(Diario Clarín) - Finalmente, la Rosada firmó los avales para que la Ciudad
financie las obras en el Vega. Pero se posterga el plan para el Medrano.
El telón de fondo es el mismo desde hace años: los gobiernos de
Nación y Ciudad reprochándose mutuamente retrasos en una obra que
resulta vital para los vecinos. Esta vez los que padecen las
consecuencias son las miles de familias que viven en Saavedra, Nuñez,
Belgrano, Villa Urquiza y Coghlan, afectados por la cuenca de los
arroyos Vega y Medrano.
Hace pocos días el jefe de Gabinete de Cristina Fernández, Juan Manuel Abal Medina, firmó los avales para que la Ciudad pueda gestionar ante el Banco Mundial un crédito de 120 millones de dólares para construir los canales aliviadores del arroyo Vega, una obra similar a la que se hizo en el Maldonado (aunque de una menor envergadura) y que ya mostró que funciona porque las históricas inundaciones de Palermo y Villa Crespo no se repitieron.
Sin embargo, en relación al Vega, la historia tiene muchos años de entredichos. Al menos desde 2008 la Ciudad gestiona tanto los avales como el endeudamiento para pedir un crédito internacional. Todo esto llegó en los últimos cuatro meses. En los primeros días de noviembre, con el voto de los diputados kirchneristas, el PRO obtuvo el permiso para endeudar a la Ciudad en U$S 250 millones, que serán destinados a un plan de obras hidráulicas (con prioridad del arroyo Vega). En rigor se trató de una sesión en la que oficialistas y opositores acordaron una batería de leyes muy polémicas, como la rezonificación de terrenos ferroviarios, en donde el kirchnerismo planea construir torres de vivienda.
Y la semana pasada llegó la firma de Abal Medina para ser presentada ante el Banco Mundial. En relación a esto último, tanto empresas como provincias necesitan este aval para obtener dinero.
Ayer, en una conferencia de prensa, Mauricio Macri, aprovechó para pedir los avales, pero esta vez para el Medrano: “Lo único que pedimos es que nos dejen trabajar. El Vega estaba licitado y adjudicado, pero fue “objetado” por Nación y tardamos cuatro años en arrancar su construcción”, aseguró el jefe de Gobierno.
En tanto, el “vocero” de Nación fue el secretario de Seguridad, Sergio Berni. Y aunque aseguró que se acercó a ofrecer ayuda (“vinimos a colaborar, a ponernos a disposición del Gobierno porteño”, dijo), dilapidó sus intenciones con una chicana: “Podemos pavimentar Libertador para una carrera pero no podemos hacer nada para que un barrio no se inunde”, dijo.
Hace pocos días el jefe de Gabinete de Cristina Fernández, Juan Manuel Abal Medina, firmó los avales para que la Ciudad pueda gestionar ante el Banco Mundial un crédito de 120 millones de dólares para construir los canales aliviadores del arroyo Vega, una obra similar a la que se hizo en el Maldonado (aunque de una menor envergadura) y que ya mostró que funciona porque las históricas inundaciones de Palermo y Villa Crespo no se repitieron.
Sin embargo, en relación al Vega, la historia tiene muchos años de entredichos. Al menos desde 2008 la Ciudad gestiona tanto los avales como el endeudamiento para pedir un crédito internacional. Todo esto llegó en los últimos cuatro meses. En los primeros días de noviembre, con el voto de los diputados kirchneristas, el PRO obtuvo el permiso para endeudar a la Ciudad en U$S 250 millones, que serán destinados a un plan de obras hidráulicas (con prioridad del arroyo Vega). En rigor se trató de una sesión en la que oficialistas y opositores acordaron una batería de leyes muy polémicas, como la rezonificación de terrenos ferroviarios, en donde el kirchnerismo planea construir torres de vivienda.
Y la semana pasada llegó la firma de Abal Medina para ser presentada ante el Banco Mundial. En relación a esto último, tanto empresas como provincias necesitan este aval para obtener dinero.
Ayer, en una conferencia de prensa, Mauricio Macri, aprovechó para pedir los avales, pero esta vez para el Medrano: “Lo único que pedimos es que nos dejen trabajar. El Vega estaba licitado y adjudicado, pero fue “objetado” por Nación y tardamos cuatro años en arrancar su construcción”, aseguró el jefe de Gobierno.
En tanto, el “vocero” de Nación fue el secretario de Seguridad, Sergio Berni. Y aunque aseguró que se acercó a ofrecer ayuda (“vinimos a colaborar, a ponernos a disposición del Gobierno porteño”, dijo), dilapidó sus intenciones con una chicana: “Podemos pavimentar Libertador para una carrera pero no podemos hacer nada para que un barrio no se inunde”, dijo.
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