viernes, 22 de febrero de 2013

El mito del plan anti-inflacionario

Por Tomás Bulat - Cronista.com
Han salido artículos en los diarios acerca de que el gobierno estaría pensando algunas medidas para combatir la inflación. Esos rumores tienen como sustento el congelamiento de precios de Moreno y los límites del 20-20 (aumento de mínimo no imponible de ganancias y techo para aumentos salariales).

Pero para un plan antiinflacionario se necesitan muchas decisiones que el gobierno nacional, al menos hasta hoy, no muestra predisposición a adoptar. Veamos cuáles serían algunas de esas decisiones y por qué en este año la inflación va a seguir su curso actual (es decir, ascendente).

Condiciones para un plan
La inflación es un fenómeno multicausal, tiene muchas razones que la impulsan una vez que comienza a crecer. Por lo tanto, para poder frenarla se necesita una política coordinada en varios frentes: el fiscal, el monetario, el de ingresos sobre salarios y ganancias, el manejo de las tarifas energéticas, el tipo de cambio, el rol de las expectativas sobre productores y consumidores, por nombrar solo los principales.

Para poder armar un plan coherente que la enfrente se requiere un equipo con unidad de mando, es decir, un Ministro de Economía cuyo liderazgo dentro del gobierno no tenga fisuras, con poder de decisión y de dar instrucciones. Ese primer requisito este gobierno no lo cumple y no está en su perspectiva cumplirlo. Lorenzino, Moreno, Kicillof, Marcó del Pont o Etchegaray hoy solo reconocen como jefe y líder a la Presidente y ninguno aceptaría estar bajo las órdenes del otro.

Por lo tanto, en principio parece estar descartada la posibilidad de un plan antiinflacionario en serio mientras continúen la forma de funcionamiento parcializada que existe hoy.

La dinámica fiscal
El otro gran problema es la dinámica fiscal. El año 2012 terminó con déficit fiscal primario por primera vez en años. Por lo tanto el gobierno nacional necesita:
a) Incrementar sus recursos aún más, o
b) Bajar sus gastos o
c) Endeudarse para cerrar la diferencia

Pero hay contradicciones para poder conseguir estos objetivos. Veamos cada uno de ellos.

a) Los Recursos
El principal recurso fiscal hoy del gobierno nacional no es el IVA, como muchos se hubieran imaginado, sino los ‘impuestos al trabajo’. Si se analiza la recaudación de enero, puede verse que el IVA recaudó 19.128 millones de pesos, mientras que en aportes y contribuciones la suma da 20.799 millones. No solo eso, el IVA anual creció el 26% mientras que aportes y contribuciones lo hicieron el 31,9%. Esto sin sumar los ingresos por cuarta categoría de los trabajadores y otros ingresos de la seguridad social como el PAMI.
Si el crecimiento de los salarios fuera tan solo del 20% el impacto negativo en los recursos fiscales sería muy importante. La recaudación comenzaría a perder fuerza y dada su magnitud, no sería posible compensarla con ningún otro impuesto. Por lo tanto no es compatible un crecimiento salarial del 20% con los recursos que necesita el estado para financiarse. Los salarios deberán crecer entre 25 y 30% para ayudar a financiar al gobierno durante el 2013

b) El gasto público
Hay dos dinámicas del gasto muy complejas de contener:
Por un lado, jubilaciones y pensiones. Se trata de un rubro que alcanza el 30% del gasto del gobierno federal (presupuestado en cerca de 250.000 millones), y se ajusta automáticamente cada 6 meses. De hecho la Presidente anunció un incremento de las jubilaciones del 15% en el primer semestre, lo cual sumado a, supongamos un 11% más en septiembre, hará que el incremento del principal gasto del estado supere el 26% anual. En términos nominales serán más de 70.000 millones de pesos que el año pasado.
Por otro lado están los subsidios y su crecimiento nominal. Al subir el precio del dólar oficial, (ya supera los 5 pesos) necesariamente sube en pesos el costo de la energía y con ello el nivel de los subsidios. En año electoral difícilmente se hagan importantes recortes a los subsidios establecidos.
Con solo estos dos aspectos, se hace impensable que el gasto tenga algún tipo de ajuste este año, más allá de la obra pública que seguirá retrasada.

c) El Financiamiento
Si los ingresos no alcanzan a cubrir los gastos como en el 2012, la pregunta es ¿cómo los pensará financiar el gobierno? Lo cierto es que el Banco Central seguirá siendo el principal financiador del Tesoro dado que buscar endeudarse externamente no está en la agenda.
La política monetaria es y seguirá siendo expansiva. En lo que va del año 2013, más precisamente hasta el 8 de febrero, el retiro de base monetaria resultó un 41% de lo emitido en diciembre. Lo que da como resultado que la base monetaria está un 8,5% más alta que a comienzos de diciembre del año pasado.
Vale la pena recordar que el retiro de base monetaria desde comienzos del 2012 hasta el 8 de febrero de ese año fue del 56,9% y la base monetaria era tan solo un 5,4% más alta que a comienzos de diciembre del 2011.
Por lo tanto, la expansión monetaria este año viene siendo más elevada que la del año pasado. Como la economía continua sin crecer, ese excedente se está yendo a precios y al dólar blue.

No plan

No hay hoy voluntad política de decidir sobre ninguna de las principales causas que incrementan la inflación. No hay posibilidades de reducir el crecimiento del gasto de manera importante, tampoco de incrementar la recaudación y el único financiamiento continúa siendo la emisión.

Entonces, tendremos cada tanto esporádicas y desordenadas medidas para tratar de contener la inflación, pero sin resultados sostenibles en el tiempo.

Se sabe lo que hay que hacer para frenar la inflación, pero las medidas necesarias no están en la agenda del gobierno y la táctica será patear el problema para adelante, comprar tiempo hasta las elecciones, pero no implementar un verdadero plan antiinflacionario. Por eso, la inflación del 2013 será más alta que la del 2012.

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