Por Pablo Fernández Blanco - LA NACION
Con nuevas vías y vagones, buscan mejorar la seguridad y reducir la espera
Viaducto del Belgrano Sur. Foto: Ministerio de Transporte
La mejor carta de presentación del plan ferroviario que ayer dio a conocer el Gobierno está en el pasado: si los trenes argentinos hubieran tenido el sistema de frenos que se implementará en los próximos cuatro años, nunca habrían existido la tragedia de Once, que se llevó a 52 personas, ni los 61 muertos en total y las 1483 personas que resultaron heridas en las vías en las últimas dos décadas.
La afirmación corrió por cuenta del ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, que ayer presentó oficialmente ante la prensa el plan de US$ 14.187 millones en ocho años que el Gobierno comenzó a instrumentar desde principios de año. El funcionario afirmó que el proyecto convenció al presidente Mauricio Macri a tal punto que no discutió "ni un solo peso".
El ministro de Transporte no mostró sobresaltos cuando se le preguntó sobre las dificultades para el financiamiento del plan. Sostuvo que los trabajos en la línea San Martín se afrontarán con fondos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y que el soterramiento del Sarmiento contará con un crédito del banco brasileño BNDS. También habrá aportes del Tesoro, de proveedores (en especial los de vagones), organismos internacionales y otras alternativas, como el armado de proyectos de inversión público- privada o la emisión de deuda.
Dietrich estuvo acompañado por Germán Bussi, secretario de Planificación de Transporte; Marcelo Orfila, presidente de Trenes Argentinos Operaciones, y Manuela López Menéndez, secretaria de Obras de Transporte.
El sistema de frenos al que se refirió Dietrich se conoce en la jerga técnica como ATS. Tiene una función sencilla: cuando un tren viola la luz roja o va más rápido de lo permitido, se detiene de manera automática y elimina un eventual error humano. En la Argentina está disponible desde principios de los años 80, pero nunca se generalizó. La apuesta oficial es que en cuatro años todos los trenes locales de pasajeros lo tengan instalado.
Modelo 2023
Los frenos automáticos serán una característica más del sistema ideal que piensa el Ministerio de Transporte. Los papeles también contemplan la renovación de vías, la compra de coches, modernización de la señalización, la renovación de la electrificación y la renovación de todas las estaciones importantes. Todo con vistas a que el tren tenga en ocho años la frecuencia del subte, permita mejorar el viaje de quienes lo usan periódicamente y convenza de tomarlo a los automovilistas que aún no dejan su vehículo para comprar un pasaje.
El plan surge de un diagnóstico. Un 57% de las vías del área metropolitana de Buenos Aires está en estado regular o malo, y el 43% del señalamiento es obsoleto (gran parte tiene más de 80 años).
Algo similar ocurre con la alimentación eléctrica, con cables de ocho décadas. El sistema de alta tensión y las subestaciones tienen un documento de identidad aún más viejo, de hasta 100 años.
Un 36% de los trenes tiene un promedio de edad de 30 años. Y pese a que se compraron coches nuevos a China, tienen tecnología que no se puede reparar en los talleres locales.
El plan contempla inversiones por US$ 816 millones en sistema de frenos y señalamiento, US$ 570 millones en la renovación de las vías, US$ 100 millones en la repotenciación del sistema, US$ 3000 millones en el soterramiento del Sarmiento y US$ 3244 millones en la construcción de una red de expresos regionales (RER), un sistema que conectará las distintas líneas de trenes en la ciudad de Buenos Aires, con una nueva red de túneles, electrificación de líneas y ramales diesel, nuevas vías, viaductos y pasos bajo nivel.
La denominada RER conectará las líneas que vienen desde el sur (Roca y Belgrano Sur), desde el norte (San Martín; Mitre y Belgrano Norte) y desde el oeste (Sarmiento).
En 2023, según el plan oficial, toda la flota de trenes estará renovada, con 2798 coches nuevos que se repararían en talleres locales. Para 2019 habrá 1748 coches nuevos.
Según la información oficial, el plan de inversiones mejorará el viaje de 1,4 millones de pasajeros que se mueven en tren todos los días. Aunque hay diferencias según las líneas, hoy el tiempo mínimo de espera entre trenes es de hasta 15 minutos según las líneas. Las obras permitirían reducir a la mitad ese tiempo en 2019, con una frecuencia mínima de entre 6 y 8 minutos. Y el objetivo es que en 2023 la espera sea de entre 3 y 5 minutos.
El plan también contempla que al final del mandato de Macri puedan viajar en tren 3,2 millones de pasajeros, y que ese número se amplíe hasta los 4 millones dentro de siete años. Dietrich apuntó otra necesidad: para que esa capacidad se use, el tren deberá ser un medio de transporte más rápido que el auto, algo que hoy no ocurre.
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