Por Patricio Eleisegui - iProfesional.com
La salida de British Gas y la retirada gradual de Petrobras se suman a lo ya hecho por Esso y hasta por la propia PdVSA de Chávez. Expertos señalan que la petrolera argentina tendrá que ir cubriendo agujeros que dejan otros, en un mercado en default y al borde del "apagón energético".
El sector de la energía en la Argentina da muestras cada vez más frecuentes sobre los profundos cambios y "convulsiones" que atraviesa. Uno de ellos se dio días atrás cuando Petrobras anunció que colgaba el cartelito de "se vende" a casi todos sus activos en el país, que incluyen:
•Una importante refinería en Bahía Blanca
•Su participación accionaria -nada menos- que en Edesur (25%) y en Refinor (28%)
•Las estaciones de servicio que le quedan, tras haber transferido el resto al empresario local Cristobal López.
Los expertos del sector hacen referencia a una "retirada sigilosa" y de manera gradual, para no levantar polvareda y ser "políticamente correcto". Pero lo cierto es que aquellos años en los que la petrolera brasileña mostraba interés en apostar por Argentina quedaron atrás.
Claro está, las miradas apuntan a YPF como la compañía que buscará ocupar el lugar de Petrobras tras su eventual partida. Pero el caso brasileño no es el único. Antes, el gigante British Gas (BG) comunicó oficialmente la decisión de venderle también a la nacionalizada YPF el 70% de su participación en Metrogas, la principal distribuidora porteña.
Para los analistas consultados por iProfesional.com se trató de "un rescate a través de la estatización encubierta de la firma". Por cierto, esta decisión no los tomó por sorpresa. Era algo que "se veía venir", dada la complicada situación financiera que atravesaba la compañía, los cambios en las reglas de juego y la intervención oficial sobre el sector energético.
Para graficar en cifras el estado de Metrogas, vale decir que sólo en el tercer trimestre del año la distribuidora perdió unos 27 millones de pesos.
A principios de noviembre, la firma -intervenida por el Gobierno Nacional en junio de 2010- comunicó además que arrojó un quebranto operativo de $82 millones entre enero y septiembre. Es decir, casi siete veces más que en el mismo lapso de 2011.
Por este abultado rojo en sus cuentas, la compañía había informado a fines de septiembre que se veía en la necesidad de dilatar los pagos de ciertas obligaciones comerciales, al no contar con los fondos suficientes, aduciendo que su delicada situación se debía a "la falta de una recomposición tarifaria desde hace más de doce años".
Claro está que esta problemática no sólo afecta a Metrogas. Una semana más tarde a ese anuncio se sumó el de Edenor, que informó que sólo iba a pagar la mitad de las facturas que le envíe Cammesa, la empresa que se ocupa de administrar el mercado y de pagarle la electricidad a las compañías que la generan.
En realidad, Edenor siguió los pasos de Edesur que, meses antes, apenas pudo cancelar con esa administradora el 10% de la deuda y que también se vio obligada a dilatar el pago de sus compromisos. También las transportadoras de gas dieron muestras de su complicada situación y echaron culpas a la política oficial.
Es así como Transportadora de Gas del Norte (TGN) -intervenida por el Gobierno en 2008 tras declarar su default- anunció que iba a demandar al Estado Nacional por los daños ocasionados derivados de la política tarifaria.
En retirada
La vulnerabilidad que evidencia el sector energético en Argentina queda reflejada en la falta de inversiones y en la salida del país de empresas extranjeras. Para los expertos el caso de British Gas y la eventual retirada de Petrobras de la Argentina no es otra cosa que la consecuencia de la falta de incentivos para que el sector invierta, el exceso de regulaciones e injerencia estatal y las malas políticas oficiales.
Este último punto incluye el haber mantenido "forzadamente" las tarifas congeladas desde 2003 pese al notable incremento en sus costos -superior al 200%- y a la dificultad de acceso al mercado de crédito externo.
El mal clima para los capitales foráneos se hizo extensivo a toda la cadena energética, a punto tal que la salida de inversores va desde participantes en la extracción de hidrocarburos hasta la red de comercialización de naftas. En ese sentido, durante los últimos años se sucedieron eventos tales como:
•La salida de la estatal venezolana PdVSA.
•La retirada de British Gas.
•El repliegue de Petrobras.
•El traspaso de las bocas de expendio de Esso a la firma local Bridas de Bulgheroni.
"Lo que ocurrió fue un avance de capitales nacionales cercanos al Gobierno, lo que deja en claro que hubo una intencionalidad de reemplazar a ciertos inversionistas por otros", afirma a iProfesional.com Alieto Guadagni, ex secretario de Energía de la Nación.
Para el experto, "este camino es acorde con la intención del Estado de disimular que el país vive una emergencia tarifaria. El sector de la electricidad y gas lleva años sin renegociar contratos. Y esto es motivo suficiente para que -con el crítico resultado actual- ninguna empresa extranjera tome la posta de la que decide irse de la Argentina".
La gran "fuga"
La salida de British Gas de Metrogas, tiempo antes de concretarse vía YPF, estuvo muy cerca de hacerse efectiva de la mano de la sociedad Vila-Manzano, un grupo que fue aceitando sus lazos con el kirchnerismo en los últimos años.
"No se podía permitir su caída. Es la empresa con más usuarios del país y la más emblemática del sector de distribución. Como el declive ya era insostenible, se buscó la forma de decir que el Estado tomaba el control para así evitar la polémica", señaló a este medio un experto en energía que pidió reserva de identidad.
