martes, 14 de febrero de 2012

Presente y Futuro de la Industría de la Defensa Argentina

Por Carlos de la Vega - Ministerio de Defensa – República Argentina (Atenea digital)

Introducción
La recuperación de la industria para la defensa argentina no puede desligarse del proceso de reactivación de la producción industrial experimentado por Argentina desde el 2003 hasta el presente, luego de 27 años, a partir del golpe de Estado de marzo de1976, de una economía signada por el paradigma de la valorización financiera que generó una sistemática destrucción de la creación de valor agregado y empleos en el sistema productivo del país.

La implementación nuevamente, a partir del 2003, de una política de desarrollo industrial en Argentina, implicó también el planteo del rol de las industrias para la defensa en dicho proceso. Este sector había sido virtualmente desmantelado luego de las privatizaciones aplicadas en la década de 1990, con muchos de sus establecimientos directamente paralizados en su actividad. Surgió, entonces, la necesidad de establecer que industrias debían ser recuperadas y bajo qué condiciones se tendría que realizar este proceso.

Uno de los planteos fundamentales, al respecto, ha sido que el Estado debía asumir por sí mismo el rescate y posterior gestión de las empresas núcleo de algunos de los sectores estratégicos para la defensa. Se entiende por “empresas núcleo”, a aquellas que por su ubicación dentro de una rama de actividad industrial, o por su tamaño o capacidad tecnológica, determinan el proceso de acumulación económica y el tipo de tecnología empleada por el resto de los actores de la rama.

En Argentina existen razones históricas, políticas y económicas para que las empresas núcleo de ciertos sectores de la defensa estén bajo control directo del Estado. Históricamente, y como en gran parte de los países de industrialización tardía, la inexistencia de una burguesía industrial innovadora y dispuesta a asumir riesgos para montar la infraestructura necesaria para el desarrollo social, forzó al Estado a asumir por sí mismo esta tarea, invirtiendo y gestionando las grandes empresas básicas para afrontar un proceso de industrialización.

En realidad, este fenómeno no sólo ocurrió en gran parte de los países del denominado “Tercer Mundo”, si se observa con atención la trayectoria de muchas naciones desarrolladas y a sus principales compañías, se puede constatar que las mismas también surgieron y continúan manteniéndose como entidades estatales, o al menos para-estatales. Ello se verifica especialmente en lo atinente al sector defensa. Incluso en países tan privatistas como los Estados Unidos, sus principales empresas para la defensa, como puede ser Lockheed Martin, si bien, nominalmente son privadas, cuando se observa el comportamiento de las mismas y su relación con el Estado, es difícil no concluir que en realidad se trata de organizaciones semi-públicas con actividades sumamente reguladas.

Políticamente, el control directo de establecimientos productivos estratégicos para la defensa nacional es una necesidad vital que se ve reforzada en países carentes de un empresariado privado con la capacidad de inversión y la vocación de asumir riesgos que requiere el sector. Esta es la situación de países periféricos como Argentina, en donde, de no involucrarse el Estado en la gestión de sus principales industrias para la defensa, las mismas probablemente terminarían en manos de grupos extranjeros, poseedores del capital, los conocimientos y la capacidad para introducirse en estas actividades, generando una fuerte dependencia en un sector clave de los sistemas de autoprotección de una sociedad.

Desde el punto de vista económico, y como ya se adelantara previamente, hay muy pocas posibilidades, en países en vías de desarrollo, de encontrar actores privados con el interés y la capacidad de desarrollar un sistema de producción para la defensa útil para la preservación de los intereses nacionales. Además, este tipo de emprendimientos suelen ser muy difíciles de sostener, aún en los países grandes, sin importantes aportes públicos, y dada esta situación, lo más recomendable es que sea también el Estado el encargado de administrar y orientar esos recursos, y no que se tornen en un foco de fácil ganancia privada.

