martes, 18 de agosto de 2015

Las patrullas del Ejército ya contribuyeron con casi el 10% de los secuestros de droga

Por Daniel Gallo  | LA NACION
En el primer semestre del año hallaron más de seis toneladas de marihuana en el Norte y la Mesopotamia; las incautaciones ya suman 75.400 kilos

El Ejército comenzó este año a participar activamente en los decomisos de cargamentos de drogas. Patrullas militares desplegadas en el Norte y la Mesopotamia fueron más allá del mero apoyo logístico a las fuerzas de seguridad que se inició en 2013 con el refuerzo del llamado Escudo Norte y descubrieron lugares de acopio del narcotráfico. Las cifras oficiales de las incautaciones logradas gracias a la actividad del Ejército superan las seis toneladas de marihuana. Un volumen importante, ya que representa poco menos del 10% de los secuestros concretados por Gendarmería y Prefectura en el primer semestre.

En ese período, la Gendarmería secuestró 49,4 toneladas de marihuana, según lo expuesto por el jefe de esa fuerza, comandante general Enrique Zach, durante el acto por el 77° aniversario de su institución. En tanto, la Prefectura informó de la incautación acumulada de 25 toneladas de esa droga. En esas cantidades se incluyen las más de seis toneladas detectadas por el Ejército, casos en los que los operativos posteriores dispuestos por la Justicia quedaron en manos de las fuerzas de seguridad.

El porcentaje de la participación militar podría ser aún mayor si se tomaran en cuenta datos aportados extraoficialmente por fuentes de alto nivel del Edificio Libertador, pero las cifras reconocidas marcan una incipiente acción castrense sobre las rutas del contrabando de drogas en las fronteras, en el límite de lo permitido por las leyes de defensa y de seguridad interior.

"No se avanzará más allá de lo que se está haciendo", se indicó en el Ministerio de Defensa a LA NACION. Ese trabajo consiste en desplegar patrullas en zonas de montes y dar aviso a las fuerzas de seguridad cuando se descubre algún sendero inusual o lugares donde aparecen restos de algún campamento. Claro que en esa actividad siempre existe el riesgo de toparse cara a cara con los contrabandistas. Eso pasó en al menos dos casos, en los que los traficantes abandonaron cargas de droga al observar a los soldados armados. Se confía en que quienes pasan la droga no originarán un tiroteo contra un grupo numeroso de soldados que portan fusiles, aunque los militares tampoco pueden arrestar a sospechosos.

HASTA AHÍ

En el Gobierno se pensó en dotar a los militares que participan del Escudo Norte con reglas de empeñamiento (la normativa que permitiría el uso de armas en ciertas circunstancias). Sin embargo, en las cercanías del ministro Agustín Rossi no ven factible esa posibilidad: están más que conformes con la asistencia que el Ejército ha dado hasta ahora. Se pone como ejemplo el desastre que resultó para México el ataque frontal contra redes narco y las advertencias al respecto desde Brasil, por la irrupción militar en las favelas de Río de Janeiro.

Durante las primeras reuniones de coordinación en 2013 sobre el refuerzo militar del Escudo Norte se planteó la opción de insertar agentes de seguridad entre las patrullas militares, lo que fue descartado por los malabares judiciales y operativos que hubiese demandado esa alternativa. Jueces federales advirtieron entonces sobre posibles nulidades de procedimientos a cargo de militares; de ahí que se mantiene la situación de "encontrar" la droga o a los narcos y dar la alerta a las fuerzas de seguridad. Después de casi dos años de rastrillajes, los militares tomaron conocimiento del terreno y empezaron a "encontrar" las zonas de acopio.

La oposición política también plantea la necesidad de una mayor participación castrense en el combate contra las drogas. En eso coinciden con un sector del oficialismo, a favor de una actividad militar más visible contra el narcotráfico. Diferente es la visión militar, que expresa más inquietudes que esperanzas sobre el uso del aparato militar en las fronteras. "Entrar y salir rápido" es la opción que convence a los militares, más que comprometerse en una lucha cotidiana expuesta a la corrupción. Señalan lo ocurrido en varias policías provinciales -con sus jefes procesados por vínculos narco- y antecedentes poco conocidos públicamente, como robos de armas en los que estuvieron involucrados soldados con familiares ligados al delito. Para hombres que tuvieron que dar su opinión sobre el tema, una mayor participación representaría más un riesgo que una solución.

Para disminuir peligros, las patrullas militares son rotadas en forma constante. Cada mes son asignados 1500 efectivos a recorrer los montes en áreas de frontera, en especial en los límites con Paraguay. Ese despliegue tiene una duración de treinta días hasta que el batallón dispuesto es cambiado por otro.

En Brasil se utiliza como método de control de frontera un operativo especial, realizado dos veces por año, en el que se saturan las zonas con más de 6000 soldados y, además, se instalan en el terreno cientos de integrantes de la Justicia para supervisar las acciones militares. Una de esas maniobras, conocida como Ágata 9, terminó en julio último, aunque su resultado -más allá de dar testimonio de la presencia estatal- fue bastante bajo, con cuatro toneladas de marihuana incautadas. Menos que las seis toneladas oficialmente reconocidas en operaciones de las patrullas argentinas en este primer año en que el Ejército decomisa drogas.

UNA ASISTENCIA QUE NO TIENE ANTECEDENTES

75 t Marihuana incautada - Ésa es la cantidad de cannabis secuestrada en el primer semestre de este año por parte de las fuerzas de seguridad. Gendarmería decomisó 49,4 toneladas de marihuana, mientras que la Prefectura sumó algo más de 25 toneladas en ese período

6 t Incautaciones del Ejército - Las patrullas militares desplegadas en zonas de frontera detectaron lugares de acopio de droga por primera vez este año y posibilitaron la incautación de seis toneladas de marihuana

Escudo Norte - El Ejército tiene asignados patrullajes por lugares no habitados y dispuso la participación de 1500 efectivos, que son relevados cada mes. No pueden hacer arrestos y deben dar aviso de los hallazgos de droga a las fuerzas de seguridad.

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