Groseras irregularidades en la ejecución de prestámos
internacionales permiten sospechar la existencia de prácticas corruptas
En algunos casos se trató de mala gestión, pero en otros se
han registrado groseras irregularidades en la ejecución de los créditos y puede
sospecharse con mucho fundamento que se cometieron actos de corrupción, en
especial al contratarse a empresas consultoras que resultaron ampliamente
beneficiadas con los fondos facilitados por los organismos internacionales.
Como reveló LA
NACION , 37 de los 61 créditos auditados por la AGN se ejecutaron en menos del
50 por ciento. Se trata de préstamos otorgados, por ejemplo, por el Banco
Interamericano de Desarrollo (BID); el Banco Internacional de Reconstrucción y
Fomento; el Fondo Financiero para el Desarrollo de la Cuenca del Plata; la Corporación Andina
de Fomento, y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, y abarcan desde
cuestiones del medio ambiente, como el que financiaría el saneamiento de la
cuenca de los ríos Matanza-Riachuelo y que sólo se ejecutó en un 0,38 por
ciento, hasta la realización de obras públicas y la modernización de áreas de
las administraciones nacional y provinciales.
Cuando un organismo internacional otorga un crédito no
desembolsa el total. Los pagos se van escalonando mientras se controla que el
país cumpla con los requisitos acordados. Al no cumplirlos el gobierno
argentino, los pagos se interrumpieron y hubo que pagar las llamadas
"comisiones de compromiso", que según la AGN , sumaron cuatro millones
de dólares en los últimos años.
Pero el informe de la
AGN también mostró que entre 2006 y 2010 la Argentina pagó casi 380
millones de pesos a 188 consultoras privadas. El ministerio que más recursos
destinó a consultoras privadas ha sido el de Planificación Federal, a cargo de
Julio De Vido. Un caso que, según la
AGN , presentó numerosas irregularidades fue el crédito
suscripto en 2007 que, por 20 millones de dólares, otorgó el Banco
Internacional de Reconstrucción y Fomento para el segundo proyecto de
modernización del Estado, que debía ser aplicado por la Jefatura de Gabinete
suscripto en 2007. Puesto que se ejecutó sólo la mitad, se extendió hasta 2008
luego de pagarse una comisión de compromiso de 27.000 dólares. En la ejecución
de este crédito, la AGN
halló numerosas irregularidades, como pagos sin contratos a consultoras
privadas y gastos que nada tienen que ver con el objetivo original. Se
contrataron, además, varias oficinas de la jefatura de Gabinete, pero no para
la concreción del proyecto, sino para el programa Fútbol para Todos.
No hay explicación plausible para este fenómeno plasmado en
el estudio de la AGN.
Podría hablarse de desidia si nuestro país gozara de un fácil
acceso a los mercados internacionales de crédito. Pero no es el caso. Todo lo
contrario. Por eso cabe sospechar que la corrupción puede ser parte de la
explicación, especialmente debido a la onerosa contratación de consultoras
privadas para el estudio de proyectos que jamás se llevarán a cabo.
Pero existe también otro agravante. A poco de asumir Néstor
Kirchner la presidencia, su equipo descubrió en la Unidad Ejecutora
Central del Ministerio del Interior un comportamiento irregular en lo relativo
a la instrumentación de créditos otorgados por el BID y el Banco Mundial. Por
ese motivo, el entonces titular de la cartera, Aníbal Fernández, ordenó la
expulsión de once funcionarios técnicos del área cuestionada. Por lo visto,
aquella experiencia referida a administraciones anteriores de nada le sirvió al
kirchnerismo para evitar incurrir en los mismos vicios o delitos.
En julio de 2003 saludamos en esta columna la iniciativa del
entonces flamante gobierno y la decisión de Fernández porque constituía
"un paso auspicioso hacia la eliminación de los factores que conspiran
contra la eficacia y la transparencia de la administración pública, y hacia el
aprovechamiento racional de los recursos que la Argentina tiene a su
alcance para promover la siempre postergada reforma del Estado o satisfacer
necesidades sociales, económicas o culturales de vital importancia para su
población".
Al margen de los posibles casos de corrupción, la
subejecución de créditos internacionales destinados al mejoramiento del medio
ambiente, a obras o al aggiornamiento de la administración pública muestra la
indiferencia y la desidia de nuestras autoridades por aquellas transformaciones
genuinas y duraderas, pero que nada tienen que ver con el incremento del caudal
político del elenco gobernante y su permanencia en el poder.
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