Por (c) Le Monde
Traducción De Beatriz Cádiz
Los anuncios de Moscú, Pekín y otros países emergentes sobre cuantiosos planes de gasto militar suscitan interrogantes. Sin embargo, “la aceleración del gasto militar de los países del grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) no habla tanto del riesgo de una nueva carrera armamentista como del creciente peso económico de esos países y del fortalecimiento de su presencia en el escenario internacional”, según el columnista.
Los grandes países emergentes se embarcan en fuertes políticas armamentistas. El anuncio de Vladimir Putin de un plan de inversión de 590.000 millones de euros en diez años o el aumento de los gastos militares de China que podrían superar los 230.000 millones de euros en 2015, suscitan numerosos interrogantes.
Es innegable que las potencias emergentes que son los BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica) están teniendo una creciente gravitación en el gasto militar mundial. El crecimiento vertiginoso de sus gastos habilita el temor de una nueva carrera armamentista.
El presupuesto de China experimenta un crecimiento anual de dos dígitos desde hace una década. Brasil, India y Rusia más que duplicaron sus gastos –descontada la inflación– entre 1997 y 2010 según el SIPRI (sigla en inglés del Instituto Internacional de Estudios para la Paz, de Estocolmo). Incluso Sudáfrica aumentó sus fuerzas de defensa casi el 50%.
Sin embargo, es necesario relativizar estos datos. Los gastos de los BRICS siguen siendo modestos en relación con su importancia económica, demográfica o geopolítica.
Brasil tiene un presupuesto de 25.000 millones de euros, inferior al de Alemania, pese a que ésta tiene dos veces menos de población.
Con 44.000 millones de euros, el presupuesto de Rusia está en el mismo nivel que el del Reino Unido. El de la India es de igual orden que el Francia. Sólo China se distingue por haber cuadruplicado sus gastos desde 1997.
Sin embargo, esto debe ser puesto en el contexto de su peso demográfico y económico. Como porcentaje del PBI, el gasto sigue siendo débil. Esto es así verdaderamente en el caso de China: su presupuesto militar era el 2,2% del PBI en 2009, un aumento modesto con respecto a 1997 (1,7%) y sobre todo con respecto al presupuesto del Pentágono (que absorbía 4,8% del PBI de EE.UU. en 2009).
Y la participación del gasto militar en el PBI de Brasil y de la India no cambió prácticamente entre 2009 y 1997: 1,6% y 2,8% respectivamente. Sudáfrica hasta vio una reducción en su defensa (de 1,6% en 1997 a 1,3% en 2009). Sólo Rusia llegó al 4,3% en 2009, pero esto se debe comparar con sus gastos de defensa de 4,1% en 1997.
Los temores sobre una nueva carrera armamentista mundial aparecen, por lo tanto, exagerados. Estamos lejos de la carrera armamentista de la Guerra Fría. Sin embargo, es cierto que estos países se afirman militar y diplomáticamente , lo que explica sus crecientes esfuerzos en gastos de defensa. Para comprender la dinámica del cuadro, más allá de las situaciones particulares (la carrera armamentista de la India-Pakistán, el deseo de China de igualar a los Estados Unidos), es posible distinguir cuatro características comunes en los gastos de defensa de los BRICS.
Estos países están renovando equipamiento envejecido . La adquisición de armamento no es lineal sino cíclica, con fases ligadas al ciclo de vida de sus equipos. Estos ciclos tienen una duración de 20-25 años. Los países de la OTAN hoy reemplazan el equipamiento comprado en los años 1980; es lo mismo en el caso de los BRICS.
Hay un “efecto riqueza” para los BRICS.
La verdadera diferencia con los países de la OTAN en esta fase alta del ciclo de inversión es que estos países tienen hoy medios mucho más importantes. Esto les permite, al mismo tiempo, comprar más y comprar el armamento más efectivo. Esto explica por qué los BRICS son grandes importadores de armamento (excepto Rusia, que es esencialmente exportador).
Más que el reflejo de una amenaza creciente (que caracteriza las carreras armamentistas), sus gastos reflejan una voluntad de afirmación de su creciente poderío . Ciertos equipamientos constituyen compras de prestigio, como la adquisición de un portaaviones por parte de India o de un submarino nuclear que realizó Brasil.
Estos gastos constituyen, en suma, un medio de adquirir una real autonomía estratégica, lo cual requiere una industria nacional de defensa. Convertidos en los más ricos, los BRICS no quieren ser más dependientes de proveedores extranjeros como en el pasado. La inversión en defensa les permite constituir una base industrial que les dará, en su momento, los medios de actuar libremente a nivel internacional. Esto explica sus crecientes demandas en términos de transferencia de tecnología y de producción local cuando negocian con proveedores del exterior.
Los gastos militares de los BRICS muestran un desplazamiento geoestratégico hacia las potencias emergentes . ¿Serán capaces de ser actores de la estabilidad mundial y no fuente de inestabilidad? Hay un riesgo no despreciable, a mediano plazo, de que estos esfuerzos militares terminen en una carrera armamentista si se produjeran rivalidades entre los BRICS.
Fuente: Diario Clarín
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