Por Natalia Aguiar PARA LA NACION
Son operadores turísticos y de transporte, como Vía Bariloche; hoy, reunión gremial
El grupo de transporte Vía Bariloche suena con fuerza en el mercado como la potencial compradora de la línea aérea Sol. La empresa cerró el viernes pasado y despidió a 220 empleados, luego de que Aerolíneas Argentinas diera de baja el contrato "espúreo" que suscribió el ex presidente de la línea de bandera, Mariano Recalde, y su entonces director financiero, Pablo Ceriani, con Sol.
Con 27 años de antigüedad, Vía Bariloche es la empresa más grande del país en transporte terrestre de pasajeros. El grupo se compone de otras firmas como Don Otto, Ruta Mar, El Rosarino, Coco, Vía Tac y Encomiendas Vía Cargo. En 1998 sumaron a la empresa Servicios Aéreos Patagónicos (Sepsa), especializada en servicios charter, lo que alimentó las versiones que ya circulaban sobre su interés por Sol. La compañía es dirigida por la familia Trappa. Su presidente es Rolando Trappa y lo secundan Sebastián y Marco Trappa como vicepresidente y director, respectivamente.
Otras dos grandes empresas mayoristas de paquetes turísticos también estarían interesadas en el negocio, según confiaron operadores del sector a LA NACION.
El optimismo tiñó el ánimo del Gobierno y de los directivos de Sol tras dos reuniones que mantuevieron ayer en en el Ministerio de Transporte junto al jefe de esa cartera, Guillermo Dietrich, en paralelo a la negociación que transcurre en la cartera de Trabajo, que dirige Jorge Triaca, para superar el conflicto con los empleados. Para hoy a las 15 está citada allí una reunión con los gremios para discutir el futuro del personal.
El día de ayer comenzó con los peores pronósticos, según admitieron funcionarios que siguen el caso. Sin embargo, después de las reuniones mejoró el clima tanto entre los representantes oficiales como entre los de la empresa. Pero el conflicto ahora se extendió entre los socios de Sol, ya que Air Nostrum, la empresa española dueña del 49% de las acciones, se ha convertido en una parte clave de la negociación. A regañadientes aceptó dejar tres aviones de su flota en suelo argentino ante el procedimiento de quiebra que iniciaría la empresa e imposibilitaría la disponibilidad de las aeronaves. Por ello, pretenden que al menos uno de ellos pueda ser trasladado a Uruguay, apenas autoricen su despegue a Punta del Este.
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