Guerra Química es la guerra que usa las propiedades químicas tóxicas de sustancias químicas para matar, herir o incapacitar al enemigo. La guerra química es diferente del uso de armas convencionales o armas nucleares porque los efectos destructivos de las armas químicas no tienen ninguna fuerza explosiva.
El uso ofensivo de organismos vivos u otros productos tóxicos (como el carbunco o la toxina botulínica) no son considerados guerra química; sino que es llamado guerra biológica. Las armas químicas son clasificadas como armas de destrucción masiva por las Naciones Unidas, y su producción y almacenamiento fueron hechos ilegales por la convención de armas químicas de 1993. Sin embargo, evidentemente, se siguen usando.
Los gases más poderosos que se conocen son los que suelen ser clasificados como "vesicantes, paralizantes e incapacitantes".
El empleo de sustancias tóxicas en la guerra había sido prohibido por la Conferencia de la Haya en 1899, sin embargo, cuando los frentes se estabilizaron, los alemanes, que tenían una industria química muy desarrollada, pensaron en este tipo de armas como una solución para acabar con la guerra de trincheras.
A las 4 de la tarde del 22/04/1915 en el frente de Ypres en Bélgica, aprovechando el viento favorable, los alemanes abrieron unos recipientes cilíndricos de cloro y una nube tóxica se dirigió hacia las líneas francesas. La sorpresa y el pánico fueron totales. Tras sucesivos ataques, los alemanes consiguieron en unos días avanzar 16 kilómetros. El 1er. ataque causó 20.000 bajas, 5.000 de ellas fatales.
La respuesta inglesa apareció 6 meses más tarde.
La industria química y armamentística inició la producción de nuevos gases (fosgeno, bromuro de xileno, arsénico, ácido cianhídrico...). El repertorio del horror tóxico se fue ampliando. Los gases empezaron a lanzarse en bombas de artillería para evitar que un repentino cambio del viento hiciera que las propias tropas murieron asfixiadas. Los ejércitos desarrollaron sistemas de defensa y alarma. Los soldados tuvieron que proveerse de máscaras anti-gas, dando lugar a una de las múltiples imágenes siniestras de la Gran Guerra.
Cuando terminó el conflicto, los gases tóxicos habían causado 1.300.000 bajas, de las cuales 92.000 habían sido fatales.
Equipo de fútbol británico en Francia, con máscaras antigas en plena 1ra. Guerra Mundial. BIBLIOTECA NACIONAL DE FRANCIA
Alberto Rojas escribió en El Mundo madrileño: "La muerte llegó con un silbido. Eran las 17:00 del 22 de abril de 1915. Los meteorólogos militares determinaron la fuerza y la dirección del viento y dieron la orden de abrir el gas, que salió por las bocas de miles de tubos y viajó de trinchera a trinchera en forma de nube verdosa en medio del campo de batalla. Primero murieron las ratas y los pájaros. Después, los hombres y los caballos comenzaron a asfixiarse.
El ejército francés entró en pánico y huyó de sus posiciones cerca de Ypres, dejando una cicatriz sin vida de diez kilómetros de largo en las líneas aliadas. Los alemanes, lejos de alegrarse por su victoria sin disparar un solo tiro, se negaron a ocupar la zona abandonada por miedo al gas venenoso.
El arma química irrumpía con terror en la guerra moderna. El cloro, la primera gran arma química de origen industrial, facilitado por el fabricante IG Farben -que lo usaba para el tinte de prendas de vestir- fue tan efectivo durante la Gran Guerra que aún se utiliza. Concretamente, por el régimen de Bashar Asad para gasear a la población civil de Jan Shijun.
Tras algunos experimentos más o menos mitificados de la Antigüedad, tal como las hogueras de alquitrán y azufre de los espartanos frente a las murallas de Atenas en la guerra del Peloponeso, la 1ra. Guerra Mundial marca un momento decisivo en el uso de estos venenos. El gas mostaza, la estrella de la guerra química, pesaba más que el aire y se extendía como un líquido entre los pies de los soldados hasta que empezaba a evaporarse. Las quemaduras que provocaba eran atroces, así como los daños a los ojos, los pulmones y otros órganos internos. La piel enrojecía y se llenaba de grandes ampollas.
