Por Juan Diego Wasilevsky – iProfesional.com
En el mundo, el efecto escala y el recambio tecnológico
abaratan los precios. Esto no sucede en Argentina, que está a merced de lo
fabricado en Tierra del Fuego. Así, se debe pagar hasta el triple por algunos
productos. Ranking de precios, y por qué las ventajas arancelarias no llegan al
bolsillo
El mundo posó sus ojos nuevamente en la marca de la
manzanita con motivo de la presentación en sociedad del tan ansiado iPhone 5. Como
siempre sucede, los lanzamientos de Apple se convierten en los eventos más
convocantes en el atestado calendario que se mueve al compás de la industria
tecnológica. Y la atención que despertó el nuevo dispositivo de la marca que
fuera creada por Steve Jobbs no fue la excepción, confirmando así la enorme
vigencia de la compañía.
Claro está que, mientras que en el mundo avanza a paso firme
y sin freno el inexorable fenómeno del recambio tecnológico, las cosas resultan
ser bastante diferentes en la
Argentina : en un escenario marcado a fuego por la guerra
contra de lo importado, los consumidores locales no podrán disfrutar, al menos
por el momento, de este teléfono de última generación.
Sin embargo, éste no es un problema exclusivo de Apple. Por
el contrario, y tal como viene sucediendo en los últimos años, especialmente
tras la sanción de la ley que pasó a beneficiar a firmas que ensamblan en
Tierra del Fuego, el negocio de la tecnología en el país se caracteriza por la
existencia de muy pocas marcas, por la escasa variedad de productos así como
por el lento nivel de actualización.
Al respecto, desde Carrier & Asociados aseguran que, en
algunos dispositivos, la oferta local "atrasa" entre uno y dos años
respecto a la tecnología que hoy se comercializa en los mercados más
desarrollados.
Pero esto no es todo: en un escenario cerrado y dominado por
unas pocas compañías, que operan bajo licencias en el polo fueguino, el principal
flagelo es que los argentinos terminan pagando por un mismo producto una cifra
mucho más alta que en cualquier otra ciudad del mundo.
En efecto: el creciente valor de la logística, el alto costo
de la mano de obra y la fuerte carga impositiva que castiga a los artículos
importados determinan que sea cada vez sea más conveniente adquirir un
dispositivo electrónico en el exterior que hacerlo en la propia Argentina.
Así, las enormes diferencias de precios, sumadas a la
creciente escasez de marcas de punta, fueron potenciando el fenómeno de la
"microimportación", motorizado justamente por los millones de
argentinos que anualmente cruzan la frontera y deciden adquirir en el exterior
indumentaria, zapatillas, tablets, notebooks, netbooks y hasta televisores LCD.
Este comportamiento no pasó desapercibido para el Gobierno,
que hace poco más de dos semanas decidió imponer un nuevo castigo al uso de las
tarjetas de crédito para las compras en el exterior, luego de que se conociera
que, durante los primeros siete meses del año, los argentinos gastaron unos
u$s2.000 millones.
Además del cargo extra del 15% al uso de plásticos fronteras
afuera, la AFIP
decidió ponerse más dura que nunca con los argentinos que salen de shopping, a
punto tal que decidió cruzar datos de uso de los plásticos con las
declaraciones aduaneras para saber si algún turista "faltó a la
verdad" al traspasar la frontera y no declaró algún producto para así
evitar tributar el impuesto del 50% por sobre el tope de u$s300.
Precios por las nubes
La creciente "obsesión" oficial para desalentar la
compra de artículos electrónicos por parte de los viajantes se da en momentos
en que la Argentina
quedó posicionada como el país más caro a nivel mundial para la adquisición de
dispositivos electrónicos. Así se desprende de un extenso relevamiento realizado por
iProfesional.com que compara los valores para una decena de artículos a nivel
local en relación a las cotizaciones vigentes en mercados estratégicos tales
como Estados Unidos, la
Unión Europea , Chile y Brasil, tal como se puede observar a
continuación:
Así las cosas, considerando un equipo recién lanzado en la Argentina , como la Sony PlayStation
Vita, se observa que un consumidor argentino deberá pagar el equivalente a
u$s754.
