lunes, 26 de septiembre de 2016

Plan anticrisis: el Gobierno quiere que casas, comercios e industrias generen su propia electricidad

(iProfesional.com) -  Provincias como Santa Fe, Neuquén, Salta, Mendoza y Misiones ya están impulsando iniciativas pero de manera limitada. El macrismo apuesta a extender el modelo a nivel nacional. El objetivo es que los excedentes se deriven a la red de suministro eléctrico
Un esquema que comenzó en Europa y, poco a poco, va tomando fuerza en Latinoamérica, está a un paso de convertirse en realidad en la Argentina. El Gobierno apuesta a que los usuarios residenciales, así como comercios e industrias, generen su propia energía eléctrica y que los excedentes puedan ser derivados a la red general de suministro. 

Para dar curso a esta iniciativa, que implica un verdadero cambio de paradigma, el oficialismo planea impulsar una ley que facilite a los hogares a contar con un sistema de energía renovable. 

Reglamentar una nueva normativa con esta índole es una de las prioridades del Poder Ejecutivo, sobre todo ahora que ya lanzó con éxito una licitación por 1.000 MW para la construcción de grandes centrales. De aprobarse el marco regulatorio, próximamente los argentinos podrán utilizar sistemas de energía solar fotovoltaica y otras fuentes limpias para auto consumo. Lo novedoso del plan es que las personas podrán vender los excedentes de energía eléctrica a las distribuidoras zonales con tarifas más interesantes que las que se manejan hoy en día. 

Puntapié inicial

Si bien para muchos podrá resultar una película de ciencia ficción, actualmente hay cinco provincias que están trabajando con un esquema similar, aunque a escala limitada: Santa Fe, Neuquén, Salta, Mendoza y Misiones.

Santa Fe había dado los primeros pasos pero, por la falta de estímulos, menos de diez usuarios se conectaron a la red hasta el momento.

En Salta se aprobó el régimen a principios de año y ya en julio se llevó a cabo la primera instalación de un equipo de energía renovable a red bajo la Ley 7.824 de Balance Neto. Se trata de un sistema fotovoltaico de 5,5 kWp en el edificio Terra Village, Complejo Parque Norte, emplazado en Salta capital. 

Otras provincias, como Córdoba, Entre Ríos, San Luis y Jujuy, esperan contar con el marco regulatorio antes de concluir 2016.

“Trabajaremos intensamente para que antes de fin de año se pueda tener la reglamentación”, confió Claudio Puértolas, director general de Desarrollo Energético de Córdoba. Sin embargo, el desafío del Gobierno nacional es extenderlo a todo el país pero con mayores estímulos financieros para ganar en escala. 

En lo que respecta a energías renovables, la geografía nacional fue tocada por la “varita mágica”: la región Norte presenta gran potencial para el desarrollo de la energía solar; Patagonia, Centro y Cuyo, eólica; Centro y Noreste, principalmente biomasa.

Aprovechar este gran recurso -aplicando las nuevas tecnologías- es la carta que se propone jugar el Ministerio de Energía y Minería, que dirige Juan José Aranguren.

Una vez en marcha, el usuario que obtenga sobrantes a través de un equipo de energía limpia en el hogar o en su empresa, estará habilitado para despacharla a la distribuidora.  Aunque todavía es tema de discusión el valor del kilowatt, el interés oficial es que el importe recibido sea lo suficientemente atractivo como para promover este tipo de iniciativas. 

En definitiva, el objetivo es que la inversión en paneles o aerogeneradores de baja potencia se pueda recuperar en un plazo menor a los cinco años, motorizando la industria local y el desarrollo de las economías regionales.

Según informan los proveedores locales, los módulos de energía solar capaces de suministrar a una vivienda con demanda tipo cuestan actualmente cerca de $90.000. Esta cuenta incluye las baterías para acumulación que permiten el funcionamiento de los artefactos y electrodomésticos durante la noche. A valores de hoy, por el nivel de subsidios del Estado Nacional que todavía están impactan en la factura de electricidad convencional, todavía no es atractivo el uso de estas tecnologías.

¿De qué manera se podría seducir a los usuarios? El sistema que busca impulsar el Gobierno a nivel nacional apunta a evitar la adquisición de las costosas baterías. Es decir, se buscará que los consumidores puedan inyectar a la red aquella energía que no están utilizando, principalmente durante el día. Cuando la compra de energía a la distribuidora es mayor a la entregada a la red, entonces se pagaría sólo la diferencia. 

Más interés del arco político

El tema empezó a ocupar un rol central en la agenda de los funcionarios y legisladores.
Tal es así que este año la Comisión de Energía y Combustibles de Diputados inauguró la sesión analizando diez proyectos de ley que proponen estimular las energías renovables. Fue inédito y sorprendió hasta a los propios industriales del sector.