En 1925, la 3ra. Convención de Ginebra prohibió el gas venenoso en una declaración que afirmaba: "El uso en guerra de gases asfixiantes, venenosos o de otro tipo, y de todos los líquidos, materiales o dispositivos análogos, han sido justamente condenados por la opinión pública del mundo civilizado".
En los años posteriores, varios países usaron estas armas de manera industrial: los británicos en Irak en 1920, el Ejército español en la guerra del Rif (1925), los italianos en la invasión de Etiopía (1935) y los japoneses en China (1941).
Uno de los heridos más célebres por este gas fue el propio Adolf Hitler, soldado de primera durante la Gran Guerra. Los biógrafos de Hitler sostienen que los daños que sufrió como soldado en la Gran Guerra le convencieron de no volver a recurrir a esos terrores químicos en la 2da. La realidad es que el Ejército alemán desarrolló agentes nerviosos como el gas sarín, también usado por Bashar Asad en Siria, el tabun y el soman. Si no los usaron, fue porque los servicios secretos pensaban que los aliados también los conocían y podían usarlos contra la población del Tercer Reich.
En cambio, no les importó incorporar a la llamada "solución final" el pesticida Zyclon B para culminar al genocidio nazi. Curiosamente, el hombre que lo creó en 1934, el judío alemán Fritz Haber, murió por los efectos de ese tóxico en las cámaras de gas.
Durante la Guerra Fría, USA usó el potente herbicida Agente Naranja para deforestar la selva de Vietnam, Camboya y Laos, que permitía esconderse a la guerrilla del Vietcong. Esta forma de guerra química mató a 400.000 personas, mientras que más de 500.000 niños nacidos más tarde han sufrido graves malformaciones por sus efectos duraderos. Entre 1962 y 1971, la aviación roció 76 millones de litros en el 20% de la superficie total de Vietnam.
Los egipcios usaron armas químicas contra los monárquicos yemenistas, desde 1963 hasta 1967.
En la guerra de Irán-Irak, Sadam Hussein y el general Ali Hassan al-Mayid, más conocido como Ali el Químico, recurrieron al uso del gas mostaza, similar al de la 1ra. Guerra Mundial, así como el gas sarín, tabun y VX, para provocar una matanza en Halabja, controlada en aquel momento por población kurda aliada de Teherán.
En la guerra de Siria se han usado este tipo de armas en varias ocasiones. Existen evidencias de ataques en Alepo (marzo de 2013, con 26 muertos), en Damasco (abril de 2013). El 21/08/2013, un bombardeo con gas sarín provocó 1.400 muertos en la localidad de Guta. El presidente sirio, Bashar Asad, ha negado siempre su responsabilidad en estos ataques pese a las evidencias tangibles del uso de su arsenal químico."
Pasado y presente de las armas químicas.
2017
Actualmente, todas las grandes potencias poseen armas enteramente silenciosas en sus arsenales: armas químicas (gases venenosos y compuestos tóxicos) y biológicas (gérmenes de enfermedades).
Como consecuencia del acelerado progreso de los conocimientos químicos que tuvo lugar en la segunda mitad de siglo XIX, la "guerra silenciosa" se convirtió en una posibilidad amenazadora.
Las armas químicas más débiles son los "gases lacrimógenos" o "agentes antimanifestaciones"; entre los más utilizados figuran el CN y el CS (siglas del código militar estadounidense).- El CN fue producido por primera vez en 1918, en los EEUU, para ser usados en combate.- El CS fue desarrollado en 1929, pero sus posibilidades como agente antimanifestaciones sólo fueron comprendidas a partir de la década de 1950.- El CS es menos tóxico que el CN, y por esa razón lo ha reemplazado ventajosamente.-
Es suficiente una pequeña cantidad de CS para provocar sensación de ardor en los ojos, lagrimeo abundante, dificultades para respirar, opresión en el pecho, náuseas, deseos de vomitar, secreción nasal y cierre involuntarios de los párpados.-
Si bien en las manifestaciones callejeras, el CS no ha causado ninguna víctima fatal, no cabe duda que su presencia en lugares cerrados puede causar la muerte.