Esta cifra es un 182% más elevada que la vigente en los
Estados Unidos, donde un usuario podrá acceder a esta tecnología abonando
apenas u$s267 (impuestos incluidos). Es decir, una diferencia cercana al
triple.
En la
Unión Europea el valor de este artículo es incluso más bajo,
con un precio de venta de u$s249, convirtiendo al producto ofrecido en la Argentina en un 200% más
costoso. Ya en la región, la PS Vita se comercializa a u$s540 en Chile y a
u$s692 en Brasil, de modo que los precios vigentes en la Argentina resultan un
40% y un 10% más elevados, respectivamente.
Una Cámara tipo reflex marca Sony, modelo A65VK, que por las
trabas a las importaciones no se ofrece a través de los comercios oficiales
SonyStyle, actualmente se puede conseguir en plataformas de venta electrónica
como MercadoLibre a razón de $9.100, lo que equivale a casi u$s2.000. Como contrapartida, un comprador en Estados Unidos deberá desembolsar
la mitad: u$s962 (con impuestos)
Incluso en Europa un equipo de estas características se
ofrece a precios todavía más bajos, del orden de los 749 euros (u$s941),
haciendo que el valor vigente en el mercado doméstico sea casi un 110% más
elevado que en el Viejo Mundo.
Ya en el país trasandino, esta misma cámara se cotiza a
599.990 pesos chilenos, lo que equivale a menos de u$s1.250, es decir, un 36%
más barata que en la
Argentina.
Por último, en el caso de Brasil, este equipo llega a los
consumidores a un valor de 2.972 reales que, convertidos a divisa
estadounidense, arroja una cifra de u$s1.466. De modo que un consumidor
argentino estará pagando un 33% más que cualquier interesado que esté radicado
en territorio brasileño.
Los ejemplos sobran y también incluyen a juegos de video, televisores
y a las iPad, las promocionadas tabletas con la marca de la manzanita que
posicionan a la Argentina
como el mercado más caro en dólares, con precios hasta un 60% por encima a los
de Estados Unidos e, incluso, superiores a los vigentes en Brasil, que hasta
2011 ostentaba cotizaciones más elevadas.
En este contexto, más allá del valor en términos de divisas
estadounidenses, un dato clave es el esfuerzo que debe realizar un consumidor
para poder acceder a un producto determinado en la Argentina en relación a
países más desarrollados.
Así las cosas, considerando la tableta de la manzanita más
equipada se observa que:
• En un mercado como Francia, un usuario que cobre el
salario más bajo, deberá destinar apenas medio mes para comprar este dispositivo.
• En cambio, en la Argentina , tomando un ingreso mínimo de u$s579,
se necesitarán más de dos meses de trabajo para acceder al mismo producto, es
decir, cuatro veces más de esfuerzo.
Beneficios que no llegan al bolsillo
"Se podría afirmar que hoy la Argentina prácticamente
tiene la tecnología más cara en términos de dólar, con precios que se ubican
muy por encima de los de Estados Unidos, la Unión Europea e
incluso que Brasil", aseguró a iProfesional.com un consultor en temas
tecnológicos que pidió estricto off the record.
Por su parte, Carlos Scimone, gerente de CAMOCA, entidad que
nuclea a fabricantes de artículos tecnológicos de Buenos Aires, Santa Fe y
Córdoba, confirmó que "hay grandes diferencias de precios entre la
electrónica que se produce en el sur del país y la importada. Algunas,
demasiado elevadas".
En la misma línea, Marcelo Elizondo, ex director ejecutivo
de Fundación ExportAr y experto en comercio internacional, aseguró que "el
Gobierno decidió proteger todo y no está exigiendo nada a cambio. Las empresas
así se están volviendo ineficientes y quienes terminan pagando esto son los
consumidores, por los precios cada vez más caros. La ecuación, evidentemente,
no cierra".
El experto agregó que "no está mal tener industrias
protegidas, pero tampoco se puede defender a todos los sectores. En el caso de
la iPad o del iPhone nunca vamos a ser competitivos. Por el contrario, si se
frena el ingreso de estos productos se termina generando una gran ineficiencia,
tal como sucede actualmente".
Acto seguido, el experto recomendó "proteger industrias
manufactureras que sí tienen potencial, como la industria del cuero, ya que
contamos con materia prima y buen diseño. La protección ahí sí se
justifica".