No obstante, las razones existentes para que el Estado asumiera la propiedad y gestión directa de varias de las principales empresas dedicadas a la producción para la defensa, y de haber existido en Argentina una tradición en tal sentido que data de la segunda década del siglo XX; en la nueva etapa iniciada en el 2003, no era recomendable volver al modelo de empresa pública típica de los años en los que estuvo vigente el proceso de sustitución de importaciones (1930-1976) sin realizar una revisión crítica del mismo.

Era necesario reconocer que, si el ataque del neoliberalismo hacia las empresas estatales durante los años previos había sido tan exitoso, era por que dichas instituciones habían mostrado falencias muy pronunciadas, y que, en muchos casos, ponían en duda su viabilidad aún antes de que se produjera un proceso político y económico destinado a destruir la capacidad del Estado de orientar el desarrollo social. En general, y sintetizando al extremo un fenómeno muy complejo y multifacético, esas empresas públicas fueron en la mayoría de los casos eficaces para promover el desarrollo de los sectores en los que operaban, pero con costos frecuentemente ineficientes en relación a los recursos invertidos, y con una gran proclividad a quedar subordinadas a los intereses de los grupos de poder que lograban hacerse de su control. Los resultados de la experiencia vivida dio lugar a un replanteo acerca de cómo debería ser el rol de las nuevas empresas estatales, particularmente en el sector defensa.

Los dos primeros objetivos que se plantearon para estas compañías fueron, proveer a la defensa nacional, pero simultáneamente, contribuir al desarrollo del país. Una nación como la Argentina, luego de casi tres décadas de deterioro de todos sus parámetros sociales y económicos no puede desperdiciar ninguna oportunidad de recuperar lo perdido. Para lograr los dos objetivos principales antes mencionados, se debe conseguir que las industrias para la defensa cumplan las siguientes funciones:

1) Producción de sistemas de alta tecnología y elevado valor agregado.

2) Promoción de conocimientos científicos y tecnológicos de última generación utilizados tanto en el ámbito militar como en el civil

3) Formación de mano de obra de elevada calificación, con habilidades empleados en numerosos sectores de la industria y servicios de alto valor agregado

4) Generación de puestos de trabajo con altas remuneraciones relativas

5) Permitir que importantes recursos públicos se destinen a desarrollos y adquisiciones en el propio país.

6) Facilitar la adopción de soluciones a las necesidades y condiciones propias del país

7) Mejorar la balanza de pagos externa al producir bienes y servicios exportables de alto valor agregado, contribuyendo a superar el perfil de país exportador de bienes primarios

8) Incrementar la autonomía tecnológica en el plano civil, y en el de la defensa, fortalecer la soberanía nacional

9) Fomentar la integración de cadenas productivas (clusters) entre las pequeñas y medianas empresas

10) Brindar oportunidades para profundizar la integración regional generando cadenas de valor entre las industrias de los países sudamericanos

De lo mencionado se desprende que una de las lecciones aprendidas del pasado ha sido la inconveniencia de tener empresas productivas únicamente orientadas a la defensa. Pocos países en el mundo poseen mercados tan grandes, o industrias con una inserción internacional tan fuerte, como para permitirse tener empresas tan especializadas. Para naciones como Argentina lo más adecuado es tener industrias duales, capaces de actuar tanto en el ámbito civil como en el militar, empleando los recursos humanos, económicos y tecnológicos, tanto en un sector como en el otro. La inserción internacional de la industria para la defensa nacional ha sido también un tópico tradicionalmente deficiente en el país, y es otra cuestión a ser superada en el nuevo diseño de empresa pública para el sector.

Las principales empresas industriales de la defensa

La presencia del sector público como gestor directo de empresas-núcleo del área de producción para la defensa posee varios niveles. Algunas de estas compañías pertenecen al gobierno nacional, y otras a las provincias (Estados Federales). Entre las primeras se encuentran la Fábrica Argentina de Aviones “Brig San Martín” (FAdeA) y el Complejo Industrial Naval Argentino (CINAR), conformado por dos astilleros, TANDANOR S.A y el “Al. Storni”. Estas dos entidades pertenecen al Ministerio de Defensa. Otra empresa importante del sector es Fabricaciones Militares, que se encuentra en la jurisdicción del Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios.