El ambientalista Juan Carlos Villalonga, ex Greenpeace y devenido en Diputado por el PRO de Capital Federal, indicó que “la normativa necesaria a nivel nacional está atrasada respecto de lo que pasa en las provincias”. No obstante, el legislador que presentó un proyecto proponiendo su regulación celebró el hecho de que ya “figura dentro del paquete de medidas que deberían tratarse este año”. A priori, el Gobierno está de acuerdo en avanzar con la propuesta. De hecho, el subsecretario del área, Sebastián Kind, confirmó días atrás que “el Poder Ejecutivo va a apoyar el desarrollo de la generación distribuida en el Congreso”.  Estas expresiones aceleraron las gestiones de los interesados. “Nos hemos reunido con diputados de las distintas fuerzas políticas y estamos trabajando en un texto en común”, destacó Villalonga. Con este empuje, se estima que podría desembarcar el expediente en el recinto en las próximas sesiones. 

Esto mismo está siendo estudiado por los asesores en temas energéticos de los diputados que pertenecen al Frente Para la Victoria (FPV), Frente Renovador, Cambiemos, Socialismo, UCR, Bloque PJ, entre otros. La idea es que salga por unanimidad para que luego los gobiernos provinciales adhieran a la normativa y se pueda lograr un gran impacto real en el mercado. 

En el Senado, Marcelo Álvarez, presidente de la Cámara Argentina de Energías Renovables (CADER), también está haciendo sus esfuerzos.  Días atrás, el empresario consiguió el visto bueno de Julio Cobos, senador de la UCR, en una reunión desarrollada en su despacho que duró poco más de 45 minutos, exclusivamente para analizar este tema. “Es muy valioso seguir por este camino para lograr una ley que sea acompañada por legisladores de ambas cámaras, además del Poder Ejecutivo y el sector privado”, expresó Álvarez a iProfesional.

El colectivo de actores que conforman la Alianza por las Energías Renovables de Argentina (AERA) está participando activamente del proceso. A priori, las grandes distribuidoras y cooperativas eléctricas no ofrecerían gran resistencia a pesar de que puedan ver amenazado su negocio (la comercialización de energía). “Queremos que esto avance pero destacamos que el proceso debe darse cumpliendo las normas de seguridad y una regulación adecuada en las redes”, afirmó Claudio Bulacio, gerente de la Asociación de Distribuidores de Energía Eléctrica de la República Argentina (ADEERA). El directivo hizo referencia a las redes inteligentes, dispositivos capaces de integrar las acciones de todos los agentes: productores y consumidores o ambas funciones al mismo tiempo.

Industria solar, proyecciones

En la Cumbre de Líderes Locales contra el Cambio Climático, que tuvo lugar el 4 de diciembre de 2015 en París, más de 170 grandes compañías, Estados y ciudades del mundo se comprometieron a realizar una transición al 100% de energía renovable hacia el año 2050.

Desde el Comité Argentino del Consejo Mundial de Energía (CACME) señalan que este objetivo sólo puede alcanzarse si los usuarios incluyen en sus casas sistemas de generación renovable. “Si, por ejemplo, se supusiera electrificar el 100% de la matriz energética primaria local argentina para abastecer sus 67 GW de consumo proyectado al 2050, esto implicaría multiplicar la capacidad instalada local actual de potencia eléctrica por un factor de entre 4 y 6”, explican. En forma gradual, sostienen que “habría que instalar entre 3,5 y 4,5 GW de energía renovable más acumulación por año”, entre 2016 y 2050. Esto implicaría una inversión de entre 260.000 y 330.000 millones de dólares durante los próximos 34 años.

¿Elección u obligación?
La Ley 27.191 establece que al 31 de diciembre del 2017, los usuarios que contraten potencia por un monto igual o superior a 300 KW deberán incorporar como mínimo un 8 por ciento del total del consumo propio con energía proveniente de fuentes renovables. Hay dos opciones para cumplimentar la norma: autogenerar con equipos propios o comprar a un tercero. Por el momento, la alternativa disponible es a través de la Compañía Administradora del Mercado Eléctrico (CAMMESA).

No obstante, son varias las compañías grandes que están tras el tema, entre ellas, Aluar y Techint.
Por eso en los industriales están a la expectativa de una nueva resolución por parte del Ministerio de Energía y Minería que reglamente los contratos entre privados. Bajo ese andamiaje legal, una firma podría firmar convenios con generadores de energía eólica y solar para dar cumplimiento la exigencia de incorporar energía sustentable.

En contacto con iProfesional, José Carlos Cueva, abogado especializado en energías renovables y socio junior del estudio Beccar Varela consideró que “es un aspecto esencial para que continúe desarrollándose plenamente la industria”.

Cabe destacar que el esquema de generación eléctrica en forma distribuida es utilizado en todos los continentes, pero principalmente en Europa. Alemania y España, con menor potencial de recurso solar y eólico que Argentina, se posicionan a la cabeza del podio. En la región, Brasil hizo lo propio, al igual que Chile y Uruguay. En estas plazas, de a poco se empiezan a observar paneles solares en las casas. Luego de más de una década de crecer en el mundo, llegó el turno de Argentina. 

La demora en desarrollar el mercado es para los expertos a la vez una ventaja: se puede aprender de las experiencias anteriores, aprovechando la importante caída del costo de la tecnología. Con estas perspectivas, ya hay empresas que están planificando radicarse en el país para elaborar y comercializar equipos de gran calidad.

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