Por Nahuel Gallotta - Clarin.com
Una modalidad sorprendente. Publican avisos pidiendo coches para dar en alquiler. Los toman y los entregan a colombianos. Los dueños de los vehículos terminan involucrados en las causas penales contra los delincuentes.
El aviso parecía tentador: la agencia pedía autos nuevos y le pagaba al dueño, cada mes, el 15 por ciento del valor asegurado. O sea, si el interesado entregaba un coche valuado en 100 mil pesos, recibiría 15 mil cada 30 días. El contrato era por seis meses y la empresa prometía hacerse cargo de las multas y los posibles gastos de mantenimientos. Por teléfono, nada resultaba extraño.
Sin embargo la agencia, ubicada en Pilar, no tenía un aspecto muy confiable. No había, a la vista, calcomanías de tarjetas de crédito para que los clientes pudieran abonar los alquileres. Además, cuando alguien llevaba un coche, ninguno de los empleados lo ponía en marcha ni pedía salir a dar una vuelta para verificar posibles fallas en el motor.
Javier O. le cuenta a Clarín que él igual entregó el suyo, un Corsa Classic. Firmó el contrato por 3.300 pesos mensuales y se fue. Pronto empezaron las novedades. Lo primero que le llamó la atención fueron las multas, todas labradas en la Capital. Pero en la agencia las pagaban y no se preocupó. Recién entendió que estaba en problemas cuando a los cinco meses lo llamaron del seguro: un colombiano había chocado su auto.
Al mes siguiente, la que tuvo noticias fue su pareja. Policías de la Federal habían intervenido en una pelea entre tres personas, todas colombianas, en la avenida Huergo. Se movían en el Chevrolet Aveo que ella había entregado a la agencia y en el baúl llevaban barretas, cédulas verdes en blanco y títulos truchos. Intervino un fiscal, que los investigaba por otros delitos, y a la mujer le allanaron la casa. Luego Javier tuvo que someterse a una rueda de reconocimiento. Allí se convenció: la agencia, “Gallery”, les alquilaba sus autos a los colombianos que salían a robar por las calles porteñas. Quiso romper el contrato y retirar el auto, pero no lo dejaron. Le decían que su coche estaba en Córdoba. Nunca más lo recuperó. Enseguida empezaron a rebotar los cheques con los que le pagaban.
Su caso no es el único. Según pudo constatar Clarín, la modalidad se viene repitiendo desde hace meses: colombianos que caen presos por cometer delitos movilizándose en autos que están a nombre de argentinos, con todos los papeles en regla. De hecho el lunes 27 de octubre, cuando siete ciudadanos de ese país fueron arrestados tras enfrentarse en la Costanera con la custodia del fiscal federal Carlos Stornelli, el secretario de Seguridad Sergio Berni se refirió al tema: “Los autos son alquilados en una agencia de Pilar”, señaló. (ver El caso de los...)
Clarín entrevistó a distintas personas que entregaron sus autos. Algunos hablaron de una agencia que funciona por lo menos desde 2010 y se va moviendo por distintas zonas, como Tortuguitas o Luján, a pesar de que uno de sus dueños está detenido, y otro cumple arresto domiciliario. Todos son argentinos, y familiares entre sí.
Un caso relacionado con esa agencia ocurrió el último 8 de septiembre. La Policía Bonaerense quiso identificar a un hombre que hablaba por teléfono parado al lado de un Renault Sandero, en una calle sin salida de Bernal. Cuando los agentes se le acercaron, notaron que era colombiano. Tenía encima las llaves del coche. Lo abrieron y adentro estaba Cristian Camilo Mejía Farfán, también colombiano, de 26 años, herido de bala. El joven murió antes de llegar al hospital.
El coche había sido alquilado a la agencia “Free Style”, de Pilar. Fuentes de la investigación le contaron a Clarín que se presentaron en la dirección que figuraba en un volante pegado en el auto para hacerse pasar por clientes: se encontraron con un centro de estética. Llamaron al teléfono que aparecía en el aviso y les dijeron que se habían mudado a Capital Federal, a metros de Córdoba y 9 de Julio. Pero allí tampoco había agencias de alquiler de autos.
“La empresa no tenía lugar físico. La titular del auto fue citada a declarar y se presentó con un contrato que le habían dado en la agencia”, le dice a Clarín un investigador del homicidio. Como responsable de “Free Style” figuraba una mujer, que al ser indagada no pudo presentar documentación de las personas que alquilaban los autos. Tampoco tenía siquiera facturas.
Claudia es otra de las damnificadas que acepta hablar con Clarín a cambio de anonimato: “Los que manejaban mi auto eran colombianos de los cárteles”, dice.
Ella entregó un Corsa Classic en 2012, con sólo 200 kilómetros recorridos, en la agencia de Pilar. Cuando comenzó a tener problemas para cobrar los 4.500 pesos mensuales que le habían prometido, se metió en Internet y buscó el nombre de la persona que la había atendido en la agencia. Allí se enteró de que, además de ser el cantante de una banda tropical, tenía distintas denuncias por estafas. Fue a la agencia y exigió su auto, pero no se lo dieron. Decidió pedirle al sistema de rastreo que le localizara el coche: apareció en Rivadavia y Boedo. “Lo tenían dos colombianos. Le habían puesto vidrios polarizados y estaba chocado y sin la patente trasera. En menos de tres meses le había hecho 18 mil kilómetros”, le cuenta a Clarín. Los dos ocupantes fueron detenidos pero recuperaron la libertad esa misma noche.
Varios de los damnificados se contactaron, hicieron una investigación y presentaron la denuncia ante una fiscalía de Pilar. Uno de los responsables de la agencia cayó detenido poco después, imputado por la fiscal María Inés Domínguez de al menos 38 defraudaciones. Les alquilaba los autos a los colombianos para que salieran a robar y luego los convertía en “mellizos”. Su padre había sido detenido en junio de 2012 tras una investigación en la que la Policía Federal capturó a 10 colombianos que robaban departamentos: él les daba los autos.
“A nosotros nos consta que esta familia, de apellido Salas, sigue manejando agencias”, le dice Javier a Clarín. El fue hasta su domicilio a reclamar su coche: lo amenazaron con un arma para que se fuera.
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