Por Jorge Srodek para LA NACION
En los últimos diez años el gobierno nacional no ha sabido, o no ha querido, llevar adelante una política agropecuaria que genere los incentivos necesarios para aprovechar las oportunidades de producción agroalimentaria que el mundo ofrece. El sector agropecuario y de la agroindustria ha retrocedido peligrosamente en materia productiva, a punto tal que están naufragando sin rumbo. Los productores no pueden seguir transitando cosechas en total incertidumbre bajo la constante amenaza de una nueva intervención del Gobierno que, arbitrariamente, destruye la confianza en los mercados.
No sólo han faltado incentivos, sino que intencionalmente se desalentó la producción de ciertos productos. Un ejemplo es la nefasta intervención en el mercado de la carne. Cuatro años de intervención llevaron a una pérdida estimada del 30 por ciento del stock ganadero nacional. Precios máximos, listas de precios y todo tipo de controles derivaron en la pérdida de casi quince mil puestos de trabajo en la industria cárnica. Los precios deprimidos tornaron inviable la actividad y dieron lugar a la liquidación de vientres, la caída de la oferta y la inevitable suba de los precios.
Los argentinos se encuentran en el período de menor consumo de carne per cápita de la historia. Con las exportaciones prácticamente cerradas, Brasil, Uruguay e incluso Paraguay se han quedado con gran parte de nuestros mercados externos.
El trigo, cultivo emblemático si los hay, es otra víctima de las intervenciones. Van seis campañas consecutivas donde el precio del cultivo ha sido manipulado por el Gobierno con el pretexto de mantener el kilo de pan en $ 2,50. Sin embargo, el kilo de pan cuesta no menos de 8 pesos dejando en evidencia que el trigo sólo representa el 13% del valor total. Nadie ha dado una explicación de por qué el trigo argentino vale 50% menos que el trigo uruguayo de casi idéntica calidad. Hay un 23% de diferencia en el precio que se explica por las retenciones, pero queda un 27% del precio en el camino sin justificación alguna.
Alguien debería explicar a dónde va este dinero y por qué el propio Gobierno permite semejante abuso. Los productores aún tienen en su poder trigo y maíz de la última cosecha sin poder vender.
Desde la lechería, pasando por las frutas hasta la yerba mate y prácticamente todas las producciones agropecuarias (regionales), están sometidas a la intervención oficial obteniendo como resultado la caída de la productividad.
La única excepción es la soja (el bendito yuyo). Este es el único cultivo cuyo valor es semejante al del resto del mundo. En este contexto es casi irremediable la "sojización" de nuestra pampa húmeda, ya que el yuyo es el único cultivo que el productor sabe el día que lo siembra, a cuánto y cuándo lo va a poder vender.
Todo en materia de mercados agropecuarios es un embrollo. No hay posibilidad de desarrollar una actividad agropecuaria sustentable si los mercados no funcionan "normalmente", es decir, con previsibilidad y transparencia.
El campo no puede contribuir realmente al crecimiento del país si el productor no logra planificar los gastos de la próxima campaña. Tal vez, si el gobierno nacional dejara de considerar al sector agropecuario como una caja de donde obtener financiamiento y pensara en términos del potencial que el sector tiene, las cosas serían muy distintas.
Frente a este panorama, el productor agropecuario no encuentra consuelo. Lo cierto es que el problema es de origen político y también lo es su solución, por lo que todo el arco político debe trabajar mancomunadamente para torcer el rumbo que el gobierno nacional ha marcado. Los problemas que han generado las malas políticas del gobierno son de tal complejidad que sería imposible abordarlos en éste artículo.
Los reclamos del sector agropecuario son muchos y han ido variando a medida que el Gobierno profundizaba sus errores, pero uno se ha sostenido en el tiempo y es bandera de todos los productores: el reclamo por reglas claras y mayor previsibilidad.
Pero Jorge, exceptuando a Giorgi y algunos otros, este gobierno esta lleno de funcionarios incapaces. No saben priorizar, ni incentivar emprendimientos. Piensan en "chiquito" porque son incapaces de efectuar un planeamiento estrategico. Todo es mentira, hablan de nuevos emprendimientos pero solo son en su mayoria proyectos de empresas privadas.
ResponderEliminarExcelente "Camiones para todos" y para cuando un "ferrocarril federal para todos". Una Patagonia abandonada, que debe pagar grandes fletes para traer los electronicos desde Tierra del Fuego, y LAN Cargo se relame ya que es un gran negocio.
Con la Patagonia vacia, que discurso podemos presentar para que nos devuelvan las Malvinas. Primero desarrollar la Patagonia y luego sigamos con las otras prioridades. Con una inflación galopante, una vida social imposible con los "chorros" que se transformaron en vecinos, asi como las continuas vejaciones que nos someten a los ciudadanos de la CABA y la Prov. de Bs As para destruir la imagen de Scioli y Macri, ¿no te parece metas a corregir?
Los argentinos queremos vivir en paz, sin ladrones -de todo tipo- y si los hay recibiran lo que se merecen, educar a nuestros hijos en paz sin presiones sindicalistas que responden a intereses no claros y desarrollar nuestro pais a traves de emprendedores con creditos logicos y sin inflación.
