(Clarin rural) - Es clave como forraje para la alimentación del ganado bovino, porcino y aviar. Pero además crece en otros usos como la la molienda húmeda y seca y como biocombustible.
Foto: La industria alimenticia es un fuerte consumidor del cereal. (Crédito Clarín)
El agregado de valor en origen es uno de los ejes clave a los cuales el sector agropecuario apunta en un futuro. Y en este escenario el maíz tiene cada vez más transcendencia en la cadena agroindustrial y en la economía nacional.
Por eso, vale la pena hacer una radioagrafía de cómo se compone el consumo interno de los granos producidos por este cultivo, que difundió hace pocos días la Bolsa de Comercio de Rosario. Tomando datos oficiales del 2013 (el último año con estadísticas ya finalizadas) el consumo interno oscila entre 13 y 14 millones de toneladas, sobre una producción cercana a 30 millones de toneladas. El resto de la producción es para exportación.
Según el informe, el consumo de maíz en el país se divide en cuatro rubros principales: forraje para la alimentación del ganado bovino, aviar y porcino; alimentación humana; biocombustibles (etanol) y semilla para sembrar.
“La faena avícola y porcina mantuvieron altas tasas de crecimiento en la última década, al tiempo que se desarrollaron usos industriales más sofisticados, como la molienda para producción de bioetanol”, destacaron los especialistas Guillermo Rossi y Julio Calzada, de la bolsa rosarina, quienes realizaron el informe.
En detalle, el maíz utilizado como forraje para la alimentación de animales sumó 11,7 millones de toneladas. Así, la ganadería fue el sector que más consumió este cereal.
Para la producción de carne se destinaron alrededor de 3,3 millones de toneladas, mientras que se demandaron unos 2,7 millones de toneladas para la producción de leche. Por su lado, el sector avícola demandó unos 3,5 millones de toneladas. Asimismo, para la producción de huevos se necesitó casi 1 millones de toneladas.
A su turno, la producción de carne porcina requirió cerca de un millón de toneladas. Y para la generación de alimentos para mascotas y otros, se utilizaron cerca de 300.000 toneladas.
Otro dato interesante es que el maíz es el componente más utilizado dentro de las raciones forrajeras. Si se considera el total de las toneladas de distintos productos destinadas a raciones, el cereal representa el 43%. Según datos oficiales, si se suman también el sorgo forrajero, cebada cervecera y forrajera, trigo forrajero, desechos, harinilla, cáscara de soja, harina de soja y girasol, silaje de sorgo, semilla y subproductos de algodón, hay un total de 26,5 millones de toneladas en el año de distintos productos destinados a la alimentación animal.
El informe de la bolsa rosarina aseguró que para alimentación humana se utilizaron cerca de 1,4 millones de toneladas, como insumo en la molienda húmeda (destilería) y seca (molinería).
Por su parte, en relación al bioetanol en base a maíz, desde la entidad rosarina aseguraron que esta industria ha tenido un importante crecimiento a partir del 2012, como consecuencia del corte obligatorio de las naftas con etanol dispuesto por el Gobierno. En total, se utilizaron casi 500.000 toneladas durante el 2013. En la actualidad funcionan seis empresas con una capacidad de producción teórica conjunta cercana a 520.000 metros cúbicos de etanol por año.
Las empresas que venden etanol a las refinerías de petróleo son ProMaíz, Aceitera General Deheza, Bunge, ACA Bio (de la Asociación de Cooperativas Argentina), Diaser, Bio 4 y Vicentín.
Por último, se estima que 183.000 toneladas de maíz son usados como semilla para la siembra. “Esta estimación parte de tomar como densidad promedio unos 20 kilos por hectárea”, especificaron desde la Bolsa de Comercio de Rosario.
El maíz no atraviesa hoy su mejor momento, pero está claro que tiene un enorme potencial para volver.
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