Por Andrés Oppenheimer
La CELAC fue oficialmente lanzada en una cumbre en Venezuela, pero la que difícilmente ocupará un lugar destacado en los libros de historia
Contrariamente a lo que sugirieron muchos titulares, y a la exagerada afirmación del presidente venezolano Hugo Chávez de que fue el acontecimiento más importante en AL en más de 100 años, la nueva Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) creada en la cumbre del 3 de diciembre en Venezuela difícilmente ocupará un lugar destacado en los libros de historia.
La Celac fue oficialmente lanzada en una cumbre en Caracas, Venezuela, a la que asistió la mayoría de los jefes de estado de la región. Al igual que varias de las docenas de instituciones regionales creadas anteriormente, la nueva Comunidad se propone avanzar en la integración política y económica, y adoptar posturas conjuntas sin la presencia de EU y Europa.
“Ha nacido un gigante”, proclamó Chávez respecto de la nueva entidad, agregando que la Celac acabará reemplazando a la Organización de Estados Americanos (OEA), con sede en Washington, como la principal institución regional.
El presidente de Ecuador Rafael Correa, un discípulo de Chávez cuyos ataques contra la libertad de prensa han sido criticados por la Comisión de Derechos Humanos de la OEA, ha propuesto que la Celac comience por crear una nueva comisión de derechos humanos. Pero a juzgar por lo que me dijeron altos funcionarios latinoamericanos y estadounidenses, la Celac difícilmente se convierta en una institución “anti-imperialista”, como quieren Chávez y sus discípulos, ni —lamentablemente— tampoco en un instrumento eficaz para lograr la integración regional.
En primer lugar, a diferencia de la OEA y de otras instituciones regionales, y a pesar de las exigencias de Chávez, la Celac no tendrá su propio edificio, ni su propio personal, ni una estructura permanente. En lugar de eso, será una cumbre anual —que se realizará en Chile en el 2012, en Cuba en el 2013 y probablemente en Costa Rica en el 2014— cuya presidencia rotativa será ocupada durante un año por el país anfitrión de la cumbre siguiente. Durante los próximos 12 meses, la Celac será presidida por el presidente chileno Sebastián Piñera.
En una entrevista telefónica desde la cumbre de Caracas, el canciller chileno Alfredo Moreno me dijo que la Celac será “solamente un foro, no una organización”. Agregó que no tendrá una burocracia, “ni siquiera una secretaría general, como UNASUR, ni nada de eso”.
En segundo lugar, salvo cambios imprevistos en el futuro, las decisiones de la Celac tendrán que ser aprobadas por consenso. Eso imposibilitará que Chávez imponga una agenda “anti-estadounidense”, ya que Chile, Colombia, y México, entro otros, no lo permitirán.
Además, según me dijo el canciller Moreno, que tendrá a su cargo implementar los acuerdos de la Celac en los próximos 12 meses, “aun si una cosa se decide por consenso, los países que participaran en eso en la medida en que quieran. Será una decisión individual de cada país”.
En tercer lugar, a diferencia de lo que ocurría hace unos años, cuando Chávez repartía petrodólares en toda la región, hoy día hay poco entusiasmo en Latinoamérica por adoptar una agenda anti-estadounidense.
Dan Restrepo, el principal asesor del presidente Obama para asuntos latinoamerianos, dijo en una reunion con periodistas del Miami Herald que dada la mejor imagen de Estados Unidos en la región, una agenda negativa de la Celac “no parece algo viable”. Agrego que, segun una encuesta regional de Latinobarometro, la imagen de Estados Unidos mejoró sustancialmente en los tres últimos años, y en la mayoría de los países de la región está en un nivel de aprobación del 69%.
Mi opinión:
La Celac sería una idea estupenda si los países miembros —en lugar de hacer grandiosas declaraciones políticas sobre la unidad regional, que son pura poesía y una excusa para hacer turismo político— decidieran hacer acuerdos concretos para reducir sus respectivas barreras comerciales.
América Latina necesita urgentemente una mayor integración económica: según cifras recientes de las Naciones Unidas, el comercio intra-regional de partes de manufacturas en Latinoamérica es de sólo el 8 por ciento del comercio de los mismos productos con el resto del mundo. En comparación, el comercio intrarregional de esos productos en la Unión Europea llega al 15 por ciento, y dentro de los países asiáticos representa el 28 por ciento.
Si la Celac quisiera convertirse en un “gigante”, debería hacer lo que hicieron los países europeos después de la Segunda Guerra Mundial: empezaron con un acuerdo preferencial para exportar carbón y acero, y lo ampliaron gradualmente con los años incorporando cada vez más productos, hasta terminar creando una unión económica y política.
Pero —como tantas veces en el pasado— los líderes latinoamericanos que se reunieron en Caracas hicieron la integración al revés: empezaron por la fiesta, y dejaron los acuerdos concretos para reducir las barreras comerciales para más tarde.
Fuente: http://www.vanguardia.com.mx/laintegracionalreves-1162644.html
El señor que escribe la nota ya sabemos para qué lado tira. Es un liberal a ultranza que defiende esas políticas que hoy vemos en Europa y en USA el resultado que está dando y que dió, por ejemplo, en nuestro país. Veo MUY BIEN que América Latina se una (o trate de hacerlo) sin su "papá" que la rigió desde hace años para tenerla siempre pisoteada donde hasta incluso les sacó gobiernos constitucionales para instalar las dictaduras. Creo que lento, pero sin pausa, debería irse por el camino tomado. Saludos
ResponderEliminarCarlos
El señor Andrés Oppenheimer Representa los intereses de EEUU, ya que sus trabajos periodísticos siempre intentaron fijar la agenda Norteamericana en todo debate político sudamericano. Obviamente para el todo lo que se haga sin Estados Unidos esta condenado al fracaso. Otra cosa que no puede faltar son sus consejos de reducir las barreras arancelarias. Parece que desconoce el efecto que puede producir esto en países en vías de industrialización. Sin estas barreras Argentina y Brasil estarían completamente invadidas de productos Chinos,norteamericanos y vería destruida sus manufacturas.
ResponderEliminarJonathan Wolff.
Totalmente de acuerdo con Carlos, recuerdo un artículo de este señor en "La Nación" en donde sostenía que Chavez había comprado a Rusia 5000 helicópteros....
ResponderEliminarSaludos, Marcelo.
estoy muy de acuerdo con vos carlos!!!
ResponderEliminarmartin
Estoy de acuerdo con tu comentario, pero también hay que ver como se hacen las cosas. Lamentablemente concuerdo con la conclusión final que hace el periodista. Nos estamos plagando de foros regionales pero con acuerdos intrascendentes. Hacemos las cosas al revés y terminamos pecando, como en toda nuestra historia, con el egoísmo latinoamericano dictado por el personalismo de sus dirigentes.
ResponderEliminar¡Un gran abrazo!
Es lamentable como este tipo de personas menosprecia los esfuerzos que se hacen para poder unir a nuestros paises y salir del eterno subdesarrollo que tenian sumida a latinoamerica siempre mendigando la tecnologia y dependiendo de los llamados paises o potencias desarrolladas y vemos con pena ajena como se desmorona sus economias, y estos son los que dicen llamarse gente pensante de nuestro continente.
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