Para poder brindar un servicio
regular en Viena los autobuses eléctricos poseen la última tecnología de
carga, lo que permite que sus reservas de energía puedan recargarse en
menos de 15 minutos. En las estaciones terminales los autobuses utilizan
un pantógrafo extensible para conectarse a la alimentación eléctrica
del sistema de tranvía vienés.
Utilizando esta técnica de recarga es
posible instalar sistemas de baterías más pequeños y al mismo tiempo
ahorrar en infraestructura. Adicionalmente, gracias a sus sistemas de
frenos regenerativos, los autobuses eléctricos también recuperan
energía: tan rápido como el conductor levanta el pie del acelerador el
sistema de recuperación de energía se activa.
La motorización eléctrica en estos autobuses es significativamente más eficiente que la de un autobús diesel convencional. Nueve baterías con una capacidad total de 96 kilovatios hora suministran al motor - a través de un inversor que convierte la corriente continua en corriente alterna - la suficiente energía para unos 150 kilómetros. Las baterías soportan no sólo la motorización sino también todo el sistema electrónico de a bordo, la calefacción y el aire acondicionado.
Los autobuses eléctricos contribuyen a la protección del medio ambiente y hacen que las ciudades sean mejores lugares para vivir, al mismo tiempo que implican menores costos de operación que los autobuses diesel comunes.
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