(La Voz de Rusia) - El avión ruso Su-35 se está abriendo camino al mercado internacional, a través de un contrato de ventas a China.
Sin embargo, dadas las anteriores experiencias de cooperación técnico-militar con los chinos, hay inquietud de que empiecen a copiar ilícitamente partes y tecnologías del novedoso aparato, considerando además el número relativamente pequeño de unidades vendidas.
Dos aviones del mismo índice
La
historia del Su-35 comenzó a mediados de los años ochenta del siglo
pasado con el desarrollo de un Su-27 modernizado en las oficinas de
diseño de Komsomolsk del Amur. El Su-27M, posteriormente rebautizado
como Su-35, iba a tener dotación técnica más avanzada, una gama más
amplia de armamentos, incluidos misiles de alta precisión
“aire-superficie”, y la posibilidad de repostar combustible en el aire.
En apariencia, se distinguía de la versión anterior por dos alas
pequeñas por ambos lados de la cabina del piloto.
El
primer Su-35, al que para evitar confusiones no referiremos en adelante
como Su-27M, tuvo un triste destino, porque la desintegración de la
Unión Soviética hizo imposible pasar a fabricarlo en serie. Las escasas
máquinas disponibles fueron entregadas a la escuadrilla de acrobacia
aérea Rússkiye Vítiazi (Guerreros Rusos), la que las usó principalmente
como fuente de repuestos para los Su-27 ordinarios, ya que no estaban lo
suficientemente ajustadas. Parte de los Su-27M sirvieron para comprobar
nuevos armamentos en aquel difícil período. Uno de ellos con número de
cola 711, luego conocido como S-37 o Terminator, fue dotado, por primera
vez en la historia, con motores de empuje vectorial.
Se
hizo famoso al cumplir una insólita maniobra de acrobacia aérea, la
“chacra Frolov”, denominada así en honor del piloto que conducía el
avión y que supone un giro en 360º en un plano del ángulo de ataque con
un radio muy pequeño, una especie de salto mortal aéreo. Al ejecutar
esta maniobra el avión describe un rizo cerrado de radio pequeño,
haciéndolo a muy baja velocidad, o sea prácticamente dando vuelta
alrededor de su propia cola. Desde el punto de vista práctico, de esta
manera puede atacar al avión enemigo que se le acerque por la cola, o si
ya está próximo, dejarlo pasar para ocupar él mismo la posición de
ataque.
El nuevo Su-35: un modelo de transición
A
principios de los años dos mil, la empresa Sukhoi reanudó el desarrollo
de un avión de quinta generación. Esa labor se concretó en el famoso
modelo T-50 PAK FA. Desde el principio estaba claro que el proceso no
sería muy rápido. Por eso, se decidió crear una versión intermedia a
partir de la plataforma T-10 (Su-27). El aparato obtuvo la designación
Su-35, que para ese entonces permanecía vacante. Para evitar
confusiones, se le sumaron las letras BM que significaban “modernizado a
fondo”, mientras que los Su-35 fabricados en serie se quedaron con la
designación Su-35S.
De
la plataforma base Su-27, el Su-35 se distingue por unos motores
mejores (Tipo 117 con elevado empuje y plazo de vida más largo), un
radar avanzado con una matriz de antenas en fase pasiva, una nueva
aviónica de la cabina incluidas las pantallas múltiples a color y otras
innovaciones. El aparato sirve para verificar y poner a punto toda una
serie de nuevos sistemas y equipos destinados para los aviones de quinta
generación.
La
posibilidad de venta del Su-35 a China se ha ido comentando desde fines
de los años dos mil y siempre ha habido inquietud en cuanto a sus
posibles consecuencias. Rusia ya ha tenido experiencias negativas con
China en este sentido. En algún momento, los chinos rompieron el
contrato de licencia para la fabricación del Su-27SK a partir de los
kits importados desde Rusia y comenzaron a fabricar en serie su propia
copia del Su-27 bajo el índice de J-11. Luego, a base de esta copia y un
prototipo del caza de cubierta soviético Su-33, conseguido en Ucrania,
desarrollaron su propio caza de cubierta J-15. Todos estos casos generan
sospechas respecto al posible destino del Su-35S en China.
Por
otro lado, copiar el Su-35S tampoco tendría mucho sentido. Considerando
el gran número de innovaciones con respecto al Su-27 y los problemas
que aún sigue enfrentando su réplica china J-11, es obvio que la
creación de una copia del Su-35S se demoraría bastante. Para ese
momento, Rusia ya habría desarrollado una variante modernizada de esta
máquina y, lo que es aún más importante, estaría fabricando en serie
cazas de quinta generación. Además, el respectivo contrato de venta
supone importantes sanciones en caso de piratería de nuevos equipos y
tecnologías y es poco probable que China arriesgue sus buenas relaciones
con Rusia por esta cuestión. Otra cosa es que estudiará minuciosamente
el nuevo avión para aprovechar las soluciones de ingeniería que
encuentre en el desarrollo de sus propios aparatos aéreos, pero dada la
coyuntura actual, este es un dolor de cabeza más bien del Japón y EEUU.
nv/kg
Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de vista de la redacción de La Voz de Rusia.-Iliá Krámnik
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