En este contexto, un consultor experto en temas informáticos
brindó a iProfesional.com un dato revelador: el dinero que se pierde de
recaudar el Gobierno en concepto de impuestos por el esquema que beneficia a
Tierra del Fuego es un 150% superior que el costo que supondría subvencionar
esos mismos puestos de trabajo que ocupa esta industria.
"Defender los empleos me parece lógico. Pero esto nos
está saliendo muy caro. Si el Gobierno quisiera, podría sostener esos empleos
destinando unos $2.000 millones de pesos al año. Esta cifra es
considerablemente más baja que los $5.000 millones que le cuesta dejar de
percibir los tributos de las empresas sureñas en concepto de Ingresos Brutos,
IVA, Ganancias, aranceles de importación y otros tributos", disparó.
"Lo más preocupante es que todo este andamiaje de
beneficios no llega al bolsillo de la gente", se indignó la fuente consultada.
A la hora de analizar las causas por las cuales estas
ventajas tributarias no repercuten en menores precios para los consumidores, el
experto hizo hincapié en el alto impacto de los costos logísticos que implica
trasladar todos los insumos hasta el sur del país y de allí a los principales
centros de consumo: "De movida, sólo por transporte, los productos se
encarecen un 15% más".
Por su parte, Elizondo hizo referencia al componente
especulativo, dado que "el sólo hecho de restringir la oferta ya aumenta
los precios, porque disminuye la competencia".
Al respecto, acotó que "si cerrás la economía y a las
empresas les das un coto de caza, surgen estos problemas, porque cuanto menos
competencia haya, más imperfecto se vuelve el mercado, generándose así un
oligopolio".
En este sentido, Diego Pérez Santisteban, presidente de la Cámara de Importadores
(CIRA) también señaló a esta causa como una manera de explicar los altos
precios que deben pagar los consumidores argentinos por este tipo de productos:
"Hay compañías que pueden ingresar muy pocos accesorios, entonces
desensillan hasta que aclare y lo que tienen en stock lo cuidan y lo defienden
con precio, vendiéndolo más caro".
Más allá de esta polémica, los expertos detallaron otros
costos ocultos que terminan impactando en el valor de venta de cualquier
empresa importadora, como el ´peaje´ que tienen que abonar muchas compañías
para comprarle mercadería de exportación a otras firmas y así tener un cupo
para poder traer productos del exterior y cumplir con el plan "1 a 1" que exige la Secretaría de Comercio
Interior.
Se trata de una práctica por la cual una empresa le cede a
otra el CUIT para realizar un envío afuera, previo pago de una
"comisión" que, dependiendo de las urgencias y los volúmenes involucrados,
puede llegar a ser de entre el 10 y el 15% de la exportación, un sobrecosto que
luego se traslada a los precios de venta del producto importado.
Frente a este cóctel de variables, Elizondo recalcó que
"no hay que olvidarse de la alta inflación en dólares que tenemos, que lo
que está generando es que cada vez quedemos más caros respecto al mundo". Y esto alcanza tanto a los productos de exportación como a
los de importación, que no pueden escapar de su efecto nocivo.
En definitiva, los que lo pagan todos estos artículos más
caros, son los consumidores argentinos en el país de la "tecnología para
todos y todas".
Es cierto... La verdad es que se pagan carisimos los productos. Tengo la oportunidad de ir a Chile de compras de vez en cuando y la diferencia es terrible, no solo en electronica, tambien en vestimenta, muebles etc. Entiendo que con esto se quiere defender la industria nacional, pero a este precio?? creo que no tiene sentido. Estamos ya en un punto en el que una compra de zapatillas lo pagamos con tarjeta de credito.
ResponderEliminarMuy interesante la nota, aunque para tener más en claro lo que sucede creo que debería de hacerse una comparación del costo de los productos en función del salario promedio y mínimo de la gente en cada país que se toma como ejemplo, del mismo modo que se comparó la el costo de la Ipad en Francia con el salario mínimo debería hacerse con todos los productos especialmente comparado con los países vecinos y así si poder comparar como estamos ubicados en relación a los países hermanos.
ResponderEliminarSaludos