miércoles, 3 de octubre de 2012

El ajuste equivocado


Por Daniel Gallo  -  LA NACION
La explosión de bronca resultaba inevitable. Fue advertida por uniformados de rango importante
El Gobierno decidió economizar en uno de los lugares más insólitos: el bolsillo de los agentes de fuerzas de seguridad. El delito crece y la violencia se vuelve cotidiana en una región metropolitana que puso su esperanza de protección en prefectos y gendarmes. A esos hombres el Estado les recortó ayer la mitad de su salario. Y ese ajuste transformó la sede de la Prefectura en una inesperada asamblea popular.

Durante meses se discutieron en el Ministerio de Seguridad propuestas para equilibrar la grilla salarial. El decreto 1703 de Cristina Kirchner, de septiembre, fue la peor opción de las negociadas entre funcionarios y jefes de seguridad.

El decreto presidencial eliminó los distorsivos suplementos adicionales, pero sin compensar la real pérdida de salario. La explosión de bronca resultaba inevitable. Fue advertida por uniformados de rango importante.
Algunos pidieron el pase a retiro antes de recibir el enojo de sus subalternos. Los salarios de las fuerzas federales están en desorden monetario desde hace muchos años. Igual que en el caso de los militares, los prefectos, gendarmes y policías llevan a su bolsillo sumas que no son niveladas por rangos o funciones, sino por fallos judiciales. Decenas de miles de agentes impulsan medidas cautelares para cobrar mejores haberes. La industria del juicio se sonríe tras la equivocación exhibida ayer por los desesperados prefectos en sus recibos.
Sin entenderse por qué el Gobierno caminó con liviandad hacia el choque con las fuerzas de seguridad que representan su bala de plata frente al reclamo social por la inseguridad.

Si se pensó que dejar con 3000 pesos de salario a miles de agentes no traería complicaciones, fue un notable error de cálculo. Convirtieron a la Prefectura en una organización piquetera más. Los suboficiales -más afectados por el recorte- organizaron no sólo manifestaciones en diversas zonas, sino que armaron petitorios a las autoridades en medio de asambleas. Se trató de un duro golpe para una institución ordenada en el verticalismo. El mando se quebró.
Poco espacio de maniobra queda para el prefecto general Adolfo Arce, que en 2007 asumió la conducción de la Prefectura. Entregar su puesto puede ser una de formas de descomprimir la situación ideadas por el negociador, el secretario de Seguridad, Sergio Berni. Pero en el Edificio Guardacostas anoche se habló de dinero, no de cargos. Por eso tuvo que aparecer el ministro de Economía, Hernán Lorenzino, para escuchar en persona las quejas.

La ministra Garré, en cambio, apareció relegada en las tratativas, haciéndose cargo Berni de aumentar su forma personalísima de manejar la relación con las fuerzas. O con las jefaturas, porque la tropa se rebeló por completo.

Esta situación puede replicarse en la Gendarmería si sus integrantes también sienten el recorte salarial. Por lo pronto, se suspendió el pago previsto para hoy. El malestar en esa fuerza es incluso superior al que apareció en Prefectura. Mastican enojo los gendarmes desde que se negó este mes un suplemento especial de viáticos a los destacamentos móviles.

Las quejas explotaron por la quita salarial. Ése fue el detonante, aunque la carga de tensiones sumaba malas condiciones laborales, traslados y cambios de destinos de acuerdo con las necesidades de seguridad en la región metropolitana. Gendarmes y prefectos cubren a desgano a los policías federales, que ganan más. El descontento crece y toma formas inesperadas.

Anexo: El decreto de Garré que provocó el conflicto

El mes pasado, la ministra de Seguridad autorizó una modificación de la escala salarial que produjo una baja efectiva en los sueldos de bolsillo de los uniformados
Si embargo, el decreto -que fue firmado por la ministra de Seguridad, Nilda Garré- eliminó adicionales y compensaciones y estableció cuatro nuevos suplementos particulares: "de responsabilidad por cargo", "por función intermedia", "por cumplimiento de tareas específicas de seguridad" y "por mayor exigencia del servicio".
Un mes después, un grupo de efectivos de Prefectura Naval afectados al operativo de seguridad Unidad Cinturón Sur se acuarteló en un destacamento del barrio porteño de La Boca en repudio a "la reducción" en sus salarios.

Según denuncian, la aplicación de esas deducciones produjo bajas sensibles en los salarios. "Yo cobraba hasta el mes pasado unos 7.000 pesos y en el nuevo recibo ahora me figuran 4.000 pesos", afirmó uno de los que participa de la protesta, que pidió no ser identificado para evitar represalias. Según explicaron, se trata de "una reducción de entre el 30 y 60 por ciento" en sus haberes. Otro de los efectivos acuartelados explicó que la medida "es pacífica" y que el personal que se adhirió a la protesta está "desarmado".

2 comentarios:

  1. Muchachos, quieren ganar bien haganse K y dediquense a la política. Por servir a la patría les pasa esto...
    No aflojen, esta ineptocracia tiene su final en las futuras elecciones.
    Neurus

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  2. Comparto totalmente la indignación del personal de Prefectura y Gendarmería afectados por este decreto incomprensible,ésta gente arriesga todos los días su vida para resguardar la nuestra y no se merecen bajo ningún punto de vista este tratamiento, soy un laburante común y si hay algo que desespera a cualquier jefe de familia que se gana la vida honradamente,es no poder llevar a su hogar un salario digno para mantenerla.
    Saludos Cordiales
    Marcelo.

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