Por Gustavo Ybarra - LA NACION
Opositores y oficialistas creen de darse alguna vez ese escenario habría que otorgarle autonomía a los kelpers
Hay coincidencia en que se debería realizar un fuerte trabajo cultural en Malvinas si las islas se recuperan.
Política de brazos abiertos, como lo declama el preámbulo de la Constitución para todo ciudadano extranjero, respeto al estilo de vida de los isleños y hasta la posibilidad de reconocerles un autogobierno especial son algunas de las condiciones que imaginaron los políticos argentinos ante un eventual escenario de recuperación de la soberanía argentina sobre las islas Malvinas.
"Todo es negociable, menos la bandera", afirmó el macrista Federico Pinedo, resumiendo el espíritu de la posición mostrada por la dirigencia política nacional ante el desafío que planteó LA NACION, de responder a la consulta sobre qué se debería hacer con el archipiélago el día que vuelva a integrar el territorio nacional. La Cancillería no quiso responder a las consultas que hizo este diario.
Una de las constantes que surgió fue la preocupación por atender a la situación de los habitantes de las islas, siempre dando por sentado que se trata de ciudadanos británicos, es decir extranjeros que estarían viviendo en suelo argentino. "Lo primero que hay que hacer es trabajar en marcos de integración con la población que se encuentra en las islas", aseguró Miguel Pichetto. Para el jefe del bloque de senadores kirchneristas, la Argentina tendría que garantizar "la libertad de elección" y darle "el mismo trato que tiene cualquier ciudadano que quiera radicarse en el país".
Ex legislador y especialista en la materia, el radical Rodolfo Terragno coincidió con Pichetto. "La Argentina ha expresado reiteradamente que es indispensable respetar los intereses de los isleños", sostuvo, y aclaró que si bien "ellos no pueden laudar" en el conflicto porque son británicos, como ocurrió en la negociación de la soberanía china de Hong Kong, "tiene que haber una situación especial que tiene que ver con el idioma y el sistema de educación, entre otras cosas".
En la misma sintonía se manifestó el socialista Rubén Giustiniani, quien dijo que debe primar el "espíritu argentino de toda la historia, de apertura y de brazos abiertos a todos los que no son argentinos y quieran habitar en suelo argentino". "Pueden quedarse, no hay ningún problema", opinó el radical Juan Carlos Marino, vicepresidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, aunque destacó que, una vez integradas al territorio nacional, "hay que llevar población argentina" a las islas.
La misma idea expresó Pichetto, para quien la radicación de argentinos será "un dato fundamental". Pero sostuvo: "También habría que trabajar en la incorporación de un proceso cultural y educativo con una mirada de la población hacia la Argentina". Para Pinedo, sin embargo, lo primordial sería "que los isleños se sientan cómodos y seguros" bajo el nuevo encuadre jurídico que regiría al territorio y sostuvo que una política de radicación de argentinos en las Malvinas "debería estar sujeta a las negociaciones" que se lleven a cabo con el Reino Unido.
Otra de las cuestiones que LA NACION consultó fue el status administrativo que debería regir el archipiélago bajo soberanía nacional. La reivindicación de la soberanía sobre las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur, es la primera de las 17 cláusulas transitorias sancionadas con la nueva Constitución en 1994. Hoy, son consideradas parte de Tierra del Fuego.
Sin embargo, el radical Marino se entusiasmó con la idea de otorgarles autonomía. "Sería un muy buen corolario para reivindicar el fin de casi 200 años de usurpación inglesa que se transformen en la provincia número 25", expresó. "Son parte del territorio argentino y, por lo tanto, deben funcionar plenamente como tal", opinó Giustiniani para sostener la idea de que deben tener los mismos derechos y obligaciones que una provincia. Pichetto, en tanto, consideró que el de la provincialización "no sería un tema para tratar en lo inmediato". "Me parece que podrían pertenecer a la isla de Tierra del Fuego", arriesgó.
Más diplomáticos, Terragno y Pinedo insistieron en supeditar el futuro status administrativo de las islas a las negociaciones con Gran Bretaña. Así, el radical pidió no adoptar "posiciones irreductibles" a la hora de cerrar un acuerdo con Londres. Consultado sobre cuál sería el encuadramiento ideal a los intereses argentinos, el ex canciller dijo que "podría surgir la necesidad de constituirlas [a las islas] en una provincia separada, que sea una región especial" del territorio argentino.
Siempre atento a garantizar la mejor integración posible a quienes hoy viven en las islas, Pinedo también consideró la posibilidad de establecer un régimen diferenciado. "La preservación del modo de vida inglesa podría contemplar algún tipo de gobierno especial o de autogobierno", aventuró el diputado...
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