martes, 18 de agosto de 2015

El Senado, ejemplo del explosivo crecimiento del gasto

Por Fernando Laborda | LA NACION - Twitter: @flaborda
Uno de los indicadores de la fuerte expansión del gasto público en los últimos años es el incremento que experimentó el número de empleados del Congreso de la Nación.

Sólo entre 2011 y 2015, el Poder Legislativo ha visto crecer su dotación de personal de 10.836 a 15.073, según los datos del presupuesto nacional. Este año se ha dado también un hecho histórico: por primera vez desde la reapertura democrática producida en 1983, el Senado de la Nación supera en cantidad de empleados a la Cámara de Diputados.

De acuerdo con un trabajo del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (Cadal), el Senado, pese a contar con 72 miembros más el presidente del cuerpo, cuenta según el presupuesto nacional con más personal que la Cámara de Diputados, que posee 257 representantes. Si se considera exclusivamente la última década, la Cámara baja pasó de tener 4923 empleados en 2005 a 5554 este año, en tanto que la Cámara alta creció en igual período de 2864 a 6081 empleados, algo más del doble.

La cuestión del incremento del personal en el Congreso no es nueva. Tanto en ambas cámaras, como en la biblioteca, la imprenta y la obra social del Congreso, existe un criterio político de ingreso del personal. Por tal motivo, desde el retorno a la democracia, año tras año, se fueron engrosando las distintas dependencias. A tal punto que muchos de los empleados que ingresaron con los senadores y diputados desde 1984 en adelante continúan hasta el día de hoy en la planta de personal, la mayoría como permanentes.

Se suma a esto el inusitado incremento de personal que se produjo en el Senado en los últimos años, con Amado Boudou en la titularidad del cuerpo.

Durante la era kirchnerista, el Senado pasó de tener 2652 empleados en 2003 a 2915 en 2007; entre 2007 y 2011 la planta de personal subió a 3287 y, finalmente, el mayor aumento de personal se produjo en los últimos años, en los que se incrementó a 6081 empleados

Durante la era kirchnerista, el Senado pasó de tener 2652 empleados en 2003 a 2915 en 2007, período en el que Daniel Scioli fue presidente de la Cámara. En el siguiente período presidencial, entre 2007 y 2011, que tuvo como titular del cuerpo a Julio Cobos, la planta de personal subió a 3287. Finalmente, el mayor aumento de personal se produjo en los últimos años, durante la gestión de Boudou, en que se incrementó a 6081 empleados, de acuerdo con la pauta del presupuesto nacional, aunque según la página web del Senado, el total de empleados suma al día de hoy 5692 (2915 en planta permanente, 2202 en planta transitoria y 575 con contratos de locación de servicios).

Estos números representan para el Senado alrededor del 40% del total de trabajadores del Poder Legislativo Nacional, cuando diez años atrás constituían el 29%.

Según Gabriel Salvia, autor del trabajo, lo destacable del Senado es que desde hace tiempo brinda una detallada información sobre el personal en su sitio web www.senado.gov.ar, ofreciendo un listado por cada categoría y dependencia donde cumple funciones, mientras que la Cámara de Diputados eliminó en los últimos años ese tipo de información.

El ranking de empleados de senadores nacionales lo encabeza el radical Luis Carlos Naidenoff, con 49, seguido por su correligionario Mario Cimadevilla, con 45, según el informe.

En cuanto a los bloques, el de la Unión Cívica Radical, con 156 empleados, es un claro ejemplo de empleados designados en diferentes etapas que conforman "capas geológicas". Hay que tener en cuenta que el bloque de la UCR tiene 11 legisladores y el Frente para la Victoria, con 32 senadores, tiene asignados 41 empleados.

En las dependencias del Senado, la cantidad de empleados la lidera la Dirección de Automotores con 155, seguida de la Dirección General de Recursos Humanos con 145.

El trabajo señala que la reforma política y administrativa en el Senado debería ser la principal tarea del futuro vicepresidente de la Nación. "Sin embargo -observa-, hay que ver si los candidatos a ocupar el cargo realmente conocen esta situación en particular y, en tal caso, si estarán dispuestos a asumir la responsabilidad política de administrar austera y meritocráticamente el ámbito de su competencia.".

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