lunes, 14 de noviembre de 2016

Trump y Putin, dos líderes con visiones similares, pero intereses contrapuestos

PutinPor Luisa Corradini - LA NACION
PARIS.- La futura presidencia de Donald Trump tal vez sea el acontecimiento menos predecible de la historia contemporánea. Pero una cosa es segura: el gigantesco cambio que se perfila en las relaciones entre Estados Unidos y Rusia podría reconfigurar el mapa estratégico global.

Por el momento, esas relaciones entre las dos superpotencias son las peores desde el fin de la Guerra Fría. Las sucesivas crisis en Georgia, Siria y Ucrania las colocaron en una trayectoria de colisión.

Putin.
La victoria de Hillary Clinton sin duda habría reforzado esa rivalidad. Todos sabían que la candidata demócrata optaría por armar a Ucrania y desafiar la estrategia del Kremlin tanto en Europa como en Medio Oriente. Situándose a varias leguas de esa posición, y sin ser demasiado específico, Trump declaró durante la campaña su intención de "reset" (redefinir) esas relaciones bilaterales. La posible orientación de esos cambios eriza la piel de muchos aliados de Washington y colma de beneplácito al presidente ruso, Vladimir Putin .

"Rusia trabajará con el presidente norteamericano que sea", precisó Putin la noche de la elección. "Porque Estados Unidos es la única superpotencia en el mundo", agregó. El líder del Kremlin está dispuesto a restablecer lazos de amistad, pero en términos de auténtica relación de fuerzas: "Rusia no acepta que le digan cómo debe vivir", advirtió.

Teniendo en cuenta la personalidad de uno y de otro, es difícil imaginar cómo será la relación entre el líder ruso y el futuro ocupante de la Casa Blanca. "Nadie debería hacerse muchas ilusiones: la convivencia entre dos machos alfa nunca termina bien", advierte el especialista francés en estrategia Pascal Boniface.

En Occidente, donde Putin es demonizado, los medios progresistas describen a Trump como el "Putin estadounidense". Es verdad: ambos son gallos de riña que usan un discurso totalmente desacomplejado, son defensores de la familia pero se divorciaron, se declaran conservadores y ultranacionalistas. "Make America great again", dice uno. El otro quiere "restablecer la grandeza de Rusia".

Putin y Trump son dos animales políticos que pretenden retomar el pragmatismo en política extranjera. Mediante el diálogo bilateral, pero también por la fuerza si es necesario. El problema reside en que, si bien sus visiones del mundo los acercan, sus intereses recíprocos los alejan.

Ambos hombres divergen incluso en lo físico. Uno es grande, telegénico y tribuno de la plebe nacido en una familia de empresarios neoyorquinos. Ex animador de televisión, Trump se suelta en escena y pone a la gente de su lado gracias al humor. 

El jefe de Estado ruso es pequeño, tieso y de mirada inquieta. Tiene la experiencia, la ironía y el sarcasmo de un hombre taimado y sin muchas esperanzas.

Objetivamente, Estados Unidos y Rusia tienen muchos intereses en común. Pacificar Medio Oriente y deshacerse del islamismo radical, antes que nada. Después tendrán que contener los apetitos de Turquía y la emergencia de China. Si Estados Unidos quiere seguir siendo la única superpotencia mundial, necesitará la ayuda de Rusia. Esa alianza estratégica tropezó hace tiempo en Europa del Este y Asia Central.

"Las asignaturas pendientes entre Washington y Moscú son muchas", afirma Boniface. "Por esa razón, no es nada seguro que el primer encuentro entre ambos hombres produzca ese tan anunciado coup de foudre."

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