domingo, 26 de junio de 2016

Salvar el río: contra las represas, ambientalistas se unen por el Santa Cruz

Por Loreley Gaffoglio - LA NACION
Una coalición de siete ONG se enfrentan al Gobierno por la construcción de las obras hidroeléctricas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic en la Patagonia
Vista del recorrido del río Santa Cruz, el último cauce de origen glaciar que corre libre
Vista del recorrido del río Santa Cruz, el último cauce de origen glaciar que corre libre. Foto: Gentileza F. Provenzano/Cóndor Cliff

El nuevo aval del gobierno al megaproyecto hidroeléctrico en la Patagonia mantiene en "pie de guerra" a un amplio sector del ambientalismo, abroquelado detrás de un objetivo: impedir la construcción de las represas Néstor Kirchner (RNK) y Jorge Cepernic sobre el río Santa Cruz.

Unidos en un mismo frente, se han propuesto salvar el último río de origen glaciar, que todavía corre virgen por la belleza árida de la estepa. Su urgencia no es sólo paisajística. En ese cauce de aguas turquesas se cifra gran parte de la biodiversidad patagónica. Los activistas les apuntan a los servicios ambientales de la cuenca, a la protección de especies vulnerables y al valor cultural de un área sembrada de vestigios arqueológicos y paleontológicos. Todo ese patrimonio quedará sepultado por agua encajonada, que cubrirá 47.000 ha. Un río menos en el mapa.

El macrismo reformuló el proyecto original al bajar la cota de la RNK y reducir de 11 a 9 las turbinas para resguardar de un seguro daño ambiental al glaciar Perito Moreno. Le quitó la propiedad de las represas a Santa Cruz, le dio, en cambio, un 12% de regalías por la energía que genere el río y renegoció con China de 7000 a 4800 millones de dólares el costo estimado de las obras.

Lo que moviliza ahora a los conservacionistas no es sólo su rechazo a un "contrato escandaloso y feudal", rubricado por Julio De Vido y José López con los chinos asociados a Electroingeniería. Alertan que "las hidroeléctricas generan un alto impacto en los hábitats acuáticos, contribuyen a la pérdida de biodiversidad y modifican radicalmente todo el ecosistema".

El bloque ambiental emula al chileno Patagonia Sin Represas, que logró expulsarlas de la región de Aysén con argumentos similares.

El Santa Cruz es el más importante de los ríos patagónicos. Nace en el lago Argentino, serpentea 385 km por la meseta, y forma un profundo estuario con el río Chico, en su desembocadura en el Atlántico. Es un baluarte con historia, explorado por Darwin, Fitz Roy y el perito Moreno.

Gran parte de la controversia ambiental se posa ahora sobre ese estuario, declarado sitio AICA (Área de Importancia para la Conservación de las Aves). El impacto que las represas tendrán sobre esa confluencia no ha sido estudiado, denuncian.

La coalición Río Santa Cruz Sin Represas, integrada por Banco de Bosques, Vida Silvestre, la FARN, Naturaleza para el Futuro, Aves Argentinas (AA), Flora y Fauna, (FFF) y la Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas de la Patagonia (Aaaap), arremete contra el gobierno por el aval sin un estudio serio de impacto ambiental.

Ya hay causas en la Justicia. En un amparo de la Aaaap, la Corte Suprema le ordenó al gobierno que informara sobre el tipo de evaluación ambiental que legitima esas obras. Elevaron su reclamo, a su vez, ante el Ministerio de Medio Ambiente. Sergio Bergman los recibió y ahora oficia de "negociador" mientras estudia la cuenca. Prometió que nada se hará sin un nuevo estudio de impacto ambiental. Uno anterior fue aprobado 24 horas antes del cambio presidencial.

