Por Pablo Fernández Blanco - LA NACION
La empresa estatal es deficitaria, pero paga US$ 31 el metro cuadrado por sus oficinas de la calle Libertador, casi 10% más que en la zona más cara de la ciudad.
Las oficinas de Enarsa en Libertador.
Hugo Balboa trabajó durante décadas en el sector privado, pero llegó a fines del año pasado a la presidencia de Enarsa, la compañía estatal de energía, por pedido del ministro del área, Juan José Aranguren.
En su primer día de gestión pública, el 14 de diciembre de 2015, lo sorprendió sobre su escritorio una intimación de la compañía boliviana YPFB que amenazaba a Enarsa con ejecutar una carta de crédito de US$ 374 millones por una deuda que la empresa que ahora conducía mantenía por importaciones de gas, una herencia que recibió de la gestión anterior, a cargo de Walter Fagyas, hombre cercano al ex ministro de Planificación, Julio De Vido.
El apremio de los bolivianos, con quienes luego se llegó a un acuerdo, no fue lo único que le llamó la atención a Balboa en su primer día como ejecutivo de una empresa pública. El piso 14 del edificio de Avenida del Libertador al 1068, donde funciona su despacho y la sala en la que se hacen las reuniones de directorio, desbordaba de sofisticación, algo que le resultó poco coherente para una empresa cuya subsistencia está atada a las transferencias del Estado, porque no cuenta con fondos genuinos para sostener su operación. De hecho, en 2015 Enarsa recibió $ 27.145,5 millones del Tesoro que la convirtieron en la segunda entre las mayores beneficiadas con los subsidios oficiales, detrás de Cammesa, la compañía que administra el mercado eléctrico.
Las sospechas de Balboa se concretaron cuando pidió los contratos de alquiler. Enarsa sólo es dueña del segundo piso del edifico de Libertador, menos lujoso, pero tiene otros tres pisos en esa torre, ubicada en Recoleta. La compañía paga por el lugar donde se hace el directorio US$ 31 por metro cuadrado. La suma está por encima del alquiler promedio de las locaciones de oficinas más importantes de la ciudad de Buenos Aires.
Según el último informe de la consultora Colliers, el precio promedio de alquiler en el primer trimestre fue de US$ 24,1 el metro cuadrado. La zona de Catalinas, la más onerosa, costó US$ 28,2. De manera que las oficinas de la empresa estatal de energía le cuestan al Estado casi 10% más en dólares que el precio promedio más alto de la ciudad.
Las cifras convencieron de inmediato a Balboa. Aunque la firma que maneja tiene que resolver cuestiones urgentes, como la importación de gas por barcos y desde Chile, o la finalización de centrales eléctricas para paliar la crisis energética, ordenó revisar los precios de los alquileres. Ante la consulta de La Nación, sostuvo: "Estudiamos una mudanza, pero los costos son también altos. Ahora tenemos dos alternativas: renegociar o irnos". Su objetivo es bajar US$ 4 el precio del metro cuadrado en el edificio de Libertador, cuyos contratos (la empresa le alquila a varios dueños) vencen este mes.
Enarsa alquila otro edificio en la calle Paraguay, aunque paga un valor más razonable según lo entiende la nueva conducción. Allí, el plan de ahorro será distinto: la empresa intentará dejar un piso y ocupar mejor el resto del espacio disponible.
Existiendo un numerosas propiedades estatales -muchas de ellas sin uso o con espacio disponible -porque no se las ocupa logrando un sustancial ahorro de dinero proveniente de los usuarios... Si los administradores políticos defendieran su propio bolsillo tendrían una decisión rápida.
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