En el caso de las provincias, encontramos a INVAP la mayor empresa de desarrollo tecnológico de Argentina, perteneciente a Río Negro; y a Astilleros Río Santiago, en la Provincia de Buenos Aires, el mayor diseñador y constructor de barcos del país. Junto a las empresas públicas especializadas, hallamos en el ámbito del Ministerio de Defensa, proyectos productivos específicos que no pertenecen a una empresa industrial singular, sino que se encuentran alojados en instituciones militares que no tienen como misión central la fabricación de bienes, pero que, no obstante ello, despliegan actividades de desarrollo que pueden devenir en elementos a ser producidos posteriormente. El caso más paradigmático de entre estos proyectos, es el del Vehículo Liviano de Empleo General Aerotransportable (VLEGA) Gaucho.

Los recursos estatales productivos antes mencionados, sea desde el punto de vista de empresas industriales o de proyectos específicos, constituyen los principales puntos de vinculación del sector público con el privado en el área de la producción para la defensa. El primer modo en el cual se efectúa esta vinculación es cuando la empresa privada se constituye en proveedora del Estado, sea a través de sus empresas públicas, o directamente con las instituciones de aquél. En este último caso, se pueden encontrar algunas empresas privadas que han desarrollado productos propios con cierto desarrollo tecnológico que les permite destacarse en el sector como potenciales proveedores de bienes o servicios finales para la defensa. En general siempre se trata de empresas pequeñas o medianas.

La segunda manera en que el sector privado puede interactuar con el público en materia de producción para la defensa es a través de asociaciones para el desarrollo de bienes o servicios específicos. Aquí, las posibilidades son más acotadas por las serias dificultades que tiene el sector privado para aportar capital de riesgo significativo en este tipo de iniciativas.

A fin de tener un panorama más detallado de las empresas y los proyectos específicos que integran la trama principal del sector de producción para la defensa en Argentina, se brinda una somera descripción de quiénes son y que hacen cada uno de los actores más relevantes en el rubro:

- FadeA: Ubicada en la Ciudad de Córdoba, es la principal y única fábrica de escala media de aviones que posee el país. Con una dotación de aproximadamente 1200 empleados produce el avión de entrenamiento avanzado IA-63 Pampa, el cual, si bien es un diseño de la década de los años ’80, durante los ’90 tuvo parada su producción, reactivándose en el 2004.

Actualmente se ha modernizado gran parte de su aviónica y se está trabajando para hacer otro tanto con el motor. FAdeA también realiza el mantenimiento de parte de la flota de aviones de la Fuerza Aérea Argentina, principalmente de las aeronaves de transporte y de entrenamiento, y de algunos sistemas de los aviones de combate.

En la actualidad FAdeA se encuentra en un proceso de asociación con EMBRAER de Brasil, para desempeñarse como proveedora de partes de la empresa paulista. En abril del 2011 este proceso se ha concretado en la firma de un contrato para la fabricación y suministro de piezas, subconjuntos y conjuntos para el proyectado avión de transporte militar, KC-390. A su vez, la empresa cordobesa se encuentra en pleno proceso de calificación para ser proveedora también de las líneas de aviones civiles de EMBRAER.

- CINAR: Se trata del segundo astillero en importancia de Argentina. Se encuentra localizado en la Ciudad de Buenos Aires y tiene una dotación de personal propio de aproximadamente 700 personas. Con más de 130 años de existencia, su fortaleza tradicional ha sido la reparación y modernización de buques. Para ello cuenta con una herramienta especialmente útil para optimizar los tiempos y la calidad de los trabajos en muelle, se trata de un syncrolift con una plataforma de elevación de 184 mts de longitud y 32,9 mts de ancho que permite izar buques de hasta 15.000 Tn y transferirlos a las gradas de trabajo. Storni”. Este segundo fue concebido y construido a fines de la década de 1970 y principios de la de 1980, para la construcción de submarinos, para lo cual consta de importantes naves de trabajo totalmente cubiertas.

