(LPO) - Lo están delineando entre Melconian, Sturzenegger y Prat Gay. Coinciden en que un recorte de subsidios no será suficiente.
Los principales asesores económicos de Mauricio Macri se encuentran diseñando el plan que aplicarán en caso de que el jefe de gobierno porteño se convierta en el próximo presidente. El líder del PRO deja hacer su juego a Carlos Melconian, Federico Sturzenegger y a su última incorporación en esa área, Alfonso Prat Gay.
A su modo, cada uno de ellos se ha ido especializando en un área diferente, que demuestran cuando hablan públicamente: Melconian en política fiscal, Sturzenegger en política monetaria y Prat Gay en finanzas internacionales. En tanto, Rogelio Frigerio se fue alejando de sus pares economistas y empezó a cultivar un perfil más político. Es el armador del PRO en Entre Ríos e incluso algunas versiones lo mencionaban como el elegido por Durán Barba para acompañar como vice a Macri.
Los economistas delinean para el jefe de gobierno porteño un esquema que deberá resolver los principales nudos de la coyuntura actual: creciente déficit en las cuentas públicas, falta de dólares, presión tributaria, desaceleración de la actividad y caída de la productividad.
Lo cierto es que en el PRO apuntan a recibir una fuerte inyección de billetes verdes, que el propio Macri insinuó cuando habló de levantar el cepo el 11 de diciembre, es decir, el primer día de su mandato, en caso de que gane las elecciones.
En el partido amarillo saben que los mercados están expectantes con la Argentina y lo único que necesitan es una excusa para venir a invertir al país, aprovechando activos baratos con alta rentabilidad. Además, las condiciones para endeudarse en el exterior no podrían ser mejores, ya que las tasas de interés continúan en mínimos históricos. Prueba de ello son las tasas bajas a las que otros países de la región consiguen financiarse.
Como explicó LPO, la confianza del macrismo radica en la presentación de un plan de gobierno en octubre. Es decir, dos meses antes de asumir, el líder del PRO tendría tiempo para hacer giras en el exterior y asegurarse las divisas frescas necesarias para reactivar la economía.
Una alternativa que barajan es retornar al financiamiento de organismos internacionales como el FMI, el Banco Mundial o el BID, que permitan engrosar las reservas en torno a unos 15 mil millones de dólares y de esta manera despejar las dudas del mercado cambiario, al mismo tiempo que le permitiría al próximo gobierno aumentar las inversiones en infraestructura.
En cuanto al valor del dólar, en el PRO responden que no será necesario ajustarlo hacia arriba de manera marcada, con una devaluación del peso significativa, para que los exportadores recuperen competitividad, porque existe una capacidad ociosa de la economía que aún es considerable y en cuanto esta se ponga en marcha otra vez, de por sí la producción pasará a ser más rentable.
Por otro lado, los asesores económicos de Macri plantean que eliminando impuestos “distorsivos” como las retenciones, los ruralistas podrán cobrar más por sus ventas al exterior sin la necesidad de una devaluación pronunciada.
También se planea la eliminación del impuesto a los autos que impuso el gobierno a fines de 2013 y prácticamente terminó destruyendo ese mercado, bajo la excusa de ahorrar divisas, pero que al mismo tiempo generó nuevas distorsiones de precios entre los modelos. También en este caso la industria automotriz ganaría competitividad sin la necesidad de que el dólar se mueva.
Contra el déficit
Pero sin dudas el problema más áspero en el que están trabajando es el del gasto público, que hoy crece a un ritmo superior a lo que lo hacen los ingresos fiscales.
Tanto los asesores de Macri, como los de Daniel Scioli o Sergio Massa, saben que la principal causa del déficit no son los salarios públicos o planes como la Asignación Universal, ya que estos se pagan con recursos corrientes (impuestos, entre otros).
Los economistas del entorno de los tres candidatos presidenciales apuntaron sus cañones contra los subsidios económicos destinados a mantener congeladas las tarifas de servicios públicos en la Capital y el Gran Buenos Aires.
Sin embargo, en el macrismo saben que con ese recorte no alcanzará, ya que representa sólo una de las causas del déficit. De hecho, el Tesoro tiene un resultado financiero positivo antes de contar los gastos figurativos, que destina a otros organismos descentralizados.
Y ahí aparece uno de los principales “agujeros negros” como el Pami, se alarmaba un miembro del equipo económico de Macri. La obra social de los jubilados tiene un déficit operativo estructural que se incrementa año a año. La otra alarma que ven en el PRO es la Anses, que viene reduciendo su superávit año a año y cuyo resultado positivo se evaporaría en el momento en que empiece a reconocer las sentencias en contra que tiene en la Justicia por reajuste de haberes.
“Al final estamos igual que siempre, las principales dos fuentes del déficit son el Pami y la Anses”, se lamentaba un colaborador del partido amarillo.
De todas formas, en el macrismo confían en que la reactivación económica podría hacer aumentar el monto recaudado y de esta manera financiar de manera sostenible a la obra social de los jubilados, porque saben que es imposible ajustar en esa área, achicando sus gastos. Financiarlo vía deuda sería inviable porque los compromisos del gobierno ya están en un nivel complicado. Y los contribuyentes no tolerarían un nuevo incremento en la presión tributaria.
La contracara del déficit público, analizaba un operador del PRO, es una emisión de deuda cada vez más alta por parte del gobierno, que se refleja en las propias planillas oficiales que publica el ministerio de Economía.
Los números del Palacio de Hacienda muestran una necesidad cada vez más creciente de fondos que se obtienen de emisiones en pesos y en dólares, y títulos que se colocan a otros organismos, inclusive el Banco Central.
Pero esto sumado a la suba de tasas que aplicó hace ya un año el Central, se va convirtiendo en una bola de nieve imparable que amenaza con arrasar, tarde o temprano, la frágil estabilidad en la economía. Por ejemplo, el 2014 cerró con 625 mil millones de pesos de “endeudamiento público e incremento de otros pasivos”. El año anterior, esa partida había sido de $343 mil millones.
Hasta el sciolista Miguel Bein advirtió en su último informe que "Apelar al endeudamiento, como finalmente empezó a hacer el Gobierno con el BCRA en el último año y con el mercado en la última semana, y como hicieron la mayor parte de las economías vecinas para financiar desequilibrios de cuenta corriente de 3/5% del PIB puede resolver por varios años este dilema, aunque como ya quedó demostrado en el pasado, no dura para siempre salvo excepciones (USA, Australia)".
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