Por Diego Cabot - LA NACION
Dejará de dar comida en los vuelos de cabotaje de menos de dos horas; quitó las comisiones a las agencias de viajes y lanzará en pocos meses un sistema de remates de asientos en clase ejecutiva.
Isela Costantini, presidenta de Aerolíneas, en un reciente encuentro con la prensa. Foto: Archivo.
Faltan 20 días para una audiencia que será la línea de partida de varias empresas aéreas que quieren empezar a volar en la Argentina. El mercado aerocomercial no será el mismo desde entonces.
Con ese horizonte, Aerolíneas Argentinas , la líder, por lejos, del cabotaje en el país, empezó a prepararse para la competencia más importante de los últimos años. El anuncio fue ayer y se podría resumir en algunos puntos más visibles y otros menos. Entre los primeros están la eliminación de los servicios de comida a bordo. Ya no habrá vianda de ningún tipo para vuelos de cabotaje de menos de dos horas. Otros, quizá más importantes en cuanto al peso en la cuenta de ingresos y egresos, tienen que ver con la comercialización, e incluyen la eliminación de las comisiones que cobran actualmente las agencias de viajes.
Las novedades fueron el motivo de una rueda de prensa que dieron ayer por la tarde el director Comercial, Diego García, y la directora de Relaciones Institucionales, Felicitas Castrillón.
Tienen razón aquellos que digan que eran servicios que antes estaban incluidos por el mismo precio que ahora. También quienes sostienen que es el camino de gran parte de las empresas aéreas del mundo. "Son cambios para lograr mayor productividad en la operación, en un mercado que va a ser distinto. Algunas modificaciones se van a empezar a ver a principios de año, otras, en el curso de los primeros meses", dijo García.
Además de las modificaciones en la dieta del pasajero, en la empresa consideran que la relación con sus usuarios ha mejorado. Pero ahí apuntan varios de los cambios que se vienen. "La aplicación de Aerolíneas.com va a renovarse totalmente; por caso, se podrá comprar un pasaje con un solo clic y desde el teléfono, un servicio que tienen la mayoría de las líneas aéreas, pero que Aerolíneas aún no ofrece", comentó el ejecutivo.
Aerolíneas apuesta, claro está, a la venta on line. "Bajamos la cantidad de pasos para comprar un pasaje. Antes había que hacer 11 clics, ahora seis", comentó Castrillón. Pero las novedades digitales no se quedan ahí.
Desde marzo del año próximo, la empresa pondrá a remate varios servicios 48 horas antes de cada vuelo. Un pasajero, por ejemplo, podrá ofrecer un precio para subir su billete de categoría económica a primera. Si es la mejor oferta, se llevará el beneficio.
La innovación tiene una intención solapada. O no tanto, en realidad. En la empresa tienen conciencia de que gran parte de los asientos de la clase ejecutiva se llenan con favores de empleados jerárquicos de la empresa. Dicho de otra forma, por pasajeros que en definitiva no pagan su boleto.
Ofrecerlos al mejor postor, entonces, es una forma de ocuparlos a cambio de dinero. La caja de la empresa está contenta, varios gremios, no tanto. Además, se podrán comprar los asientos de filas de emergencia, que tienen más espacio, y hasta poner algunos dólares para que el asiento vecino esté vacío. "Entre los ahorros y los ingresos por este tipo de cosas tendremos una mejora de alrededor de 12 millones de dólares", comentó García.
Todos estos cambios tienen un horizonte: bajar la dependencia de los subsidios estatales. El balance de la empresa cerrará este año con un déficit de unos US$ 401 millones.
"Enfrentamos un año que será altamente competitivo y con grandes desafíos, y de esta manera buscamos darle fortaleza a nuestro objetivo de lograr reducir el déficit de la empresa. Este año lo logramos bajando de un promedio de 678 millones de dólares anuales en la gestión anterior, a 401 millones, con sólo 300 millones recibidos de subsidio por parte del Gobierno", indicó el director del área Comercial.
En la empresa hacen números y se ilusionan con que para 2017 serán necesarios US$ 168 millones de auxilio estatal. Pero también saben que para hacerlo habrá que dar algunas batallas, que, por ahora, se aplazaron con dinero.
Del editor: ¿cómo sigue? La empresa estatal hace equilibrio entre la imposibilidad de bajar costos salariales y la necesidad de adaptarse
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