En el presente, tanto TADANOR, como el astillero “Alm. Storni”, se encuentran bajo una administración centralizada constituyendo el CINAR. El proyecto principal es que el complejo industrial evolucione desde un astillero de mantenimiento y modernización, a uno de construcción con capacidades de ingeniería de detalle, alistamiento y logística. Para ello se le han encargado al CINAR una serie de trabajos que deberían redundar en una incorporación creciente de nuevas capacidades. Es así, que se está realizando en este astillero la reparación de media vida de uno de los submarinos clase TR-1700

de la Armada Argentina, y la reparación y modernización del rompehielos ARA “Al Irizar”. En el ámbito civil, fabrica barcazas fluviales y remolcadores. En un futuro próximo, se prevé la profundización de este proceso a través de la construcción de una serie de Patrulleros Oceánicos Multipropósito (POM)

- Fabricaciones Militares: Esta empresa posee cuatro plantas en el país y produce principalmente pólvoras para armas portátiles, artillería, tanques y morteros. También fabrica cañones, morteros, armas de mano, explosivos, propulsores y puentes carreteros. A su vez, realiza tareas de desmilitarización y posee una variedad de productos y servicios para la minería civil, incluidos explosivos industriales.

- INVAP: Se trata sin lugar a dudas de la más exitosa y desarrollada de las empresas tecnológicas argentinas, con una fuerte inserción internacional. Históricamente sus áreas de mayor fortaleza han estado situadas en la producción civil de reactores nucleares de investigación, satélites y equipos de radioterapia. En el presente ha incursionado en el sector defensa con el desarrollo y producción de radares primarios y secundarios con tecnología propia.

- Astilleros Río Santiago: Es el mayor astillero argentino, con más de 2000 empleados. Produce barcos mercantes de gran porte, como navíos multipropósito, tanques, portacontenedores, graneleros, pesqueros, supplies y barcazas de 1500 Tn. En el ámbito militar ha construido fragatas misilísticas Tipo 42, y corbetas tipo Meko 140. Además realiza reparaciones de gran envergadura.

En el caso de proyectos específicos que no tienen como correlato una empresa industrial especializada, sino que se encuentran contenidos en instituciones con otras finalidades generales, principalmente militares, el Gaucho, es probablemente, el más destacable de todos. Se trata de un emprendimiento conjunto entre el Ejército Argentino y el Ejército de Brasil, estando casi toda la ingeniería de desarrollo a cargo de la parte argentina.

El Gaucho es básicamente un vehículo terrestre doble tracción de mecánica muy simple y robusta, barato de adquirir y fácil de mantener, con una característica única en su segmento, es apilable, pudiendo ser estibados de a dos, uno sobre el otro, para su carga en bodegas de aviones de transporte militar del tipo del C-130 Hércules, o del futuro KC-390.

Una de las virtudes más destacables del proyecto, es que bajo la conducción directa del Ministerio de Defensa argentino, se pudo sumar al equipo de trabajo a una universidad pública (Grupo de Ensayos en Mecánica Aplicada de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de La Plata) y a un instituto estatal especialista en temas industriales (Instituto Nacional de Tecnología Estatal). Esta confluencia de instituciones públicas civiles, con un Ministerio y una fuerza militar, en pos de un proyecto productivo específico para la defensa, es inédita en las últimas décadas en Argentina.

En el sector privado de la producción para la defensa se ha destacado un grupo de pequeñas y medianas empresas dedicadas a nichos productivos muy específicos mano; diseño y construcción de aeronaves de pequeño porte; desarrollo y producción e integración de sistemas electrónicos para aviones y buques, construcción de barcos y barcazas, y mantenimiento de aeronaves y buques.

