viernes, 2 de agosto de 2013

Un escándalo que demostró los desmanejos financieros K


Por Nicolás Pizzi - Diario Clarín - La investigación reveló la arbitrariedad en el uso de los fondos públicos
para viviendas.
Criticado. La sala I de la Cámara llamó ayer la atención de Oyarbide./REUTERS

El fallo de la Cámara obliga a empezar desde cero. Fueron 26 meses prácticamente perdidos. Ahora la investigación queda en manos del juez Marcelo Martínez de Giorgi, que hasta ahora no demostró interés por indagar la responsabilidad de los funcionarios públicos.

Es obvio, pero hay que decirlo. De ninguna manera el fallo significa una sentencia de culpabilidad o inocencia sobre los imputados. Más allá de los vericuetos jurídicos de la Justicia, el escándalo demostró el desmanejo del Gobierno sobre los fondos públicos destinados a la vivienda.

En el caso de Sueños Compartidos, fueron $ 1.126.176.981 entre enero de 2009 y septiembre de 2011. El dinero provenía mayoritariamente del ministerio de Planificación que conduce Julio De Vido. El máximo responsable era el subsecretario de Obras Públicas, Abel Fatala, quien tuvo duros cruces con Sergio Schoklender. El dinero iba a las jurisdicciones locales, quienes supuestamente debían controlar el avance de las obras y girar a la Fundación.

La primera reacción del Gobierno fue echarles la culpa a los intendentes. Pero los desmanejos financieros eran conocidos mucho antes que Clarín revelara el escándalo, el 25 de mayo de 2011. En una oficina de la Fundación trabajaban empleados de Abel Fatala. Y controlaba las finanzas Felisa Miceli.
Hay decenas de informes contables que apuntaron al desvío de fondos. Y a la falta de controles. También quedaron comprobadas las maniobras para cambiar cheques en cuevas, la utilización de cooperativas para aprovechar las reducciones impositivas, y la utilización de facturas falsas.

La anulación de las indagatorias, y los errores de Oyarbide, no pueden borrar los cientos de mails encontrados en una computadora del contador Gerardo Gotkin. Menos se puede ocultar el incremento patrimonial de los hermanos. Casas en un country, departamentos, aviones, autos, y hasta un yate son parte de sus bienes. Solo Sergio hizo adquisiciones por más de $3 millones en menos de dos años.

Pobre país, en manos de quienes estamos...

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