Por Antonio Rossi - Diario Clarín
Tras los últimos aumentos salariales que obtuvieron los gremios del transporte público de pasajeros, los subsidios a los colectivos, trenes y subtes treparon a un nivel récord y van camino a superar los $ 12.000 millones anuales.
Más allá de lo impactante que es el monto que saldrá del Tesoro para mantener los boletos congelados -casi $ 33 millones por día- y de lo ilógico que resultan los cuadros tarifarios del transporte en la región metropolitana -que van de $ 1,10 a $ 1,25-; hay un faceta inesperada de los subsidios que pone los pelos de punta a los empresarios del sector y muestra el manejo abusivo de las compensaciones económicas que ha venido realizando la administración kirchnerista.
El nivel de dependencia de los subsidios que tiene las empresas de transporte las pone a tiro de una medida que si bien puede sonar descabellada, no está muy alejada de la realidad. Con una suba en los subsidios de “sólo” $ 3.600 millones anuales, el Gobierno podría cubrir la totalidad de los ingresos de las transportistas y eliminar el cobro de los boletos en colectivos, trenes y subtes.
A la luz de los últimos movimientos financieros y presupuestarios que efectuó el ministerio de Economía, la suma requerida para implementar lo que sería el programa “Viaje gratis para todos” no se presenta tan problemática. Hace apenas una semana, el Gobierno se quedó con unos $ 3.000 millones del Banco Nación para financiar diversos gastos presupuestarios. Y en lo que va de año, el Ejecutivo ya lleva tomados más de $ 23.000 de distintos organismos estatales para atender el gasto público que exhibe un crecimiento anual superior al 35%.
El último ajuste en los subsidios que concedieron los funcionarios nacionales para cubrir los incrementos de sueldos volvió a acrecentar el protagonismo económico que el Estado ha pasado a tener en la vida diaria de las empresas de transporte. En promedio, el 70% de los ingresos mensuales de las líneas urbanas de colectivos y las concesionarias ferroviarias proviene de los subsidios tarifarios que desembolsa el Gobierno.
Y apenas el 30% de los fondos que van mensualmente a las cajas de las compañías de transporte se origina en la venta de boletos.
Actualmente, las líneas de autotransporte que operan en la región metropolitana reciben, en promedio, un subsidio por tarifas y combustible de $ 37.500 mensuales por cada vehículo en servicio. A su vez, cada colectivo le arrima a las empresas un ingreso promedio de $ 16.100 mensuales por el expendio de boletos.
Como el componente salarial representa entre el 40 y 50% de los gastos, hoy por hoy ninguna empresa de ómnibus ni ferroviaria está en condiciones de poder pagar los sueldos con lo que obtienen por el cobro de pasajes. En el caso de las operadoras de los trenes metropolitanos, la recaudación que aportan los boletos alcanza sólo para pagar entre el 15% y 20% de los salarios de sus trabajadores.
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