Por Florencia Donovan | LA NACION
La Casa de Moneda y Ciccone están funcionando a pleno, pero no dan abasto
En diciembre de 2010, antes de que se estatizara la imprenta Ciccone gracias a la gestión del entonces ministro Amado Boudou, el Gobierno debió pedirle asistencia a Brasil para completar la impresión de billetes de $ 100, ya que no le alcanzaba con la capacidad de Casa de Moneda para acompañar el ritmo de emisión del Banco Central (BCRA). Por estos días, aun con las máquinas de Ciccone a pleno, se ve obligado a hacer lo mismo.
Según confirmaron a LA NACION fuentes que conocen de cerca el tema, este año el Gobierno tiene previsto encargarle no sólo a la Casa de Moneda de Brasil, sino también a la de Chile, la impresión de billetes de 100 pesos. "La Casa de Moneda de Brasil tiene un rezago de billetes de un contrato anterior que aún no entregó y debe entregar, y está en ese proceso", reconocieron en el BCRA. "Más allá de eso, la Casa de Moneda argentina puede eventualmente, como en años anteriores, renovar los acuerdos que tiene con sus pares de Brasil y Chile, si fuera necesaria alguna impresión complementaria de billetes para atender el normal abastecimiento del pico estacional de demanda que es habitual a fin de año" agregaron. Continúa en la página 11
En diciembre de 2010, antes de que se estatizara la imprenta Ciccone gracias a la gestión del entonces ministro Amado Boudou, el Gobierno debió pedirle asistencia a Brasil para la impresión de billetes de $ 100, ya que no le alcanzaba con la capacidad de la Casa de Moneda para acompañar el ritmo de emisión del Banco Central. Por estos días, aun con las máquinas de Ciccone a pleno, se ve obligado a hacer lo mismo.
Según informaron a LA NACION fuentes que siguen el tema, este año el Gobierno tiene previsto encargarle no sólo a la Casa de Moneda de Brasil, sino también a la de Chile, la impresión de billetes de $ 100. "La casa de moneda de Brasil tiene un rezago de billetes de un contrato anterior que aún no entregó y está en ese proceso", admitieron en el BCRA. "Más allá de eso, la Casa de Moneda puede eventualmente, como otros años, renovar los acuerdos que tiene con sus pares de Brasil y Chile, si fuera necesaria alguna impresión complementaria de billetes para atender el abastecimiento del pico estacional de demanda a fin de año", agregaron.
Consultados al respecto, en la Casa de Moneda no hicieron declaraciones, pero tampoco desmintieron la información. Los técnicos estiman que, cada año, deben reemplazarse cerca del 30% de los billetes en circulación simplemente por deterioro. A diciembre de 2014, de acuerdo con datos publicados por el BCRA, había en circulación 4914 millones de unidades, teniendo en cuenta los billetes de 2, 5, 10, 20, 50 y 100 pesos. Sólo si se buscara mantener la misma cantidad de unidades en buen estado, el Gobierno debería fabricar en 2015 unos 1474 millones de billetes nuevos.
Y eso sin contar lo que debe sumarse para acompañar el mayor ritmo de emisión monetaria y el impacto de la inflación, que hace que se necesiten más pesos para pagar las mismas transacciones que hace apenas un año. Entre la Casa de Moneda y Ciccone tendrían capacidad para imprimir a lo largo del año unos 1500 millones de unidades. Con lo cual reemplazar los billetes en mal estado le demanda al Gobierno casi toda la capacidad de impresión instalada localmente. "Vemos billetes cada vez más deteriorados, porque con este nivel de producción no alcanza para todo: reemplazar viejos billetes y encima producir nuevos", explicó una fuente que conoce los mecanismos del Banco Central.
De ahí que desde 2010 el Banco Central haya optado por emitir casi exclusivamente billetes de la máxima denominación ($ 100). Esta tendencia, sin embargo, viene acentuándose exponencialmente cada año. En lo que va de 2015, el BCRA incorporó al sistema 519,4 millones de billetes de $ 100 nuevos (más allá de los que pudo haber emitido para renovar los deteriorados en stock), mientras que sólo incorporó 34,7 millones de 5 pesos, 46,3 millones de 10 pesos, 20,9 millones de 20 y 6 millones de 50 pesos. Esto significa que 82 de casa 100 unidades que se crearon son de 100 pesos.
El ritmo de impresión se aceleró en julio pasado (se volcaron al circuito 300 millones de $ 100 nuevos en apenas 30 días), y suele crecer fuerte en la segunda mitad del año, sobre todo hacia diciembre, cuando crece estacionalmente la demanda de efectivo de la gente.
La Argentina ya le había encargado en el pasado a la casa de moneda de Brasil la impresión de billetes de $ 100 con la cara de Julio A. Roca. Entonces, tenían leves diferencias con los producidos aquí (por ejemplo, la numeración en lugar de estar en el margen izquierdo estaba en un margen inferior), lo que generó problemas en la calle porque había quienes asumían que eran falsificados. Imprimir billetes en Brasil resultaba no sólo necesario sino conveniente en términos de precio, confiaron las fuentes. Mientras que en la Argentina el costo de impresión era de 11 centavos de dólar por unidad, en Brasil era 7 centavos de dólar.
Luego también empezó a contratarse el servicio de la casa de moneda chilena. Hasta que se estatizó Ciccone, previo intento de compra por parte de un grupo asociado al vicepresidente Boudou, hoy procesado por esta causa. Hoy la Casa de Moneda tiene incorporada a Ciccone: el personal, las máquinas y hasta el edificio.
Ante la negativa del Gobierno de lanzar billetes de mayor denominación, ya el año pasado el BCRA multiplicó el gasto destinado a la impresión de moneda. Según se desprende del balance de junio pasado, gastó $ 1534 millones en ese rubro.
BILLETES COMO PARA EMPAPELAR
Para dolor de cabeza de los bancos, que tienen sus tesoros atiborrrados, sólo lo que se imprimió este año de billetes de 100 les demandaría 537 metros cúbicos más. Desde enero y hasta el 15 de agosto -último dato- se imprimieron 519,4 millones de $ 100, unas 519 toneladas de papel o casi 52 kilómetros de billetes si se los ubicara uno al lado del otro. O, lo que es lo mismo, se podría cubrir con ellos 104 veces el equivalente a la distancia a pie entre el Banco Central y la Casa Rosada.
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Del editor: qué significa. El Gobierno cree que si no emite billetes de más de $ 100, la inflación no existe; pero el público sufre las consecuencias y él carga con mayores costos
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