domingo, 18 de agosto de 2013

Reconstrucción económica

Por Miguel Ángel y Andrea Broda - Diario La Nación
Muchos dirigentes políticos creen que la economía sólo necesita un pequeño "service". Creen que con menos confrontación, más república y algunas rectificaciones menores a la política económica será suficiente para retomar un sendero sustentable de alto crecimiento con baja inflación. En nuestra opinión, esta visión minimiza el inmenso desafío que tenemos por delante.

Volver a crecer a tasas altas y de manera sostenida no será tarea sencilla. El crecimiento potencial de la Argentina (que no sólo depende del uso y la calidad de los factores de producción; sino del contexto externo y de la política económica) se ha reducido a sólo 2,0/2,5% anual, según distintos métodos de cálculo. Mirando hacia adelante, el contexto internacional será otro: China se desacelera, Brasil crece modestamente, y el boom de precios de las commodities parece haber quedado atrás. La clave para aumentar la tasa de crecimiento futura pasa entonces por tener un diagnóstico acertado, una política económica realista (que resuelva los problemas macro) y un plan estratégico de mediano plazo (que permita dinamizar los sectores en los que tenemos ventajas competitivas).

Veamos qué problemas tendremos que afrontar y cómo resolverlos adecuadamente requerirá mucho más que un "service".

1) Vulnerabilidad macro. Habrá que ocuparse de los desbalances fiscales y monetarios, que son la causa principal de la suba de precios, porque no hay ejemplos en el mundo de países que hayan crecido a ritmo alto y sostenido sin estabilidad macro. Hoy tenemos un desequilibrio fiscal importante: el sector público tiene que afrontar necesidades de financiamiento que obligan a emitir moneda al 30% anual y producen una inflación de 25% por año y creciente. Todo con un gasto público y una presión tributaria récord.

Por lo tanto, para bajar la inflación habrá que hacer algo con el gasto público: tendremos que estar dispuestos a reducir los subsidios a la energía, al transporte, etcétera (que alcanzan 4% del PBI); la "sobrefacturación" de la inversión pública y los gastos en propaganda oficial. Habrá que aumentar menos de lo deseado los subsidios sociales. O sea, bajar la inflación requiere reformar un Estado sobredimensionado que, sin dudas, tendrá costos. Pero probablemente ello no alcance.

Además, tenemos que volver a ser un país "normal" en materia de financiamiento. No existe país en el mundo que financie su déficit primario y los vencimientos de la deuda pública sin refinanciar una parte (aunque sea pequeña) de dichos vencimientos en los mercados. Pero para volver a acceder al crédito externo será necesario "normalizar" nuestras relaciones con el mundo; refinanciar la deuda con el Club de París, cumplir con las sentencias del Ciadi (tribunal arbitral del Banco Mundial) y salir del default con los holdouts. En resumen, tenemos por delante el gran desafío de reformar un estado, elefancíaco e ineficiente.

2) Problema externo que tiende a agravarse por el aumento del déficit energético y la disminución del precio de la soja. Las reservas han caído de US$ 53.000 millones a 37.000 millones en 32 meses. Hemos perdido competitividad y nos hemos aislado del mundo. Con el "desastre" de la política energética y agrícola, la Argentina ha comprado un "ticket" a un dólar alto (o peso bajo).

Para resolver el problema externo, se deberá eliminar el cepo cambiario en el marco de un programa integral que permita restituir la confianza. Y, además, habrá que implementar políticas que nos permitan aprovechar las ventajas competitivas del agro y las manufacturas agrícolas, y venderle los bienes y servicios que podemos hacer bien a los 1500 millones de personas que se espera pasen a engrosar la clase media del mundo en los próximos años. Habrá que abandonar el aislamiento internacional; la estrategia de cerrarnos cada vez más; de no realizar acuerdos de libre comercio con nadie y de ir a venderle a Angola y no a China. Si no incrementamos fuertemente nuestras exportaciones, si no nos abrimos al mundo, no habrá aumentos de productividad ni se dará la adaptación tecnológica que requerimos para ser competitivos. Sin esto, no hay "tipo de cambio competitivo" que nos permita crecer más de manera sostenida.

3) Excesivo avance del capitalismo de Estado (aunque aquí no estamos solos). Esta es una de las principales razones detrás de la desaceleración de Rusia, Brasil, Sudáfrica, etcétera. En nuestro caso, la intervención del Estado ha sido muy dañina: en vez de 140/150 millones de toneladas de granos, producimos sólo 100 millones; en vez de exportar energía, tenemos importaciones crecientes; y el capitalismo de amigos bajó la productividad e impide el aumento del salario real. Claro está que necesitamos una política económica menos intervencionista, aunque necesitamos un Estado activo para definir un plan estratégico.
En resumen, no basta con un simple "service" para romper con 70 años de decadencia. Es importante salvar a la República pero casi tan importante es la reconstrucción económica que necesitamos para volver a ser normales y creíbles en un mundo capitalista donde hay que cortejar a la inversión.

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