Conclusión

La lenta pero sostenida recuperación de las capacidades productivas para la defensa en Argentina es indisociable del proceso de recuperación económica vivida por el país desde el 2003 hasta el presente. Ello ha tenido como eje vertebrador y posibilitador de tales cambios, al Estado como un renovado actor capaz de gestionar el desarrollo conjunto de la sociedad, orientando y apuntalando al sector privado.

En áreas estratégicas, o de escaso interés para la iniciativa privada, se decidió que el mejor camino para la obtención de resultados positivos concretos era la gestión pública directa. La ruinosa experiencia de las privatizaciones de los ’90 cimentó esta idea. De hecho, tanto CINAR como FAdeA fueron rescatadas durante la primer década del siglo XXI de experiencias de gestión privada que, con sus diferencias, fueron en todos los casos negativas.

La generación de conocimiento, así como la producción, deben entenderse como una forma cultural de existencia de una sociedad que refleja su voluntad por controlar su entorno, tanto el natural como el propiamente humano, adueñándose de capacidades cada vez mayores para la construcción de su propio destino. En el ámbito de la defensa, esta afirmación se vuelve especialmente cierta.

7 comentarios:

  1. Publicidad K.. Que yo recuerde en el del 76 hasta el 89 la industria fue creciendo cada vez mas, de hecho aun no tenemos ni la mitad de lo que teniamos antes.

    Los trenes, tanques, y buques se hacían acá, ademas de la industria textil que era de las mas grandes de America del sur, pero ahora viene todo de afuera.

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  2. Coincido con todo lo que se dice en la nota. Pero con respecto al gaucho, que catzo paso. Hace 6 años que esta dando vueltas el proyecto y todavia no se fabrica en serie. Tardaron menos en poner en el aire un Pampa que en producir un todo terreno, con la industria automotriz que hubo y que todavia queda aca? En el libro blanco se especifica que el ejercito solo tiene 13. Un vahiculo tan barato, robusto y facil de contruir en 6 años ya tendria que estar equipando a todas las fuerzas armadas y de seguridad y no tener que salir corriendo a comprar el Marrua a los vecinos.

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    1. Estimado:
      Digale catzo a su hermana. Si no sabe el significado de las palabras, no escriba y no le falte el respeto a los demas.
      Entendio, mal educado.
      Horacio Alberto

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  3. ¡Tranquilos Muchachos! No se peleen por una palabrita fuera de tono.
    El artículo me pareció más de lo mismo. Al final estamos con la re-motorización del Pampa, el Gaucho y los radares del Invap. Los patrulleros para el futuro próximo y bla,bla,bla.
    Sres. del gobierno como decían los romanos "Facta, non verba" o sea "Hechos y no palabras". Un saludo

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  4. Primero que nada le pido disculpas si se sintió ofendido por la palabra Horacio Alberto. Por otro lado le comento que vengo de familia italiana y se perfectamente el significado de la palabra que uso de la misma forma que cuando hablo de un tema trato de interiorizarme del mismo. Si mi hermana quizás necesite uno. Pero dejemos el pudor barato y retrogrado en frases comunes y frecuentes, cuando hablamos de temas que conciernen en tan alto grado al país, la economía y a la sociedad. Gracias a Dios la educación (de nivel universitaria) recibida por mis padres es bastante buena que me hace reconocer cuando me voy de boca. Pero mal educado es el que roba, mata o se siente con la impunidad de la iglesia para hacer esas cosas como la hecho durante mucho tiempo la derecha en este país, que cuando no participo activamente miró para otro lado y se horrorizaba de palabras como "CATZO".

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    1. Caballero, siempre se debe comportar con educación y esta va mas alla de su nivel educativo. Que sea un universitario, significa que tiene información especializada y puede faltarle cortesia y urbanismo.
      Saludos
      Horacio Alberto

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    2. Lo siento pero la palabra correcta en italiano es"cazzo", o sea que no se porque siguen discutiendo por algo que no existe en el diccionario !!!!!

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