martes, 1 de julio de 2014

Dónde conseguirá dólares el Gobierno para pagar la deuda

La deuda que no se frena. El viernes 20, la presidenta Cristina Kirchner anunció que busca pagarle al 100% de los acreedores.Por Ismael Bermudez - diario Clarín

En poco tiempo, el Ejecutivo se quedaría sin divisas para pagar los vencimientos de la deuda. Y la deuda no para de crecer.
El Gobierno necesita muchos pesos y muchos dólares para financiar los pagos de deuda y el déficit fiscal. A quien hasta ahora proveía esos pesos y esos dólares –el Banco Central— le queda poco combustible porque cuenta con magras reservas y por el mayor impacto de una mayor emisión monetaria sobre la inflación y la tasa de interés. Recurrir al financiamiento externo es muy caro y difícil de conseguir en medio de las “negociaciones” pendientes con los fondos buitres y demás bonistas que no ingresaron al canje tras el adverso fallo Griesa. Y si se paga con bonos a los fondos buitres, la carga financiera sería mayor, sin que haya financiamiento del exterior porque antes habrá nuevos planteos por el “retraso” del tipo de cambio, el cepo cambiario y el déficit fiscal.

En números, de aquí a fin de año, con ayudas del BCRA, ANSeS, Banco Nación y asumiendo que los organismos financieros internacionales desembolsan nuevos créditos, las cuentas oficiales quedarían con un bache de US$6.075 millones. Para 2015 el faltante se eleva a US$17.508 millones, según las cuentas de la consultora ACM Son muchos los especialistas, como Nadin Argañaraz, del IARAF (Instituto Argentino de Análisis Fiscal), que sostienen que “ los arreglos con Repsol, Club de París y con los holdouts no solamente implican más necesidad de fondos para el pago de las amortizaciones de capital, sino que, al no pagar de contado, se genera una cuenta de intereses de deuda, que incrementa el gasto público y presiona aún más sobre el déficit fiscal”.

“A estas necesidades habría que agregar las que se generen si se entregan bonos a los fondos buitres. Por caso en concepto de intereses, suponiendo una tasa del 8%, implicaría nuevas necesidades anuales solo de intereses cercanos a los US$1.200 millones, sin contar las amortizaciones del capital”, agrega Argañaraz, quien destaca que “ya se tiene una presión tributaria muy alta y el financiamiento por excelencia del Banco Central es la emisión monetaria que da lugar al no legislado impuesto inflacionario”.

Maximiliano Castillo, de la consultora ACM, dice que “en los últimos años, y con mayor intensidad desde 2010, el financiamiento de los requerimientos financieros del Tesoro fue mayormente cubierto por la asistencia del BCRA. Si el Gobierno no consigue financiamiento voluntario en el segundo semestre de 2014, el Banco Central deberá asistir al Tesoro en aproximadamente US$15.000 millones (3,1% del PBI), incluyendo la transferencia de utilidades, el uso de reservas y los adelantos transitorios. La dependencia de los recursos del BCRA quizás sea más importante en 2015, teniendo en cuenta que los vencimientos de deuda se amplían significativamente el año próximo por los nuevos requerimientos derivados del acuerdo con el Club de París y Repsol y por el vencimiento del Boden 2015”.

Castillo agrega que “la estrategia de financiarse casi exclusivamente con fondos del Banco Central, como era esperado, se confirmó insostenible. Este esquema de financiamiento tuvo un impacto decisivo en el deterioro del balance del Banco Central y en la dinámica de la inflación y de la depreciación del peso. Por esto, el Gobierno también está apremiado por resolver la situación judicial en Nueva York con los holdouts, de forma tal que le permita al Tesoro buscar financiamiento voluntario”. Y concluye que “de todas formas, e incluso suponiendo una resolución favorable para nuestro país del conflicto judicial en EE.UU. que le permita emitir deuda en los mercados voluntarios, difícilmente se pueda sustituir toda la asistencia prevista del BCRA al Tesoro, que sumaría US$31.000 millones (6,7% del PBI). En este sentido, será clave la dinámica que el Gobierno le imprima a la evolución del gasto público y, con ello, al déficit fiscal”.

El especialista en deuda Héctor Giuliano advierte que “el Estado argentino se encuentra ante una encerrona financiera”. “No tiene liquidez ni solvencia para afrontar los servicios de su deuda pública – externa e interna—porque carece de las divisas necesarias y porque tiene déficit fiscal creciente”. Así las cosas, incluso la alternativa de pagar con bonos agrava los desequilibrios del Estado”.

En la misma línea, el diputado Claudio Lozano sostiene que los vencimientos en dólares del Tesoro Nacional entre junio del 2014 y diciembre del 2015 que, previo a las políticas en curso, ascendían a US$14.200 millones, ahora suman US$17.980 millones, un 27% más: US$1.120 millones con Repsol y US$1.520 millones con el Club de París, “situación que se agravará en US$1.140 millones si computamos el impacto que el acuerdo con los holdouts podría tener en el 2015”.

Lozano agrega que la deuda en pesos a cancelar hasta el 2015 representa US$6.600 millones, con reservas netas del BCRA al 13 de junio de 2014 que no superan los US$20.000 millones, con la cuenta corriente del balance de pagos en el primer trimestre del año negativa en más de US$2.000 millones y una fuga de capitales en el mismo período de US$1.000 millones”.

Lo más relevante, dice Lozano, es el efecto que estas políticas tienen sobre el período gubernamental próximo (2015-2019). Si los vencimientos en dólares se ubicaban en US$18.000 millones, la política en curso implica aumentarlos en un 79% (US$14.220 millones) llevándolos a US$32.220 millones para el próximo gobierno. Y concluye: “Más allá de la hojarasca ideológica, el retorno al sistema financiero internacional configura una estrategia irracional: pretende resolver nuestra falta de dólares aumentando la necesidad de los mismos”.

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