Por Martín Dinatale - LA NACION
Las muy disímiles necesidades que movilizan hoy a Estados Unidos y a la Argentina en el plano político y económico finalmente pudieron más que las diferencias acumuladas.
El triunfo de Cristina Kirchner en las urnas ayudó, tal vez, a que el presidente Barack Obama se encargara de dar el puntapié inicial para tratar de encarrilar esta situación y pedir una reunión bilateral con Cristina Kirchner en la próxima reunión del G-20.
Más allá del conflictivo vínculo que protagonizan Washington y Buenos Aires, tanto Obama como Cristina Kirchner entienden que deben hacer un esfuerzo por despejar los conflictos en el horizonte frente al contexto internacional que se avecina.
Cada uno de ellos tiene razones particulares para sentarse a negociar y mejorar los vínculos. La Argentina necesita de EE.UU. para llevar adelante las negociaciones por su deuda con el Club de París y Washington reclama de Buenos Aires una colaboración más directa en su lucha contra el terrorismo y la penetración de Irán en América latina. También exige el cumplimiento de los fallos favorables a empresas en el Ciadi.
Cristina Kirchner tenía previsto mejorar la relación con Washington aunque no tenía previsto hacerlo de manera inmediata. Se disponía a profundizar primero sus lazos con América latina. Pero la Presidenta sabe que esto sólo es cuestión de tiempos: las negociaciones con el Club de París por una deuda de más de US$ 7000 millones se deberá encarar tarde o temprano y Obama será una pieza clave en esa organización de países acreedores. Algo de esto sabe la administración kirchnerista que menos de un mes atrás sufrió el rechazo de EE.UU. al otorgamiento de dos créditos en el BID.
En la reunión del G-20 de la semana próxima en Cannes, el equipo económico de Amado Boudou tenía previsto hacer un tanteo por la deuda con el Club de París. Fuentes calificadas de la Casa Rosada admitieron a LA NACION que si no se destraba la negociación con ese grupo en lo inmediato, será difícil que la Argentina cuente con acceso a créditos y reciba inversiones en los próximos años. Lo mismo opinan varios embajadores de países centrales en Buenos Aires que ven impedimentos de empresas de sus países a la hora de desembolsar fondos en la Argentina.
Las urgencias de Obama para pedir una reunión bilateral con Cristina Kirchner son otras. Están un tanto más lejos de la economía y más cerca de la política externa.
Desde el año último que Washington viene alertando a la diplomacia argentina sobre la presencia de grupos iraníes con "fines no pacíficos" en América latina y en la Argentina en particular. El mayor llamado de esta advertencia se hizo público cuando el Departamento de Justicia de EE.UU. denunció hace 15 días un plan de ataque terrorista iraní que tenía como blanco al embajador de Arabia Saudita en Washington y que ese ataque supuestamente también alcanzaba a las embajadas de Israel y de Arabia en Buenos Aires.
Además, la administración de Obama vio con preocupación el gesto de Cristina Kirchner en la asamblea de la ONU, donde la Presidenta aceptó la apertura del diálogo con Irán para esclarecer el atentado a la AMIA. Fuentes diplomáticas calificadas aseguraron a LA NACION que ese diálogo aún no se dio, pero que "hay terreno fértil para que exista".
No fue casual que el titular de la oficina de América latina en la Casa Blanca, Dan Restrepo, recibiera ayer al fiscal de la causa AMIA, Alberto Nisman, y a la vez, tramitara con la Cancillería argentina una reunión bilateral entre Obama y Cristina Kirchner. Irán y Chávez se mezclan en la lucha de EE.UU. contra el terrorismo y la presidenta argentina se convierte, así, en una interlocutora de peso para Obama en la región.
Luego de un año de una gélida relación bilateral, las necesidades han pesado más que los conflictos...
aguas con el abrazo del negro domesticado no vaya a ser que les mande un monton de armas de regalo con sus agentes de la atf, cia, fbi, como lo han hecho aca en mexico estos gringos hijos del averno.
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