como un factor que incrementaría la capacidad de Washington de vencer a Rusia en una confrontación.
A pesar de que EE.UU. ha estado criticando a los miembros de la Alianza Atlántica por no gastar lo suficiente en defensa, el presupuesto militar anual de ese bloque militar es tres veces mayor que el de Rusia.
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