“El Estado Nacional se ha comprometido con los grupos aborígenes a garantizarles el disfrute de los derechos humanos y de los derechos de los indígenas, cosa que en la realidad de los hechos no se ha cumplido con esta comunidad que se encuentra en estado de vulnerabilidad, ya que al carecer de los elementos necesarios para su desarrollo, deben recurrir a realizar trabajos temporarios mal remunerados y muchas veces con características de explotación laboral”, argumentó en su fallo el juez federal Ariel Lijo, quien autorizó el envío de la maquinaria.
Los Qom iniciaron una capacitación que durará, al menos, tres meses. “Es una emoción muy grande. Sobre todo para las mujeres de la comunidad que, aunque recibieron instrucción en la escuela primaria, después las máquinas ‘desaparecían’ y no las podían usar”, contó Díaz. En total hay 25 máquinas de coser, de las que 18 ya están funcionando. La idea es confeccionar indumentaria y accesorios.
Una vez terminada la capacitación, buscarán dónde colocar los productos. “Pero ahora estamos haciéndole ropa a la gente de la comunidad. La prioridad la tienen los huérfanos y las viudas”, agregó el cacique. Esa comunidad indígena sigue peleando por el reconocimiento de sus tierras. La Corte Suprema se pronunció a su favor la semana pasada suspendiendo el relevamiento que intentaron hacer en forma conjunta el Gobierno Nacional y el de Formosa. Así, el estudio estará a cargo del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI), tal como habían pedido.
Mientras tanto, el emprendimiento textil se puso en marcha. Planean dividir a los trabajadores por turnos, con reparto igualitario de las ganancias, sin patrón, y sin trabajo esclavo ni infantil. La unidad de las organizaciones en beneficio de la comunidad indígena se realizó en el marco de la Campaña Nacional contra el Trabajo Esclavo lanzada en diciembre del año pasado por la Fundación La Alameda. “En los tres talleres textiles que fueron allanados, casi 70 personas de nacionalidad boliviana eran explotados. Para nosotros, recuperar esas máquinas era una forma de reutilizarlas socialmente.
Del centenar incautado, 25 ya son las herramientas de trabajo de los Qom. Con el resto queremos hacer una escuela de costureros. Pensamos que debería funcionar en uno de los galpones clausurados y sumarlo al polo textil de Barracas”, adelanta Gustavo Vera, presidente de la organización.
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