Por Javier Blanco - LA NACION
Captó US$ 16.500 millones, contra los US$ 15.000 millones previstos, a un costo promedio del 7,2% anual
Alfonso Prat Gay. Foto:Archivo
El Gobierno aprovechó el aluvión de ofertas de compra por los nuevos bonos que recibió anteayer para tomar del exterior un 10% más de los dólares previstos para pagarles a los holdouts. El objetivo, ante las buenas condiciones, fue hacerse de un "colchón" para atender posibles nuevos reclamos residuales del default y cubrir casi un cuarto de las necesidades de financiamiento que enfrentará de ahora a fin de año.
La operación, que marcó el regreso del país al mercado internacional de capitales tras 15 años de ausencia, le permitió captar 16.500 millones de dólares (contra los 15.000 millones que originalmente se buscaban) mediante la colocación de cuatro bonos que vencen en 3, 5, 10 y 30 años, por los que convalidó un rendimiento promedio del 7,2% anual y pagará semestralmente un cupón de interés del 7,14% anual.
El detalle de la colocación fue informado ayer por el ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay, que la valoró particularmente porque le permitió al Gobierno "matar tres pájaros de un tiro: terminamos con el default de 2001, les pagamos a los tenedores de bonos a los que no les podemos pagar desde 2014 y conseguimos recursos financieros para evitar un ajuste fiscal y adoptar una estrategia gradualista", destacó, antes de señalar este logro como producto de la gestión, pero también de la firmeza "del mandato que dio el pueblo y del respaldo que ofreció el Congreso".
Con la figura utilizada se refirió a:
* Los US$ 9300 millones que tiene previsto usar pasado mañana para pagar los juicios y los arreglos extrajudiciales ya cerrados con 220 tenedores de bonos "de todo tipo y color", que no entraron en los canjes de 2005 y 2010. Esa cifra podría crecer (el tope fijado por el Congreso con estos fines es de US$ 12.500 millones) si otros acreedores aceptaran en adelante la oferta, dado que quedará abierta para bajar el riesgo de nuevos litigios en otras jurisdicciones (quedan algunos abiertos en Japón y Alemania). Prat-Gay aclaró que no podrán presentarse "los bonos que ya hayan prescripto".
*Los US$ 3000 millones que esa cancelación automáticamente liberará para que se paguen los cupones vencidos de los bonos reestructurados en 2005 y 2010, giros congelados desde hace dos años por decisión de la justicia de Nueva York. Se trata de un pago por demás oportuno ya que, al concretarse, cerrará la posibilidad de que alguno de los afectados haga valer la cláusula de aceleración de pagos contenida en el prospecto de emisión de dichos títulos.
*Unos US$ 7000 millones extras quedarán disponibles -si no aparecen más acreedores- para "atender gastos y evitar caer en el ajuste fiscal que algunos nos piden e impulsar un plan de obras públicas", adelantó.
En una conferencia de prensa, Prat-Gay igualó la emisión con una bisagra. Dijo que, de ahora en más, quedó neutralizado el riesgo de enfrentar nuevos litigios con la justicia neoyorquina y dio por cerrada la "primera etapa" del Gobierno, a la que definió como "de transición" porque se caracterizó por los esfuerzos para remover "todos los escollos que nos habían dejado". "La etapa que sigue -prosiguió- será la de la reactivación y una drástica caída en la inflación", eventos que ubicó en la segunda mitad del año, tras asegurar que habrá apoyo del Estado para "acompañar y ayudar a la inversión y la producción a lograr ese despegue, de ser necesario".
La emisión de ayer es inédita al lograr el país colocar voluntariamente un bono a 30 años, plazo que hasta ahora sólo había obtenido a través de renegociaciones forzosas.
El marcado apetito por el riesgo argentino quedó reflejado en los US$ 68.600 millones que sumó la demanda total por los cuatro bonos (4,6 veces lo ofertado) y resultó clave para bajar el costo de la emisión, aun cuando se la amplió en un 10%. "La oferta fue tal que podríamos haber tomado el doble sin pagar mucho más de tasa. Hubo 690 oferentes distintos, cifra sin precedente", valoró el ministro.
La demanda se concentró en el bono a 10 años, que recibió ofertas por US$ 25.700 millones, de los que se adjudicaron 6500 millones a una tasa del 7,5% anual. El resto fue al papel a 30 años (US$ 17.900 millones, de los que se concedieron apenas 2750 millones a una tasa del 7,62%. El remanente se repartió entre los títulos a 5 años (US$ 14.500 millones ofertados y 4500 millones colocados al 6,87%) y a 3 años (US$ 10.500 millones ofrecidos, frente a 2750 millones colocados al 6,25% anual).
Prat-Gay detalló que el 66% de la demanda provino de Estados Unidos, el 25% de Europa y el resto se repartió "entre inversores de Japón y América latina". Y explicó que se evitó ampliar más la colocación "para dejar espacio a los emisores privados locales y a las provincias que necesiten financiamiento". Se mostró convencido de que las tasas que pedirá de aquí en más el mercado "bajarán fuerte" en unos meses.
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