"Se sabía que British Gas tenía intenciones de irse, pero el grupo mendocino no quería correr con el riesgo que implicaba entrar. De ahí que la opción que quedó fue avanzar haciéndolo vía YPF", agregó. Guadani no oculta sus reparos sobre este último movimiento oficial.
"Ahora a Metrogas la controlará un Gobierno sin fondos. Pero, más allá de eso, la operación viola la ley de Defensa de la Competencia. Los productores de gas -como es el caso de YPF- no pueden bajo ningún concepto controlar a las distribuidoras del producto. Esto es lo que establece el marco normativo. Avanzar en sentido contario implica fijar una posición dominante", explicó.
En su escéptica visión, la estatización o el capitalismo de amigos en que se ha avanzado traerán consecuencias negativas. "El Estado hace un tiempo que dejó de contar con superávit fiscal. Encima, con el bolsillo vacío, está asumiendo más obligaciones para sostener a empresas deficitarias ", disparó.
Un derrotero que aumenta
Mariano Lamothe, economista de la consultora Abeceb.com, también evalúa la salida de British Gas -a la que se sumaría Petrobras- como una muestra más del intento oficial "de tener que apuntalar sectores con grandes complicaciones financieras y de no hacer mayores esfuerzos para que los capitales sigan en la Argentina".
"Lo que sucedió dentro de Metrogas debe leerse considerando el contexto de lo sucedido con Aerolíneas, Aysa o Repsol. En cada uno de estos casos se apuntó a la intervención del Estado nacional, ya sea de forma directa o indirecta", señaló Lamothe a iProfesional.com.
"En la actividad de hidrocarburos se dio una mecánica bien clara. Por ejemplo, salió la brasileña Petrobras que fue reemplazada por el grupo Indalo, de Cristóbal López, a través de Oil. También se retiró la multinacional Esso, que le vendió todo a Bridas, también cercana al Gobierno. Esto, más allá de lo sucedido con Repsol, ahora en litigio con el país", agregó.
Según Lamothe, cada uno de estos "desembarcos", le sirvió al Ejecutivo para "aquietar complicaciones como, por ejemplo, los reclamos por rentabilidad o suba de costos". "Se construyó una estructura inestable, a base de tarifas congeladas y marcos regulatorios endebles. Ahora estamos en una etapa más complicada, la del quebranto. Y eso obliga al Estado a tener que sumar intervenciones". Pero, agregó el analista, "el inconveniente es que estas empresas no dejan de perder plata".
Para Lamothe, esto recién empieza, ya que "habrá más compañías que irán complicándose y que habrá que atender".
Temor al apagón
El ex secretario de Energía Daniel Montamat estimó que el sector energético necesita cada año inversiones por la friolera de u$s15.000 millones. El experto señaló que ese monto no puede salir exclusivamente de las arcas públicas o del ahorro interno, sino que se requiere sí o sí de capitales internacionales, a contramano de lo que viene sucediendo. "Eso nos obliga al desafío de repensar la política energética, porque con la actual no van a venir", destacó Montamat.
Consultado sobre si en las actuales condiciones Argentina corre el riesgo de un apagón energético, sentenció: "Absolutamente. Hay un problema serio, que se va agravando, porque nos hemos comido las reservas, fundamentalmente las de gas natural, que cayeron a la mitad. El país depende de este recurso en un 51% para cubrir sus necesidades básicas de energía", describió.
Para el ex secretario de Energía la actual situación es "fruto de la irrealidad de haber creído que con precios ficticios íbamos a apuntalar la oferta energética". Montamat destacó que repasando la historia argentina, desde los años 40 en adelante, se observa que "varias veces se ´entramparon´ los precios de la energía. Pera el actual contexto es uno de los peores, ya que hay algunas tarifas del sector eléctrico y de gas que están sin actualizarse desde la caída de la convertibilidad en 2002, pese a la enorme inflación acumulada".
"Con estas políticas populistas hemos transformado a la energía en un problema para el desarrollo económico y social del país", planteó. Al respecto, remarcó que muchas de las trabas -como el cepo cambiario- están vinculadas con una factura cada vez más abultada que debe pagarse para comprar afuera lo que antes se generaba internamente.
Movimientos que preocupan
La paulatina salida de capitales foráneos en el segmento energético y, en paralelo, el incremento de la injerencia del Estado en la misma área tiene un antecedente de relevancia en lo sucedido en 2008.
Precisamente en dicho año el grupo Petersen, de la familia Eskenazi, compró el 14,9% de YPF y además accedió a una opción para adquirir un 10% adicional en los siguientes cinco años.
En 2010, Cristóbal López tomó 360 puntos de venta y la refinería que Petrobras controlaba en Santa Fe. Con esa estructura dio origen a Oil Combustibles.
La salida de la compañía brasileña se vio secundada por un retiro gradual del mercado argentino de la petrolera venezolana PdVSA.
Ya en 2011, los hermanos Bulgheroni -titulares de Bridas- concretaron, en sociedad con la china CNOOC, su ingreso al mercado de la distribución doméstica de naftas, al quedarse con 450 estaciones de servicio Esso.
Además, a través de Pan American Energy (PAE) adquirieron la refinería que la firma norteamericana poseía en Campana.
Por último, en abril de este año, la presidenta Cristina Kirchner anunció la nacionalización de YPF.
¿Qué se puede prever para el futuro? "La actual tendencia se mantendrá. El sector energético está en default casi en su totalidad y ahora el Gobierno deberá evitar lo que podría ser un apagón. En la extracción de hidrocarburos sucederá algo similar", adelantó otro especialista consultado.
"Ahora hay que prestar atención a lo que suceda con Chevron y el embargo sobre sus activos. También habrá que seguir de cerca los pasos de Shell y sus movimientos con un grupo chileno", concluyó la fuente.
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