La teoría del "error humano"
, que un conductor de tren no respeta las señales de detención
obligatoria y causa una tragedia desnuda una situación terrorífica: no
hay un sistema automático que detenga una formación si quien la guía no
respeta una señal roja, por la razón que fuera .
El accidente tuvo lugar en el ferrocarril Sarmiento, a la altura de Castelar. Foto: LA NACION / Ezequiel Muñoz
El Gobierno sostiene que ha "invertido" como nunca en los ferrocarriles. Lo cierto es que ha gastado como nunca en la historia nacional en el sistema ferroviario, pero los resultados son menos que pobres. No están los sistemas de seguridad que estaban disponibles en los históricos vagones de madera que fueron desactivados por antiguos.
Los sistemas "para-tren" existen en las otras líneas de subterráneos. A veces son como placas entre las vías que se elevan cuando la señal está roja y desde abajo tocan sensores de los coches y activan los frenos de la formación. En 2005, por decreto, el Gobierno lanzó el Programa de Recuperación y Modernización del Sistema Público de Transporte Ferroviario de Pasajeros. Incluía el señalamiento del tramo Once-Liniers en el Sarmiento, con "obras básicas", y luego se ampliaron a otras más ambiciosas. Siete años después, no hay un sistema automático de detención.
Florencio Randazzo anunció hace meses la instalación de un sistema de frenado automático en las formaciones. Pero actuaría en casos de excesos de velocidad, no ante la violación de señales de detención obligatoria, como las que, según el ministro, ocurrieron ayer.
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