La CIA y el MI6 colaboraron con Khadafy, igual que Berlín; Blair ayudó a un hijo del dictador
Los documentos hallados en Libia sobre los vínculos entre los gobiernos occidentales y el régimen de Muammar Khadafy salpican no sólo a la CIA y a los servicios secretos de Gran Bretaña, sino también al espionaje alemán, al propio ex premier británico Tony Blair y a China, según revelaron ayer varios diarios del mundo.
Los documentos fueron hallados por los investigadores de la ONG Human Rights Watch y por periodistas tanto en instalaciones de los servicios secretos de Khadafy como en la abandonada embajada británica en Trípoli, después de que los rebeldes tomaron la capital libia.
Según The New York Times, la CIA envió a varios sospechosos de terrorismo a Libia para ser interrogados, mientras que el MI6 (los servicios secretos británicos en el exterior) chequeó números de teléfono de disidentes libios a solicitud de Trípoli.
Las relaciones del clan Khadafy en Occidente habrían llegado también a las puertas de Downing Street. Según el dominical británico The Sunday Times, Blair ayudó en su doctorado a Saif al-Islam, uno de los hijos del dictador. Entre los documentos hallados en Trípoli, hay una carta de Blair a Saif que data de 2007 y en la que le muestra su disposición a ayudarlo a escribir su doctorado. Saif, que aspiraba a suceder a su padre en el poder, estudió en la prestigiosa London School of Economics. La misiva de Blair se dirige al "ingeniero Saif", al que le transmite algunas sugerencias para ayudarlo en sus estudios. El ex premier laborista lideró los esfuerzos internacionales desde 2004 para devolver a Khadafy a la escena internacional tras años de aislamiento.
El diario Daily Mail afirma también haber visto documentos que demostrarían que Libia sometió a Gran Bretaña a una enorme presión para lograr la liberación de Abdel Bassin al-Megrahi, el único condenado por los atentados de Lockerbie contra un avión de pasajeros norteamericano que dejó 270 muertos en 1988. Al-Megrahi fue indultado hace dos años por motivos de salud. Según los documentos hallados, el régimen libio amenazó a Londres "con terribles consecuencias" para las relaciones bilaterales si no se procedía a la extradición del terrorista.
Además, la prensa británica vinculó con el régimen del rais a los servicios de inteligencia británicos, que habrían acordado en 2003 el intercambio de información sobre medio centenar de libios residentes en Gran Bretaña y que, según Trípoli, suponían una amenaza para el régimen de Khadafy. Tras conocerse estas revelaciones, el canciller británico, William Hague, dijo ayer a la cadena Sky News: "No tengo conocimiento de lo que pasaba entonces [?] Además, nosotros [el gobierno británico] no hacemos comentarios sobre aspectos de inteligencia", subrayó Hague.
The New York Times también consignó ayer que empresas de armamento chinas, ligadas al Estado, habían negociado con Trípoli en julio pasado la venta de lanzamisiles, cohetes y municiones por 200 millones de dólares, en una abierta violación del embargo impuesto por la ONU. Los documentos fueron hallados por el periodista Graeme Smith, de The Globe and Mail, de Canadá.
Alemania es otra de las potencias que se vieron salpicadas por el escándalo de los papeles secretos de Trípoli. Según el Bild, Berlín recibió información del régimen libio relacionada con la estrategia antiterrorista. "Se trataba de informaciones vinculadas con la lucha antiterrorista que podían interesar a la seguridad de Alemania", declaró al diario Bernd Schmidbauer, responsable de la coordinación de los servicios secretos en la cancillería alemana entre 1991 y 1998. "Los servicios secretos libios tenían acceso a fuentes a las que los servicios alemanes no tenían; gracias a sus informaciones pudimos defendernos contra las amenazas terroristas", dijo Schmidbauer, aunque precisó que Alemania no cooperó estrechamente con el régimen libio. "Nunca cruzamos esa línea", agregó. El gobierno de Angela Merkel no quiso pronunciarse sobre esa cooperación con el régimen de Khadafy.
Sobre la relación de la CIA con Khadafy, un vocero de la agencia de inteligencia norteamericana no quiso confirmar los vínculos, pero precisó que no debe sorprender que los servicios secretos de Estados Unidos intenten cooperar con gobiernos extranjeros en su lucha contra el terrorismo internacional. Según The Wall Street Journal, los lazos con Libia crecieron durante el segundo mandato de George W. Bush (2005-2009), cuando varios sospechosos de terrorismo fueron enviados a Libia, donde se permitía la tortura durante los interrogatorios.
Fuentes: Agencias AFP, DPA y EFE
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