Por Ezequiel Spillman | Perfil.com
Los últimos viajes al exterior los hizo en vuelos comerciales, pero en el Gobierno dicen que complica los operativos de seguridad. Cuánto costará.
Por el aire. Gulfstream es una de las marcas que están barajando para reemplazar al Tango 01, comprado por Menem en 1992. | Foto: Cedoc
Mauricio Macri decidió comprar un avión nuevo para moverse tanto por el país como hacia los distintos destinos que lo llevará la agenda internacional que preparó para sus cuatro años de mandato. Con total hermetismo, en la Casa Rosada comenzaron las evaluaciones para comprar un nuevo avión que baje los costos operativos del Tango 01 y que permita, por caso, volar hasta Estados Unidos sin necesidad de realizar escalas.
El presupuesto que manejan en el macrismo es, aproximadamente, US$ 45 millones por un avión usado para 14 a 20 plazas, dependiendo de las comodidades con las que provenga. Entre las opciones, se evalúan un Gulfstream, un Falcon o un Global. El Tango 01 (un Boeing 757-200) había costado US$ 66 millones y fue comprado en 1992 por Carlos Menem.
“Buscamos un avión más chico pero más moderno, que pueda llevar al presidente a Corrientes o a Nueva York sin escalas”, destaca un funcionario que trabaja en el tema. “Queremos un avión más barato, más chico, y además que sea más liviano: hoy el Tango requiere pistas largas y que aguanten un peso que no permite que, por ejemplo, se pueda aterrizar en muchas ciudades de importantes provincias”, agrega.
La evaluación que realizaron en la Secretaría General de la Presidencia que maneja Fernando de Andreis es que los costos operativos resultaban demasiado altos: con el nuevo avión, que se comprará en los próximos meses para tenerlo listo en el segundo semestre, se bajaría a un tercio el actual costo operativo del servicio brindado por el Tango 01.
A diferencia de Cristina Kirchner, Macri suele viajar con una comitiva muy pequeña: no más de diez funcionarios, más la seguridad y, en algunos de ellos, su mujer y su hija. Con lo cual, la idea de un avión más pequeño fue primordial para la decisión. Hoy el presidente viaja al exterior por líneas áreas comerciales: Air France y American Airlines, cuando estuvo en Davos y en Washington, respectivamente. Sin embargo, el dispositivo de seguridad que implica complica, en cada visita, el trabajo para cuidar al jefe de Estado. También ha usado el Tango 10, que también podría quedar en desuso.
De esta forma, se dio por terminada la carrera del Tango 01, el cual debía entrar en proceso de mantenimiento en el segundo semestre. Dados los costos de volver a poner a punto el avión, los funcionarios evaluaron que sería más sencillo comprar otro si se toman como punto de partida los pagos en repuestos y mantenimiento de los próximos cuatro años.
Hoy, tras 24 años en servicio, el Tango 01 duerme en un hangar del aeropuerto de El Palomar, donde se le realizan trabajos de preservación y puesta en valor para su posterior venta. No será sencillo: este tipo de aviones, según fuentes del sector, podrían ser adquiridos por un príncipe árabe o un magnate ya que sus elevados costos y las comodidades que posee no son funcionales para otro tipo de emprendimientos. Otra opción: que sea adquirido como carguero, en cuyo caso habría que desarmar el equipamiento que hoy tiene.
También cambian pilotos
No bien llegó Mauricio Macri a la Presidencia, sus asesores se percataron de que los pilotos que manejaban los aviones oficiales no eran exactamente los más adecuados: la mayoría de ellos, que provenían de Fuerza Aérea, no tenían la cantidad de horas mínimas requeridas por los organismos internacionales de aeronavegación. Así, la decisión de la Secretaría General de la Presidencia, a cargo de Fernando de Andreis, fue excluirlos de la flota presidencial, lo que generó ciertos roces con la fuerza de seguridad. Hasta 2016 la fuerza no enviaba a sus mejores pilotos, sino que la lógica era que el paso por la flota presidencial fuera uno más dentro del recambio de pilotos que realizaban cada dos años. A raíz de ello, el Gobierno decidió sumar personal civil y remover a todos los pilotos “itinerantes”. Además, se sumó un plan de entrenamiento para aquellos que trabajan con la flota presidencial. “Mandaban a cualquiera, no había criterio de selección, no tenía sentido”, explica una fuente de la Casa Rosada.
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