Como queremos ser un pais respetado, si tenemos conductas amorales -no importa el bien o el mal,siempre y cuando consigamos nuestro objetivo-.
Donde quedaron los objetivos supremos nacionales enunciados en el Preambulo de la Constitución, quizas estan siendo analizados en algun programa de "Merluza para todos"
Saludos amigo y siga adelante con su pragmatismo, yo estare de este lado esperando estas paginas que me aclaran la realidad de nuestra patría...
Neurus
Muy buena síntesis,Neurus, adhiero a cada palabra. Cordiales saludos.
EliminarEs lamentable, pero tengo la terrible sensación de que a la Argentina la gobierna "el enemigo". Un cordial saludo.
ResponderEliminar¡Quisiera conocer a Neurus para estrecharle la mano! Con respecto a que no saben hacer y tener una politica agropecuaria es lógico y terrible. Vienen del sur, donde lo que hay bajo la tierra, se generó por la muerte, tanto de animales como de plantas. ¿Como podemos pretender que hablen de vida, si solo juntan plata con los desechos de la muerte?...llamese petroleo.
ResponderEliminarEl mejor ejemplo es que a la soja, esta mujer la llamó "Yuyo", mostrando la mas absoluta ignorancia, pero bien que le sirve para recaudar.
En un pais como el nuestro, carecemos de ferrocarriles, porque en los 90´se firmo el cierre de ramales y la muerte de montones de pueblos del interior.
El ramal del FSM (BAP) que unía Justo Darack con Villa Dolores,(por citar uno) transportaba lo que producian los montones de fincas puestas a su vera
y pensar que, cada tanto, se habla del tren bala...Un desquicio total.
El gobierno se mete en lo que anda bien y lo destruye, y lo que anda mal que siga mal. Si tiene tantas ganas de meterse, porque no soluciona el problema de la seguridad, como sea, yo soy pragmático, cercando villas y poniendo policías registrando quien entra y sale, o vale menos la vida de un argentino de ahora que uno muerto en la décda de los 70´s.
ResponderEliminarCreo, y me cuesta admitirlo después de tanto tiempo ya que yo estaba en la vereda de que lo importante son los trabajadores, que el socialismo no vá más, por lo menos no conozco casos en los que funcione (a exepción de la alemania de los 30´) y menos en este país, por ejemplo, no puede ser que 20 tipos (vagos) regenteados por un abogado te fundan una empresa, con lo difícil que es montar una, no puede ser que un abogado que no produce nada, sino que instiga a los quilombos ande en BMW lo más tranquilo y un empresario que exporta y que trae divisas al país, tenga miles de quilombos laborales, de impuestos, de trabas, es imposible. la industria del juicio, moyano, es desalentador. Siempre me pregunto que hubiese sido de este país sino hubiese estado Irigoyen y Perón, si las empresas hubiesen sido las importantes y no los llamados "trabajadores" (como ese que estoy viendo en Cronica en este momento que está haciendo un paro en el subte), la cantidad de empresas que tendríamos, seríamos, y no quiero exagerar, el país más importante de Latinoamérica. La gente no se da cuenta que el socialismo es una mentira que han ideado los políticos y sindicalistas para robar. Yo vivo en el valle de Río Negro, no saben las trabas que tienen los productores frutícolas, la fruta vale centavos y puesta en la góndola del supermercado vale 10 o 20 veces más. El gobierno debería hacer cooperativas estatales, así el productor tendría más ganancia.
Como hacés para competir con Brasil cuando a un trabajador de allá le pagás 2 mangos y cada empresa tiene su sindicato. Alfonsín quiso avanzar con eso pero acá el sindicalismo es demasiado fuerte y patotero, espero que Cristina pueda con ellos.
En realidad viendolo y analizandolo, ella (Cristina) se enfrenta a muchísmos problemas no creados por ella, sino en la década de los 90s, algunos dicen (como Laje; Grondona; Hadad; Feinman) que los 90s pasaron hace 20 años (ellos tienen que excusarse de alguna forma y defender al Turco que les habrá pasado algunos sobres)pero 20 años para un humano es tiempo pero para un país no. Hay planes de un país que los resultados se ven a los 20 años, nosotros queremos todo ya, y se podría hacer, pero con la fuerza. Problemas como infraestructura (rutas y vías férreas)protagonismo de los camiones; peajes; deuda externa; desocupación; delincuencia fuern creados o agravados por Menem y sus políticas. Copiar al modelo Yanqui de llenar las autopistas y caminos con camiones y peajes en desmedro de las vías férreas, que en EEUU son poco usadas en comparación con Europa o Japón. Como hacemos para cambiar ese modelo y volver al tren (el tren levanta ciudades el camión no) como se pondría Moyano, y los camioneros que ganan 7 lucas, que los vas a poner a trabajar de Ferroviarios que ganen 3 lucas. Estamos en una situación jodida, va a tomar mucho tiempo, ella pelea con un sistema de los 90s, en parte la entiendo, capaz que lo hace para que la veamos como una amazona guerrera o de verdad quiere cambiar algo. Yo lo que le critico son cosas que podría hacer y no hace, que se podrían cambiar y no se cambian. Y me pongo mal porque soy un Nacionalista acérrimo y no puedo hacer nada.