"El Santa Cruz tiene un alto valor en biodiversidad -dice el presidente de Aves Argentinas, Hernán Casañas-. Su desembocadura es clave como lugar de invernada del macá tobiano, el ave acuática en mayor peligro de extinción. Alberga parejas reproductivas de pingüinos de Magallanes y a otras especies amenazadas, como el flamenco austral y el chorlito ceniciento. Las aves migratorias descansan y se alimentan allí. Interrumpir ese curso puede ser una sentencia de muerte."

En la FFF hablan del estuario como una gran cadena trófica que va del fitoplancton a los mamíferos marinos. "Al estancar las aguas -apuntan-, se perderá la gran cantidad de nutrientes que los alimenta, lo cual podría afectar la pesca de altamar."

La discusión energética

Pero las objeciones van más allá. El bloque busca promover un debate amplio sobre la necesidad de incrementar la producción de energías renovables, proyectada en un 20%, para una matriz energética diversificada hasta 2025. La discusión, entonces, es también política.

Las ONG libran esa batalla cuando el Ministerio de Energía y Minería (MEyM) ya fijó su posición en el actual contexto de crisis energética: promoverá a las hidroeléctricas y ampliará la capacidad nuclear, con créditos chinos, como complemento de las renovables. A los ambientalistas se les eriza la piel. Aducen que China, país líder en energía renovable (eólica, hidrocinética, fotovoltaica, biomasa, etc.), impone tecnología de los años 70, descartada por los países desarrollados.

Desde el MEyM tildaron esa argumentación de falacia. Pero, a pesar de un pedido expreso, ningún funcionario identificado con nombre y apellido respaldó el lugar prioritario que ocupan esas represas. Por escrito, contestaron que las hidroeléctricas cubrirán la demanda de un 5% del consumo total del país y generarán la energía "de base" que permitirá compensar la "intermitencia" de otras fuentes renovables como la eólica y la solar. Ese ministerio llamará en breve a licitación para que el aporte por renovables (hoy es del 0,5% total) se incremente de forma sustancial.

"Proyectar esas represas a 2300 km de donde está el pico del consumo y hacia donde deberá transportarse esa energía es una respuesta ineficaz", dice Pedro Friedrich, presidente de Banco de Bosques. "Lo que no dicen es que mucha energía se perderá en el transporte, que además supone otra inversión billonaria ya que no hay tendidos. El ahorro energético y la energía distribuida (centrales de abastecimiento local) es mucho más eficiente que las obsoletas represas."

Lo cierto es que cuando se les pregunta en la intimidad a los macristas sobre la conveniencia de esas obras, pocos las respaldan. Hablan "de una salida negociada ante un mal mayor". Quizás hayan sido las cláusulas de cross default en el contrato con los chinos lo que empuja a las represas: subordinaba su financiación a la concreción de otras obras en infraestructura, como las anunciadas para el Plan Belgrano, junto con la construcción de dos centrales nucleares (otra en Atucha y una más a definir, que serán anunciadas a fin de mes desde Pekín) y el swap financiero que logró sortear, con más reservas, el levantamiento del cepo. La negociación sigue siendo titánica y los ambientalistas lo saben.

Como también saben que la multa por la baja contractual asciende a US$ 1137 millones. Una amenaza que se suma a otra: la de tener que dirimir reclamos ante los tribunales de Nueva York. El trauma Griesa está latente. Y en él también sobrevuela la promesa argentina de la seguridad jurídica.


Negociaciones abiertas

- Habrá un nuevo estudio de impacto ambiental y nuevos debates, ya que el Gobierno desestimó los trámites expeditivos realizados por Santa Cruz
- Se redujo la potencia y la cota de la represa Néstor Kirchner para asegurar el "desacople" con el nivel del lago Argentino y que no afecte a los glaciares
- Se renegoció conectar las represas entre sí (no incluido en el proyecto original)

Las represas en el Santa Cruz, otra en el río Chihuido (Neuquén) y la proyección de parques eólicos en la Patagonia necesitarán un nuevo tendido de alta tensión que lleve la energía a los centros de consumo.


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