Por María Laura Avignolo (Clarin) - La canciller Susana Malcorra se reunió en Londres con su par británico. Intentarán armar una agenda que sea más amplia que el tema Malvinas.
Malvinas, probables inversiones británicas, identificación de áreas de cooperación en el Atlántico Sur y medidas de construcción de confianza mutua en las islas Malvinas, como la posibilidad de nuevos vuelos. Estos fueron algunos de los temas que la ministra de Relaciones Exteriores, Susana Malcorra, analizó con su par británico, Philip Hammond, en la primera reunión bilateral en más de 10 años, al margen de la cumbre anticorrupción en Londres.
Un diálogo que comenzó fríamente, secamente, y terminó con el canciller británico y ex secretario de defensa mencionando su “calida, amplia discusión” con la ingeniera Malcorra, en un comunicado del Foreign Office, en el marco de “una nueva fase de relaciones entre ambos países”.
Un clima que también se reflejó en la declaración argentina, que destacó que “ambos cancilleres expresaron las posiciones de sus respectivos países y coincidieron en que el desacuerdo en este tema (Malvinas) no debe obstaculizar el desarrollo de una agenda positiva más amplia”.
La primera sorpresa es que se prepara una visita británica en la próxima primavera, a nivel de subsecretario de Estado, para que luego aterrice el canciller de Reino Unido en el otoño del próximo año en Buenos Aires.
Comercio, medidas anticorrupción y narcotráfico fueron parte del temario de la reunión, donde estuvo presente el ministro para América Latina, Hugo Swire; el secretario para Asuntos Estratégicos, Fulvio Pompeo y el embajador argentino en Londres, Carlos Sersale di Cerisano.
“Fue una muy buena reunión. Fue una relación que pasó de muy formal a cálida y directa. Hablaron de todos los temas. Oportunidades de la agenda común y de Malvinas. El tema Malvinas lo saco él”, reveló una fuente a este diario.
El nuevo criterio británico argentino incluye la diferencia por la cuestión Malvinas y la remarcan. Pero ella no impedirá que avancen en otras áreas de interés común. “Nosotros tenemos una diferencia. Probablemente la tengamos por mucho tiempo y cueste resolverla. Pero aun con esas diferencia hay posibilidades para hacer cosas. Hablaron de trabajar sobre posibles medidas de confianza. Abrir opciones de algunos vuelos”, explicó la fuente, con enorme prudencia.
Inversiones británicas en el plan de infraestructura argentino, en proyectos de ingeniería como ferroviarios, probablemente en un partenariado con China, son algunos de los planes que se enunciaron en este primer diálogo.
El tema Malvinas tendrá un ángulo diferente entre ambos países sin cambiar la política. “Argentina seguirá entendiendo las relaciones de las islas Malvinas en una relación con el Reino Unido. El trato formal es con el Reino. Ellos también son responsables y custodios de las relaciones con los territorios como Reino Unido. Pero habrá un trabajo de construcción de confianza que siempre pasa por la gente” explicó la fuente diplomática. Pero la gran novedad es poner a Malvinas en el contexto del Atlántico Sur y la Antártida. Toda la región está teniendo una apertura, similar a la que está sucediendo en el Polo Norte.
El cambio climático ha tenido un impacto enorme en todo el Atlántico Sur y el descongelamiento va a hacer que esa región se transforme en un área de alto tráfico comercial. En la nueva política exterior argentina hay una evolución de cómo van a mirar el Atlántico Sur desde una óptica de integración.
La ampliación de la plataforma continental, con la resolución de la ONU, le ha agregado una significativa cantidad de riqueza y de diversidad a la Argentina. Van a intentar hacer “una construcción más amplia, que no incluya solamente la cuestión Malvinas entre ambos países” y rever cuánto valor agregado ha conseguido Argentina en este nuevo contexto. Probablemente los isleños vayan a recibir un gesto de amistad y calma, para que dejen de vivir el vínculo con Argentina como una amenaza. Hay que caminar una línea muy fina gestual tanto para los británicos como para los argentinos en ese vínculo.
El embargo de armamentos, que impusieron los británicos tras la guerra, nunca fue mencionado en el primer encuentro bilateral. A pesar que aviones y fragatas debieron ser “canibalizados” ante la falta de repuestos por esta causa. La canciller está convencida de que es un tema que debe manejarse por otras vías. "A pesar de que hubo gente que dijo que iba a ser el tema central de la reunión, no lo fue”, dijo una fuente diplomática.
A la canciller Malcorra le gusta trabajar sin sorpresas, tras su experiencia de jefa de gabinete del secretario general en la ONU. "Vamos a estar de acuerdo en cosas y en desacuerdo en otras. Lo que no podemos hacer es sorprendernos”, dijo la canciller a Hammond durante la reunión. El diálogo fue franco y acordaron que si existe una señal que “no le cuadra o no entiende”, cada uno levantará el teléfono y hablarán.
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