Los gases "vomitivos" causan efectos más graves.- Uno de esos gases, el DM, fue preparado durante la Primera Guerra Mundial.- Sus efectos son semejantes a los causados por el CS, pero más graves, y pueden persistir por más de 20 minutos después que la víctima lo haya inhalado.- Aún más irritantes y tóxicos son los "agentes urticantes", llamados así porque los individuos afectados tienen la sensación de haber sido flagelados con hojas de hortiga.- Estos gases combinan sus efectos irritantes con una elevada toxicidad.
Igualmente terribles son los "agentes asfixiantes", en general gases letales que actúan a través de los pulmones.- Sus efectos iniciales son semejantes a la de los gases antimanifestaciones y vomitivos, pero después de períodos de aparente recuperación aparecen los efectos fatales.- La inhalación de "fosgeno" (gas muy irritante, mezcla de cloro y óxido de carbono) hace que el fluido sanguíneo penetre en os pulmones cubriendo la delicada membrana que permite la absorción de oxígeno por parte de los alvéolos; como consecuencia de ello, la víctima no recibe su dosis de oxígeno.- Por otra parte la pérdida de plasma vuelve la sangre más concentrada, lo que obliga al corazón a hacer mayores esfuerzos para bombearla.- Como precisamente en ese momento está faltando el oxígeno, la muerte se produce o por asfixia o por colapso cardíaco.
La foto es de 2013: Víctimas de un ataque con armas químicas en Siria.
Los gases más poderosos que se conocen son los que suelen ser clasificados como "vesicantes, paralizantes e incapacitantes".
Los "vesicantes" producen pústulas sumamente dolorosas que pueden alcanzar varios centímetros de diámetro.- El ejemplo más conocido es el "gas de mostaza" (que nada tiene que ver con la mostaza comestible), denominado "rey de los gases".- Algunos de sus efectos se asemejan a los que produce el "fosgeno" en los pulmones.- Además causa lesiones oculares tan graves que muchas veces producen la ceguera.- Todas las áreas delicadas de la nariz, de la garganta y de los pulmones se ven gravemente afectadas, y su acción sobre el sistema reproductor de las células sanguíneas llega a causar la muerte.- Lo peor es que puede ser absorbido por la piel.-
Los agentes "paralizantes", llamados también "gases nerviosos", son los más violentos.- De 20 a 100 veces más tóxicos que cualquier otra química.- Hay dos tipos: los G y los V.- Los primeros, GA (tabun), GB (sarín) y GD (soman), descubiertos por los alemanes, hasta el menos poderoso de ellos es capaz de causar la muerte con una sola inhalación.- Los agentes V fueron desarrollados por los ingleses: son 300 veces más mortíferos que el "gas de mostaza".- Una gota tan pequeña que resulte invisible a simple vista, puede matar fácilmente a un hombre.
Los "paralizantes" afectan los nervios que controlan los músculos e inhiben las enzimas orgánicas que eliminan las sustancias formadas por los impulsos nerviosos.- Como los agentes V actúan también a través de la piel, el uso aislado de máscara antigás no ofrece protección suficiente.- Para evitar sus efectos es necesario cubrir todo el cuerpo con ropa especialmente creada para ello.- Finalmente los agentes "incapacitantes" pueden ser divididos en dos especies: físicos y psico-químicos.- Los físicos, dejan a la víctima temporariamente indefensa.- Los psico-químicos producen alucinaciones o furia maníaca.- Como no actúan a través de la piel, resulta relativamente fácil de protegerse de ellos.
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