La guerra de minas consiste en el conocimiento y habilidades
necesarias para utilizar y anular los efectos de las minas marítimas
cuando se emplean como instrumento de agresión. El procedimiento se
divide entre el minado (instalación o lanzamiento de minas) y desminado
(destrucción de minas instaladas o por instalarse).
La mina submarina es un artefacto explosivo que tiene el objetivo de
atacar buques de guerra de superficie o submarinos, o bien interrumpir
el tráfico marítimo en un área determinada.
Existen minas de contacto,
las cuales se activan cuando el navío entra en contacto con ellas, y
minas de influencia, que se activan por efecto de variaciones acústicas,
magnéticas y de presión ambiental en su alrededor. Estas distintas
clases de minas pueden ser colocadas por embarcaciones, submarinos o
aeronaves. La instalación de minas que lleva a cabo la Marina de Brasil
se realiza principalmente mediante el uso de navíos y submarinos.
Las primeras minas se utilizaron en la Guerra de Secesión
estadounidense, aunque su aplicación a gran escala tuvo lugar en la
Segunda Guerra Mundial. Su principal ejemplo fue la operación
"Starvation" que emprendieron los estadounidenses contra los japoneses.
En ella, se lanzaron 12.000 minas desde 12 aviones que destruyeron tres
cuartos de la Marina Mercante japonesa.
En consecuencia, además de sufrir pérdidas incalculables, los
japoneses requirieron un esfuerzo de guerra colosal para limpiar los
sectores minados, donde se emplearon 349 embarcaciones de dragado. El
resultado no podría haber sido más significativo: en la operación se
hundieron 670 barcos japoneses, mientras que los estadounidenses solo
perdieron 15 aeronaves. Durante todo el conflicto se colocaron 500.000
minas que hundieron 1.500 navíos y dañaron a otros 500.
Otro ejemplo es
el de la Guerra de Corea, donde se retrasó el desembarco de 50.000
soldados que estaban en 250 barcos por ocho días debido a que las
embarcaciones dragadoras tuvieron que limpiar la zona. Al postergar el
desembarco, las fuerzas estadounidenses perdieron el efecto sorpresa de
la acción militar. Durante esta operación, el comandante de las fuerzas
navales de los Estados Unidos dijo haber "perdido el control del mar a
causa de embarcaciones construidas con cañas" que habían utilizado los
norcoreanos para colocar las minas.
Posteriormente, en la Guerra del Golfo, Saddam Hussein ordenó la
instalación de 10 minas en desuso en áreas marítimas del Golfo Pérsico,
cerca de Kuwait, lo que ocasionó que las Fuerzas de la Coalición se
demoraran 40 días en llevar a cabo las operaciones de desminado y que
los destructores USS Princeton y USS Liberty sufrieran daños graves.
La eficacia de las minas se comprobó en numerosos conflictos y
siguieron siendo agentes potenciales de destrucción de medios navales.
Desde el punto de vista económico, el valor de una mina es
relativamente bajo: oscila entre US$ 1.500 y US$ 100.000. En el caso del
USS Samuel Roberts, una mina de apenas US$ 1.500 perjudicó al
presupuesto estadounidense en unos US$96 millones. Por otra parte, una
mina de la misma clase provocó daños en el USS Tripoli, cuyas
reparaciones ascendieron a los US$ 3 millones.
Una mina puede denominarse "el arma de los más débiles contra los
más fuertes". Cualquier país tiene la capacidad de emprender este tipo
de guerra, que puede realizarse desde cualquier tipo de embarcación,
como por ejemplo botes pesqueros o remolcadores. Además, constituye una
forma de guerra más limpia, ya que normalmente se dará al enemigo la
oportunidad de decidir si ingresa a áreas minadas, asumiendo la
responsabilidad de las pérdidas que pudieran generarse.
Para Brasil una mina constituye un arma excelente para defender su
territorio, debido a las diversas necesidades de carácter social y
económico existentes que tienen prioridad entre las inversiones del
gobierno.
Considerando la importancia de la guerra de minas desde el punto de
vista estratégico, una potencia militar adecuada y capacitada debe
garantizar el uso las aguas marítimas, ya que el mar es fundamental para
Brasil. Cerca del 95% del comercio exterior brasileño se lleva a cabo
por vía marítima y el 85% del petróleo nacional se extrae desde la zona
denominada "Amazonía Azul".
Casi toda la costa brasileña puede minarse y simples carteles que
anuncien la existencia de minas en las proximidades de un puerto pueden
constituir un factor de alerta para interrumpir el tráfico marítimo. El
hecho de que Brasil haya demostrado que cuenta con la capacidad de
instalar y neutralizar minas en sus aguas es sumamente importante para
la defensa nacional.
En vista de las nuevas exigencias de los próximos años, como la
construcción de submarinos nucleares y una base naval especializada para
uso del Comando de Operaciones Navales, la organización considera
necesario llevar a cabo la reestructuración de la guerra de minas en la
Marina de Brasil (MB).
El Plan de Equipamiento y Ejecución de la Marina de Brasil prevé la
inclusión de embarcaciones "dragaminas" en el inventario de la MB que,
como se sabe en Brasil, constituyen un medio imprescindible para las
operaciones navales de desminado. La reestructuración supone que estos
buques se dividan en escuadrones estratégicamente distribuidos para
proporcionar canales de dragado con un alto grado de limpieza, lo que
garantiza la salida y entrada de submarinos nucleares de su base, además
de satisfacer las necesidades del dragado de minas en otros sectores de
la costa brasileña.
Además, incluye la creación de una organización militar para la
coordinación general de cuestiones vinculadas a la guerra de minas, que
identifique y priorice las necesidades para lograr un mayor grado de
eficiencia y economía de recursos. Será un Centro de Guerra de Minas que
se encargará de tareas específicas relacionadas con el desarrollo de la
doctrina y tácticas de esa área, el mantenimiento de bases de datos de
interés, la ejecución y análisis operacional de los medios y sistemas de
guerra de minas, la orientación y dictado de cursos y la recopilación
de conocimientos existentes.
Además, se trata de crear un espacio de capacitación que contemple
las necesidades de nuestros niveles de especialización, grado y posgrado
del personal militar (oficiales y soldados) y civil en ejercicio de las
actividades vinculadas a la guerra de minas que deben realizarse para
contar con un personal bien capacitado, equipamiento de última
generación y apoyo logístico compatibles, ya que las minas se convierten
en enemigos traicioneros y difíciles de neutralizar, lo que representa
una gran amenaza para los vehículos que transitan las áreas minadas.
Que paso con la visita a Italia por autoridades de la Armada Argentina, con respecto a los barreminas clase TERMOLI...???
ResponderEliminarL.B.A.